–Niño, yo quiero eso que está comiendo ése –le dije a mi novio, que miró el plato de tallarines con escepticismo. Estábamos buscando dónde comer. Y yo ya había elegido el sitio. Así hubiera estado El Bulli en la calle contigua con platos a diez euros, yo necesitaba comer en el despacho. –Anda, mujer, ahí no… Eso es un chino –para mi novio, chino, japonés, filipino y coreano es lo mismo. Es decir, la comida que procede de donde las personas tienen los ojos pequeños y rasgados. Como siempre, gané yo, y acabamos sentados ahí. Con la carta por delante. Pregunté a un camarero para que nos recomendara algo. Lo poco que recuerdo es que me afirmó que era una mezcla de comida tradicional oriental y la peruana. Cada una por su lado, creo –tampoco es que yo esté muy puesta en exquisiteces culinarias-. Recomiendo el Ceviche de pulpo, que es de lo único que me acuerdo porque me prometí que la próxima vez que fuese, iba a volverlo a pedir. Y, cómo no, los tallarines, que quedaron relevados a un segundo plano de importancia en mi memoria selectiva en cuanto engullí el Ceviche. A mi novio, que es africano, también le gustó.
IÑIGO j.
Tu valoración: 1 Sevilla
Atraídos por la idea de que los creadores de mi admirada Pura Tasca iban a ayudar en el lanzamiento de un bar en la calle donde he pasado mi infancia y adolescencia, Felipe II, no tardé mucho en convencer a alguien para ir a probar. Era viernes y el local estaba lleno. Al no haber mesa fuera nos pusimos en la barra en la que puedes ver como trabajan los cocineros. Pues bien, estuvimos como cerca de media hora, y en ese tiempo ni se dignaron a preguntarnos si queríamos una cerveza al menos… y me cabreé sobremanera. Es una señal de un servicio en condiciones, tenerte entretenido con la bebida mientras ‘pueden tomarte nota. Cogimos las cosas y nos fuimos. No volveré a ir. Casualmente mi amigo Alfonso, me dijo que el servicio había sido pésimo, no me dijo nada sobre la comida. No será casualidad que en el blog de Pura Tasca se afanan en dejar claro que sólo han participado en el lanzamiento del negocio. Y es que se nota cuando las cosas están hechas con amor, y cuando son para utilizar una etiqueta de moda y ganar dinero
Laura S.
Tu valoración: 4 Sevilla
Un día Alberto vino como loco. Había estado con unos amigos por el Porvenir comiendo, en un restaurante donde había probado el steak tartare. Se habían puesto gordos por veinte euros por persona, «veinte euros, ¿barato?», «bueno, nos pedimos varias botellas de vino. Hay que volver». Era agosto, entre semana y estábamos en Sevilla. Sin nada mejor que hacer vimos la ocasión ideal para volver y conocer el bar que tanto le había gustado. Llamamos a unos amigos que se sumaron rápidamente a descubrir un restaurante. Ambos son bastante sibaritas. Serían el termómetro de aquel lugar. El restaurante se llamaba El Despacho. Dimos rienda suelta a nuestro apetito y a nuestra sed y pedimos el famoso steak tartare, sashimi, queso, y cayeron varias botellas de vino. La carta era como si metieras en una coctelera comida japonesa, con comida tradicional y sabores modernos sin nacionalidad específica, todo ello aliñado con un Ribera del Duero. Un mezcla que resultó ser un acierto que siempre recomiendo.