Parque de los Príncipes

Muy bueno el menudo del quiosco, el parque tranquilo y sobre todo muy soleadito. No aconsejo en Feria!

Este parque se inauguró en 1973, pero si ves fotos de los 70 o los 80 no tiene nada que ver con lo que es ahora. El principal cambió vino con la Expo del 92, se instalaron muchas cosas nuevas, como la glorieta de Viena que sirve como parque infantil, y se ha venido cuidando más la flora y fauna del parque. No obstante, ya empiezan a notarse los años y la insuficiencia de presupuesto, hay pequeños detalles que si te fijas ves que pueden mejorarse. Aún así el parque está en buen estado comparado con los habituales parques de barrio.
Porque hay que diferenciar entre parque de ciudad y parque de barrio, en mi opinión. El parque de ciudad es mucho más extenso, tiene mayor inversión de la ciudad en él, mucha más variedad tanto arquitectónica como natural, y todo esto hace que en general sean más bonitos. Los parques de barrio son más pequeños, simples y sencillos, la mayoría no destacan por su belleza, ni aportan gran cosa arquitectónicamente ni naturalmente, lo que hacen es cumplir un deber de ser un pulmón estratégico de las diferentes zonas urbanas. En este caso, el Parque de los Príncipes es un parque de barrio, pero no lo parece porque responde mucho mejor a las características de un parque de ciudad.
En mi opinión es uno de los parques más bonitos de Sevilla, con sus enormes estanques con patos, su puente, su campo de fútbol sala ¡con grada!, su variedad de árboles, arbustos y flora, su renovado kiosko-​bar, etc… Creo que es de los parques mejor dibujados de la ciudad. Aparte de esto es un parque que tiene dos labores sociales que son diferenciales al resto de parques de barrio. Una es su gran zona canina bien provisionada con fuentes de agua para perros, muchos bancos para los dueños, dos cancelas de acceso con cierre de seguridad, etc… En la mayoría de parques de barrio la zona canina o no existe o no está delimitada, con eso se dice todo. Y la otra razón diferencial es su actividad de eventos. Se organizan festivales de jazz, carreras populares, etc…
Dicho todo esto, diré los puntos negativos que le veo. Podría estar más limpio sobre todo a primera hora de la mañana que te encuentras las litros de los que han echado la noche allí (y añado, es muy fácil colarse de noche por la cancela que da al aparcamiento de Lipasam). También podrían tener más rapidez a la hora de reparar cosas como fuentes averiadas o letreros rotos. La zona verde obviamente se cuida a diario, pero la que ha sido ya destruida tardan mucho en repararla, si es que lo hacen. En esto último se nota mucho la diferencia de espesor verde entre la zona de los estanques, más apartada, y las zonas delanteras más aledañas al ir y venir de la gente. Y, quizá, lo más imperdonable: que la zona canina esté totalmente asegurada por dentro del parque pero no hacia la calle, de modo que un perro pequeñín puede caber entre las rejas que delimitan el parque. Esto es muy peligroso y creo que no cuesta nada poner una tela metálica en los bajos de las rejas de esa zona.
Termino haciendo hincapié en la diferencia de parque de ciudad y parque de barrio para la recomendación. Los parques de ciudad son los que puede merecer la pena recomendar a un visitante para que les eche el ojo y vaya a ellos expresamente. Los parques de barrio son otra cosa, no les puedes pedir la arquitectura del Maria Luisa o la actividad del Alamillo, eso es imposible, son servicio para el barrio, no para que gente de la otra punta de la ciudad o un turista venga a ellos expresamente salvo en un evento concreto (el festival de jazz). Por eso y todo lo comentado, para mi el Parque de los Príncipes, como parque de barrio para Los Remedios y Triana creo que es un parque 5 estrellas.

El parque de los Príncipes es una de las pocas zonas verdes que tiene Sevilla por la zona de los Remedios.
Yo lo conocí cuando era pequeña y creo que desde entonces, pocas mejoras ha tenido y se ha ido degradando con el tiempo ayudado en parte, por los comportamientos poco civilizados de los visitantes.
El parque cuenta con un área infantil algo descuidada, con un estanque y con un pequeño entramado de paseos y pequeños jardines. Además, también tiene una zona con gradas.
Esta zona creo que es de las que más se ha aprovechado últimamente ya que en ella se han organizado distintos festivales de música, como por ejemplo el de Jazz a finales de verano.
Por lo demás, me parece que es un parque que podría estar mejor cuidado de lo que está y tener mucha más vida y actividades que la que tiene actualmente.

Mi historia con este parque comienza en mi infancia, aun me acuerdo del miedo que me daban los murciélagos pero también de ese lago y sus patos. Después tengo recuerdos de picnics con amigos e incluso parte del corto que rodé en la carrera lo rodamos aquí.
Más recientemente estuve en el festival de blues por lo que ya sabéis que es un parque dónde poder disfrutar de distintas actividades.
Es verdad que no suele estar muy lleno pero para mí eso es un punto a favor y no en contra, siempre se agradece encontrar un remanso de paz dónde poder sentarte tranquila y disfrutar de unos rayos de sol.

