Sonia

Pues con motivo de una boda, tuve que ponerme las pilas porque tenía mi corbata (si, sólo tengo una y es la única que me gusta, para las veces que me pongo traje…) pues eso, que la tenía un poco manchada de algunas gotas de refresco, si fuera mío, de alcohol, si es de otros.
Busque una tintorería por la zona y me encontré ésta que tenía web y todo. Llamé por teléfono y aunque los precios estaban en la web pregunté y me parecieron buenos.
Me pasé por la tienda y me atendió una chica muy amable, me dijo que estaría para antes de la boda y así fue, llame para confirmar y pasé a recogerla, otra vez muy amable y la corbata en perfectas condiciones.
Definitivamente por cercanía y por trato, será la tintorería de la que tiraré para esos temas de trajes y demás, aunque con lo que yo me pongo traje… no van a ganar mucho dinero conmigo.

Yo no soy mucho de usar chaquetas, trajes y ese tipo de vestimentas que se suelen llevar a las tintorerías, pero en mi casa si, así que he ido miles de veces a llevar y recoger los abrigos que se manchaban y por ser delicados había que llevar a lavar.
Su servicio siempre ha sido muy profesional, lo dejan limpito y en un espacio de tiempo razonable. En mi casa confiamos en ellos.
Como curiosidad, el otro día pasé por allí, y al ver los carteles advirtiendo de que sólo abrían de ocho a tres, pensé, que bien les debe ir para tener este buen horario. Mas tarde me dijo mi padre que la comunidad del bloque que ocupan les habían obligado a limitar sus horas de apertura, pues echan gases y olores de sus productos a las viviendas que tienen encima.

Esta tintorería del barrio de Felipe II es la preferida de mi tía, que vive allí. Y si ella la recomienda, ya os digo yo que es buena. El caso es que tengo un abrigo de ante que compré de segunda mano, es muy bonito pero tenía unas manchas en la parte del paño trasero que lo deslucía bastante. Probé en dos tintorerías de mi barrio y en ambas me dijeron que no podían solucionarlo, que es un tejido muy delicado y no sabían como tratarlo. Y que no querían arriesgarse a tratarlo de una forma que pudieran dañarlo.
Total, que con las ganas que tenía de estrenar mi abrigo, me sabía mal no encontrar la solución, me resigné y empecé a ponérmelo. Un día en casa de mi tía lo vio y me ofreció la solución, Tintorería Sonia, en los jardincitos de los bloques de enfrente ¡Lo solucionaron! Y además no fue caro. Se nota que tienen años de experiencia, son muy amables y trabajan con eficacia casi toda clase de tejidos.

Después de feria las tintorerías en Sevilla hacen su agosto pero en mayo. Todos los trajes de chaqueta y los vestidos de flamencas pasan de El Real a la tintorería más cercana. Mi hermana no era una excepción y sus vestidos tampoco. Ella tenía el coche en el taller y me tocó acompañarla tanto en llevarlos como en recogerlos.
El albero ensucia todos los volantes posibles y lavarlos en agua puede cargarse los encajes y los colores, algunos son muy sufridos.
Como se suele decir, estaban comidos de mierda. Tenían trabajo por hacer. Lo llevamos una mañana. Al entrar nos encontramos un mostrador con muchos papeles. Detrás, cerca de cincuenta trajes flamencos y uno de novia –más hortera no podía ser, todo hay que decirlo-​. Después del consejo de qué le podía ir mejor, se decidió por lavarlo en seco.
En una semana estaba listo. Nos comentó la señora encargada. Se ve que esas fechas retrasan las entregas, es normal. Total hasta dentro de un año no se vuelven a utilizar. No había prisa. Dejamos correr finalmente catorce día y volvimos. Enfundado en plástico nos lo entregaron y el olor era de nuevo. Me encanta ese olor de planchado industrial. No recuerdo el precio que nos llevó, pero sí recuerdo que mi hermana se esperaba mucho más.