La Huerta 9

A pesar de que algún plato era excesivamente caro (cazuela de patatas con salsas) tengo que decir que el lugar me gustó mucho para ser la primera vez que iba. Está en plena plaza de los terceros y nos atendieron siempre muy bien. Fuimos un grupo de unas 14 personas para un cumpleaños y no tuvieron problema alguno en que lleváramos una tarta para los cumpleañeros. El servicio fue muy amable y atento en todo momento y estuvimos muy a gusto siempre. Repetiría.

Comida recalentada, tapas infimas e insignificantes, con falta de sabor, y muy caras; en especial el pollo tandori: seco, sin sabor y recalentado en el microndas. Algo que tiene bueno es la vajilla que son ideales para tu cocina… El salmorejo era de broma, nos lo hemos tomado con cuchara de postre. Vamos un dineral y todo una broma.

Un sitio encantador que se encuentra en su salsa. Decorado fresco y original así como la presentación de sus platos. La comida (tapas) riquísima y llena de sabor, haciendo gala, eso sí, de un cantidad vs calidad en el que gana el segundo (para gozo de algunos y pesar para otros). El tiempo que tardan en servir es corto, lo cual siempre se agradece. El precio, muy asequible en relación al tamaño de las tapas (con cinco euros más o menos, incluyendo bebida, puedes acabar bastante satisfecho). Lo ideal: ir en grupo para poder degustar todo lo posible. No tiene desperdicio.
Un detalle muy bueno, es que el sitio tiene una amplia sección de comida hecha a base de verduras y hortalizas y hace el sitio perfecto para que aquellos vegetarianos que lo deseen puedan disfrutar a gusto (y los que no, como yo, también).
Si hay que ponerle alguna pega al sitio es que es un tanto pequeño (en el interior apenas hay dos mesas) y que te cobran un euro por el servicio (que te lo camuflan con pan y picos y con un camarero bastante apañado y majo, así que se amortiza). Eso sí, tiene justo justo al lado una zona aparcabicis que es ideal para aquellos que queráis pasar una agradable velada con la certeza de que vuestro medio de transporte no ha decidido darse un paseo por el charco de la pava o el cash converter más cercano, en especial si como yo vuestro candado made in China dista mucho de ser fiable.
En definitiva, el sitio está genial. Vosotros llevad algo de dinero, buena compañía, un paladar dispuesto a degustar antes que tragar y os aseguro la velada perfecta.

El extraño caso de las tapas menguantes…
Pues si, aunque resulte raro las tapas en este bar han reducido su tamaño, eso si siguen al mismo precio.
La crisis a veces tiene estas cosas, no queremos subir el precio (porque además comparten plaza con 2 bares más y otros dos muy próximos) así que la solución es reducir la cantidad.
Este era uno de mis sitios favoritos, las tapas buenas y estupendas de precio. Pero ya no es así. La hamburguesa de gamba y choco ha reducido tanto su tamaño que casi es inapreciable su sabor porque queda sepultado entre una montaña de pan y una salsa testimonial. Lo mismo ha sucedido con el pastel ricotta, ahora en versión extra plano.
Lo que si estaba muy bien era el queso de cabra con mermelada de pimientos rojos, en su tamaño habitual.
Y de precio bien, 9 tapas y 12 cervezas 50 € (10 € por persona).

Un descubrimiento muy interesante.
Mientras paseabamos buscando algún sitio para comer sin ninguna pretensión encontramos este, a primera vista un sitio normal, muy sencillito… pero ya nada más entrar nos hacen pasar a un saloncito interior por un pasillo estrecho por el que había que agacharse para entrar, muy curioso! Y una vez dentro el ambiente la verdad es que es muy agradable.
Una vez acomodados empezamos a pedir, estamos en sevilla de turismo, por supuesto toca tapear! Pero las tapas son ligeramente diferentes a las que sueles encontrar por ahí… por supuesto puedes encontrar las tipicas bravas y tapas tradicionales, pero además llama la atención leer cosas como «pollo al curry con cous cous», «musaca» y otras cosas diferentes.
La calidad de la comida muy bien, raciones correctas (ni muy grandes ni pequeñas) y un precio más que razonable. Muy buen sitio si pasas por la zona y te apetece una cena de tapeo agradable.

Nuevo descubrimiento para este verano. Tiene un saloncito interior muy íntimo y fresquito. La carta es muy variada, sobre todo porque hay bastantes platos para vegetarianos (recomiendo la quiche de puerro y las croquetas de pesto!!). De precio está bien, aunque poco abundantes las tapas. El sitio lo merece! :)

La terraza de La Huerta es una gozada, con mesitas y sillas verdes y al solecito sevillano. Y la comida no desmerece para nada, yo probe las croquetas de pesto (simplemente fantásticas mmmmm) y las arepas. De estas últimas tienen de queso, setas, carne y alguna otra cosa más, y realmente muy jugosas y ricas.
Además, la parte buena de este restaurante es que tienen un montón de opciones vegetarianas sin ser la simple ensaladita con la que quedar bien.