#LunesDeReseña
Uno de los jardines más populares de Sevilla, sobre todo para los vecinos de Los Remedios. Hacía años que no venía por aquí y ayer por fin, dando un paseo matutino, me reencontré con este Parque de los Príncipes.
Ahora que estoy haciendo una especie de «recorrido» por los distintos parques de Sevilla, debo decir que éste me dejó algo frío. Quizás depende del día o de la hora, pero no le encontré la vidilla que sí he visto en otros jardines. Sé que las comparaciones son odiosas, pero la verdad es que si no eres de la zona de Los Remedios, pocos motivos puedes encontrar para acercarte por aquí en lugar de pasear, por ejemplo, por el Parque de María Luisa.
En cualquier caso, el de los Príncipes no está mal. Es pequeñito pero tiene su encanto también, una zona para los amantes de los perros, su buena pradera de césped y un lago que, como suele ser en estos casos, será sobre todo del gusto de los críos que quieran darle de comer a los patos. Ah… también hay un campito de fútbol sala con su pequeño graderío, lo que seguro que agradecen, y mucho, los vecinos de la zona que quieran echar un partidito de vez en cuando.
Como decía al principio, eché de menos algo más de «ambiente», lo que no significa que el parque tenga que estar a rebosar. Pero para un domingo a las once y pico de la mañana… bueno, sólo puedo decir que en el citado de María Luisa, o en los del Tamarguillo o Infanta Elena, a esa hora ves a mucha gente de todo tipo dando su paseo, corriendo, yendo en bici… Quizás también influya el que el bar-​cafetería que da a la calle Virgen de la Oliva esté de reformas, porque sin duda está en buen lugar para tomarse un cafelito o un refresco disfrutando de algo de la tranquilidad del parque.

Curiosamente, he venido a este parque más veces en los últimos años por el Festival de Blues que a disfrutar de sus «encantos» porque, desgraciadamente, no tiene muchos. Está ubicado en una zona que vendrá genial a los habitantes de Los Remedios o de la parte más cercana de Triana, pero venir hasta aquí sólo por este parque no es algo que sea muy atractivo para el resto de la ciudad.
Es un parque sencillo, con una pista de fútbol con graderío, una zona con estanque, zona para perros, algún kiosco, columpios y… algo pequeño diría yo. Siempre me ha dado la impresión de estar apartado, carente de atractivos, oscuro e incluso sucio.
Lo mejor que tiene, para mí, es que en los últimos años se ha preparado un buen escenario para el Festival de Blues, que ya lleva dos ediciones, a cada cual con más público. También he venido a correr alguna vez, pero no se va a convertir en uno de mis lugares de entrenamiento habitual.

El Parque de los Príncipes es una de las varias zonas verdes que tiene la ciudad de Sevilla. Dispone de zona para perros, biblioteca, zona de juegos para niños, campo de fútbol de tierra y hasta un laguito con patos (al menos antiguamente lo tenía). La verdad es que llevan un buen mantenimiento del parque a lo largo del año y últimamente organizan algún que otro evento musical en su interior.
Recuerdo ir de pequeña a jugar y dar de comer a las palomas, e incluso ir a pasar el día y comer unos bocatas con los amigos. Tampoco es raro ver a la gente haciendo deporte o incluso dando unas vueltas corriendo bien a primera hora del día bien a última :D

Siempre lo he considerado un parque algo extraño, al que no solía ir en mi infancia ni de picnic con los amigos (tambien es cierto que teniendo el parque del Alamillo… para que venir a este) pero su visita me ha sorprendido gratamente.
Este pequeño pulmón de la ciudad se ubica al fondo del barrio de Los Remedios y cerca de Triana, por lo que es un lugar muy agradable para las ciudadanos de esa zona para pasear e ir con los niños. Posee muchas zonas verdes con sombras, fuentes, banquitos y una parte esta dedicada a los perros, por lo que puedes llevar tu mascota y jugar con ella sin inconveniente alguno, ahorrandote pisar alguna caca en el césped no dedicado a perros y tumbarte sin problema alguno.
En primavera es muy cómodo atravesar la avenida por este lugar ya que por un lado, te quitas esos comienzos de calor que aprietan y por otro, puedes disfrutar del olor a tierra, a verde, todo esto mientras ves a la entrañable pareja de viejitos paseando tranquilamente.
Dicen que por las noches el ambiente que tienen no es muy fructífero pero por ahora no he tenido inconveniente alguno.

Es un parque de dimensiones considerables, con zona para perros, un par de bares o cafeterías, zona para niños e incluso sala de estudio.
La pena. que no esté muy bien cuidado que digamos. el estanque da pena. y ya no recuerdo si sigue habiendo patos (cuando yo era pequeña los había) y tampoco venden ya comida para palomas. me encantaba hacerlo de pequeña!

