Tintorería Olimpia

Estas pasadas vacaciones de verano, a mi amigo Javi por fin le dieron su casa adosada. A Javi lo aprecio mucho, y me ha ayudado tanto que por supuesto le ofrecí mi ayuda para cualquier cosa que necesitara con la casa. Un día me pidio consejo sobre el toldo que quería poner en el porche y me preguntó si lo podía acompañar a varios sitios para comparar y elegir.
Nos fuimos hasta la zona de Nervión para visitar varias casas de toldos y me llamó mucho la atención que uno de los sitios que visitamos era más bien una tintorería, la tintorería Olimpia. Le habían recomendado este sitio así que aunque el negocio era claramente una tintorería entramos a informarnos. Efectivamente la chica nos dijo que sí, que fabricaban y montaban todo tipo de toldos.
Mientras atendían a Javi, me entretuve viendo un cartel con diferentes servicios de lavandería y sus tarifas y vi que decían que eran especialistas en ante y cuero. Se me ocurrio que podía llevar mi abrigo largo de ante, de modo que pregunté y me parecio bastante económico y pensé que merecíà la pena. Por 15 euros me lo dejaron como nuevo.

Reconozco que la primera vez que entré en esta tintorería fue por pura curiosidad. Después de años de pasar por la puerta intentando adivinar cómo sería por dentro tenía que hacerlo. Aunque no tiene servicio autolavado, que yo sepa, si que me recuerda a las lavanderías americanas. No sé, igual es la disposición o algo así pero es la única tintorería con la que me pasa. La verdad es que el primer encargo que les hice no fue fácil. Mi perro pequeño ha pasado una racha con incontinencia urinaria. Vale, en realidad es que con eso de que es un perrillo abandonado y los ojitos con los que nos mira lo hemos tenido demasiado consentido y nos cuesta trabajo reñirle. Así que la colcha de verano de la cama sufrió las consecuencias.
Como ya me pilló empezando a refrescar quería lavarla cuanto antes, no fuera a cogerme el toro cambiando la ropa de temporada. Así que era la ocasión perfecta para cruzar el umbral de Olimpia. Entré como el que entra a un decorado de Hollywood, vale soy muy peliculera pero es de las primeras cosas que haré si un día voy a EEUU, entrar a una lavandería. El caso es que esperaba que me dijeran aquello de «este tipo de manchas no salen nunca del todo» «no te prometemos nada». Pero no, no hubo excusas. Simplemente una fecha de recogida aproximada, pagué por adelantado y me despedí.
En la fecha señalada fui a recoger mi colcha esperando que me dijeran que no habían podido sacar todas las manchas. Entro resignada y cuando la chica sin decirme nada me entrega la enorme bolsa que es ahora mi colcha le pregunto «no habrán salido todas las manchas, ¿no?». La chica me mira como pensando que a qué viene eso y me responde «si, ha quedado perfecta». Ahí empezó a caerme mal la tienda porque no me gusta que me vendan motos, no lo soporto. Pero, oye, para mi sorpresa cuando llegué a casa y la extendí la colcha estaba más limpia que el día que la compramos. No había perdido nada de color, no había cercos… Sencillamente perfecta. ¿Suerte? ¿casualidad? no lo sé pero me quitaron hasta un resto de mancha que tenía de cuando mi perro mayor era cachorro y también tuvo un descuido.