En mi blog he hecho un post sobre La Huerta Mediterránea. Lo conozco desde hace años por lo que mis favoritos los tengo muy claros. Espero que os guste

¡Reconozco que soy muy fan de este lugar! Lo primero el lugar: situado en plena plaza de los terceros en el centro y con una terraza agradable cuando llega el buen tiempo. Aparentemente el bar no tiene nada fuera de lo normal, un primer «salón» (si se le puede llamar así, muy pequeñito con dos mesitas y eso sí, ¡la cueva! Un lugar en el que los más altos se tienen que agachar para poder entrar y acceder al segundo salón, algo más grande y donde suelen tener exposiciones de pintura o fotografía.
Pero con lo que me quedo sin duda es con la comida. Platos más normalitos y otros más elaborados u originales pero todos ellos, ¡riquísimos! Recomiendo el pollo a la soja (acompañado de setas), la tabla de verduras (que para mi es un clásico pedirla cuando voy) o el solomillo a los tres quesos… Para los más valientes: croquetas de sobrasada o de coliflor (yo recomiendo que no me atreví aún con ellas).
Por cierto, ¡patatas irregulares y caseras! De las que se agradecen ;)
En mi opinión, ¡hay que probarlo! Y de precio no está nada mal, se almuerza o cena bien por menos de 10 euros. Bön apètit!

Puntos a favor: variedad de la carta, precio y agradable terraza en la plaza de los Terceros.
Puntos en contra: la calidad de los productos no es para tirar cohetes y, sobre todo, el servicio, que es de lo más desesperante que te puedes encontrar en Sevilla por su lentitud

No es que el sitio sea lo más, pero el lugar en el que está colocado se merece un 10. La plaza de Los Terceros tiene un encanto especial: millones de besas de bares distintos mezcladas que te hacen sentir como si estuvieras en una plaza de un pueblo en plenas fiestas.
Lo suyo es ir a las sillas azules, a las de La Huerta Mediterránea. Es el bar con mejores precios y que si conoces, eres capaz de por muy poco dinero tomar buenas tapas. La mousaka y el flamenquín están bastante bien, y las berenjenas con miel otra delicia. El pollo al curry con couscous también está genial, aunque la tapa sea un poco pequeñita.
Para los vegetarianos, tengo buenas noticias, porque ofrecen una buena carta «verde», nada sosa, que apetece a todo el mundo, hasta a los más carnívoros.
Aunque en verano sea una delicia sentarte al sol o a la luz de la luna calentita que hay en Sevilla, en invierno, si tienes suerte y coges sitio, es genial poder disfrutar de un buen tapeo en el salón, recogidito y bastante cuco.

En verano o en invierno, este sitio tiene un encanto muy especial.
Para verano, porque cuando llega el calor y con el calor las noches de cielos despejados y estrellas sobre nuestras cabezas, la terraza que montan en la Plaza de los Terceros es un espacio abierto delicioso por donde el tiempo pasa, pero mucho más despacio.
Para el invierno, porque cuando la lluvia amenaza, y aunque no aparezca, sí lo haga el frío húmedo que te encoge los huesos y los pies, nos encontramos con una sala en el interior del bar en la que sentarte con uno o con seis amigos. Me gusta especialmente, uno de los rincones del salón, en el que hay una mesa de comedor como si hubieran sacado de algún comedor particular. Te sientes como en casa.
La carta es amplia, y tienen platos vegetarianos. Si pasas por aquí, ya sea por la terraza o por el salón, no te vayas sin probar la mousaka.
¡Ah!, otra cosa, en verano, en la terraza, con el despiste y las prisas por coger mesa en la placita, ten cuidado y no te confundas de bar. Nos pasó una vez, que nos sentamos en una mesa pensando que correspondían al servicio de La Huerta Mediterránea, y correspondían a otro bar.

¡Al de las sillas azules!
Esas noches después de clase que nos dábamos el caprichito y quizás otro más tarde en el Perro Andaluz.
Para el verano la terraza en la Plaza de los Terceros, que más que una plaza parece una familia de veladores formando una plaza.
Para el frío, la sala interior muy acogedora, a la que se accede por un pequeño túnel, tipo casa de Blancanives.
¡En esta huerta hay unas hamburguesas de choco rebuenas!
Las paredes azul añil y sus macetas en el balcón me llevan al Mediterráneo de pueblos como Altea o Xavea, y de ahí a sus atardeceres.

Este sitio es clave para disfrutar de un variado número de tapas diferentes, de tipo internacional. A buen precio y suele haber ambientazo por las mesas de las terrazas de los varios bares que rodean la plaza, mesas que se mezclan creando un vital bullicio que algún vecino definiría de otra manera.
Destaco el hecho de visitar esta plaza porque es el elemento que le da realmente sentido al bar, Al estar en una zona de bares muy céntrica y concurrida puede aparentar, sobretodo los fines de semana, ser un paraíso guiri, de todas formas se suceden una serie de personajes muy curiosos que van y viene y que dan pie a interpretaciones libres como por ejemplo: a donde irán, a que se dedican, como serán sus casas…
Existe en este entorno un ejemplo de pedigüeño autoctono que hace disfrutar al respetable al toque de una caja de fruta acompañándola de su personal voz al cante, el resultado obtenido lo componen unos sonidos cuanto menos interesantes, cuando concluye la interpretación se acerca a las mesas defendiendo la consigna:

«-Si me daïs algo, ya no canto más».