Este parque es al que más fui durante mi infancia y al que he vuelto a ir para llevar a mi sobrina cuando era más pequeña.
Es un parque grande, con bastante espacio para pasear entre muchos árboles. Hay un estanque que en su época estaba lleno de patos. Ahora quedan algunos y unos peces enormes y tortugas que la gente ha ido echando allí.
Tiene una zona de juegos para niños y otra para niños más pequeños. También cuenta con unas gradas y una pista, donde se organizan eventos deportios o festivos.
Para terminar tiene un bar en el que se puede tomar una tapa, un café o una copa.
Aunque mi recuerdo es de cinco estrellas, le doy cuatro por eso, porque ahora no está a la altura del recuerdo. Tiene cosas que fallan como el estanque que está peor o los rosales que han desaparecido.

Le tengo muchísimo cariño a este parque. Sólo me trae buenos recuerdos.
El primer año que viví en Sevilla me pillaba muy cerca (igual que ahora) y recuerdo salir a inspeccionar un poco la ciudad y encontrarme con este islote de tranquilidad a solo unos metros del tráfico de la avenida de Blas Infante o López de Gomara.
He venido a este parque a hacer fotos para trabajos de la facultad, para diseños de distintas cosas, para mí misma, etc.
Pero uno de los recuerdos más divertidos que tengo es de hace unos dos años. Para un concurso decidimos hacer un videoclip a última hora. Así que opté por un plano secuencia, así no había que montar. Pero claro, grabar un plano secuencia… tiene su historia.
Pedí permiso y sin problema alguno me lo dieron. Así que allá que me fui, con medio grupo de teatro (es la ventaja que tiene tener grupo de teatro y de música, que de vez en cuando necesitas unir ambas cosas y está todo siempre a mano).
Estuvimos una mañana casi entera con una buena zona del parque confiscada para nosotros. Disfrazados y repartidos por distintos sitios por los que iba pasando la cámara. Desde luego, además de pasárnoslo muy bien nosotros, le dimos cancha a muchos de los que paseaban por allí que se divirtieron también.
Quedó un video, por tanto, muy entretenido y echamos una buena mañana tirados en el parque.

Millones y millones de tardes que he pasado tirada en el césped de este parque.
Recuerdo de pequeña que íbamos la familia a dar un paseo tomando el sol y mi madre nos compraba a mi hermana y a mi garrapiñadas. Qué ricas.
Lo mejor era darle de comer a los patos que flotaban en ese agua verde y subir al monte Guru Guru, que era sólo una montañita de piedra a la que habían puesto una barandilla a modo de mini mirador.
Tiene también un campito de fútbol con sus gradas y todo, para que los chavales del barrio organicen sus derbis.
Jardines preciosos donde relajarte un rato dando de comer a las palomas. Un pulmón verde para la ciudad.
Hace muchos años que no doy de comer a los patos, pero sigo teniendo contacto con ellos. Ahora los protejo de que Sombra, mi perra, no se los coma. A estado a punto de meterse en el agua tras ellos en más de una ocasión. No sé que tiene esta perra con todo lo que vuela. En la playa con las gaviotas, los patos del estanque, las palomas a las que los niños dan de comer y ella espanta haciéndolos llorar… creo que sólo quiere jugar, dudo que les hiciera daño, pero por si las moscas…
Para ahorrarme los disgustos de aves asesinadas por mi pequeña y siniestra Schnauzer, me la llevo a ella y a mi otro ser vivo Rocco, a la zona que tienen reservada en el parque para que estos corran, jueguen y se huelan los culos a gusto. Ahí pueden andar sueltos sin problemas.
He hecho grandes amistades en el parque, en la zona perruna. Cada tarde nos juntabamos las mismas con nuestros niños perros y ya se sabe, un día, otro… hasta que al final nos terminamos contando nuestras penas y haciendo cenas de Navidad.
Si te entra hambre, tienes churrerías a porrillo en los alrededores del parque.

Cualquier excusa es buena para estar dentro. Es un pulmón en toda regla dentro de todo el tráfico de Los Remedios y del entorno de Triana. Los fines de semana, sobre todo el domingo al mediodía, son muchos los que acompañados de sus pequeños eligen su cedped para disfrutar de un almuerzo rápido de picnik y después jugar un poco con la pelota o con unas raquetas.
Más de un día, bocadillo en bandolera, me he dirigido allí para disfrutar de una tarde de relax y un paseo tranquilo posterior en sus más de 100 metros cuadrados. En este espacio se repliegan pequeños lagos, parques de juegos infantiles y decenas de caminos alfaltados que unen todos estos puntos a todo lo largo y a lo ancho.
Cuando aparco por la parada de metro de Blas Infante y me dirijo para República Argentina, suelo optar por atravesar el parque en lugar de bordearlo por el acerado, a pesar de que el recorrido es más largo. Es más relajante y cómodo caminar entre esos bancos y sortear a los que deciden hacer footing. Es como el Central Park neoyorkino, pero más pequeño y en uno de los extremos de la ciudad.