El verano pasado, una amiga siempre llevaba para las tardes de río unas rosquitas que eran una locura. Estaba obligada todos los sábados a comprarlas, sin excepción. Nos decía que eran de una panadería de su barrio en zona sur donde todo lo que vendían era muy rico. Este verano –por cuestiones del corazón– empecé a frecuentar barrio La Tablada y resulta que ando a pocas cuadras de la panadería Analía. Apenas até cabos y me di cuenta que estaba cerca, organicé una visita y sí, mi amiga tenía razón. Las facturas son todas impresionantes y puedo asegurar que probé una por una. Las tortitas de manzana, imperdibles. Hasta las de crema pastelera que no suelo elegir, me parecieron gloriosas. Y ojo con los bizcochos, una maravilla. Las cosas saladas también tienen mucha pinta, le tengo el ojo puesto a las prepizzas, todavía no las probé pero tengo muy buenas recomendaciones. Si tenés que llevar masas secas a algún lado y andás por zona sur, recomiendo una parada en Analía. Son muy ricas, sabrosas y hay gran variedad. Pero eso sí, venden mucho así que recomiendo llegar temprano. Al mediodía ya no se consiguen rosquitas, son demasiado codiciadas. Además es venden algunos productos de granja como yogures, jugos, salsas envasadas, lácteos.