Panadería y confitería 9 de julio

Me invitaron a la casa de unos amigos y tenía que llevar algún postre y recordé las exquisitas cosas que fabrican en ésta panadería que se ubica en calle 9 de Julio al 300, que en varias oportunidades he pasado a comprar facturas que son unas de las más ricas de Rosario con un relleno más que abundante con dulce de leche y crema, una delicia. Ésta panadería es muy completa, tiene heladeras que dan a la calle con unas tortas que tientan a más de un cliente, de varios gustos y tamaños, con chocolate, con crema, con dulce de leche y merengue, etc.
Los precios son accesibles como en todas las panaderías de la zona, pero ninguna la iguala en calidad, ya que se nota que trabajan con materia prima de primera calidad. Siempre tienen a la venta productos frescos ya que si pasas todos los días lo notas que en las heladeras cambian constantemente su mercadería. La fachada del lugar no dice mucho, tiene dos vidrieras en la que figura el nombre del negocio, pero no tiene ningún cartel que llame la atención. Es una panadería con una larga trayectoria en el barrio. Realmente un de las pocas que recomiendo.

Esta es otra de las panaderías de barrio deliciosas que tiene esa ciudad. Todo lo que ofrecen es riquísimo.
Hay veces que ruego que llueva para ir a darme una buena panzada a esta panadería, queda a unos metros de la casa de una amiga. Si llueve el fin de semana ya sabemos que nos vemos ahí y derechito a la 9 de Julio. Tienen de todo: facturas de todos los tipos y colores, alfajores, budines, tortas, pre pizzas, bizcochos de grasa, pan del día, masas secas y también masas húmedas. Es obvio que me estoy olvidando de algo pero eso lo dejo para que los curiosos lo descubran.
La atención es excelente y dulce, engordar es un placer! Jajaa! La verdad si andan por el barrio, llueva o no pasen y compren unos buenos hidratos de carbono! Jaja!

Me pueden las panaderías. Por eso que una amiga viviera a una cuadra de la panadería 9 de Julio y me llevase a comprar las facturas ahí cuando caía a su casa a tomar mates era una de las mejores cosas de esas visitas, además de la compañía, obviamente.
Esta panadería no es muy llamativa y no parece muy grande vista desde afuera, y realmente no lo es, pero tiene montones de cosas en el poco espacio que ocupa. Es una panadería bien de barrio, con el cartel gastado por el tiempo y las paredes deslucidas, mostradores y heladeras viejas; la chica que atiende suele parecer aburrida pero aún así, lo que venden es tan rico que vale ir ahí en lugar de a alguna más linda.
Nosotras siempre comprábamos medialunas saladas, bizcochos (es casi una redundancia, si ya compraste medialunas, ¿para qué los bizcochos? — pues porque son riquísimos), algunas facturas (tortitas negras, vigilantes, alguna con crema pastelera porque la hacen riquísima) o palmeritas, como para variar. Además hacen chipá, que no todas las panaderías tienen, algunas tortas en las heladeras, variedad de masas secas y finas y alfajores que son la perdición, de maicena y chocolate.
Sé que también venden empanadas y tartas y algunos sándwiches preparados por ellos pero nunca fui a comprar ésos así que no puedo opinar sobre ellos. Igual la pinta los vende re bien porque se ven frescos y ricos. Ahora que lo pienso tendría que volver alguno de estos días para probarlos.

Es una panadería de barrio que no tiene un gran cartel ni paredes coloridas, es mas desde lejos no llama la atención pero la vidriera está adornada con unos tentadores postres y diferentes tipos de tortas que te invitan a entrar si pasas por la vereda. Muy peligroso por cierto si estas a dieta, pero quien le puede decir no a una increíble porción de lemon pie bien casera.
Desde que tengo memoria acompañe a mi abuela a esta panadería a comprar de todo porque acá todo es rico. Las empanadas de atún, la tarta de ricota con nueces, las masas secas, las bombas de chocolate, las facturas de hojaldre crema y chocolate, entre tantas delicias más que compartieron y comparten mis desayunos y meriendas.
Para las fiestas de fin de año jamás falta un pan dulce de «La 9 de Julio» en la mesa en mi casa, es tradición familiar diría yo.
Esta igual a como la recuerdo la primera vez que fui, nada cambio. Las tortas en su mismo lugar, las masas finas en su vitrina, las facturas al fondo. Pareciera que el tiempo nunca pasó. Pero mucha gente ha pasado a comprar algún que otro bocadito y ustedes podrían ser los próximos se los recomiendo.

Pasteles, medialunas, chipacitos, facturas y pan directo de la cocina a tu estómago.
Esta panadería que hace años hace su trabajo en barrio Martin, no deja de sorprender con las ricas recetas que lleva adelante.
La atención es regular, el precio es normal pero los productos valen la pena. La masa es verdaderamente rica y muchas veces escasean las medialunas porque gran cantidad de vecinos aprovecha estas virtudes para desayunar o merendar algo que esté bueno.
El local está situado a mitad de cuadra entre las calles alem y ayacucho, no es demasiado grande ni tampoco llamativo, sin embargo desde afuera puede verse en el frente, pegada en el vidrio, una calco con el nombre del local y también todos los pasteles de distintos ingredientes, rellenos y decoraciones, colocados uno al lado del otro.