Una amplia carta y unos batidos sorprendentemente ricos
Maria V.
Tu valoración: 3 Valencia
Sentirse en un salón de te, en el París de los felices años 20 es más que fácil en esta tetería del Carmen. Solo entrar por la puerta la decoración ya nos transporta a otra época, la luz bajita, muebles con solera, cálidas alfombras… todo muy vintage. Realmente el ambiente es muy acogedor, probablemente de lo más cálido y agradable de por la zona. Aparte de esto, esta tetería se caracteriza por su amplia y variada carta en la que destacan sus cócteles pero, sobre todo y ante todo, sus tés. Y éstos hay que destacarlos por su dueña, Carmen, el alma-mater del MataHari ya que es una enciclopedia con patas en lo que a teína se refiere. Si ella tiene ganas, lo que ocurre muchas veces, te empieza a contar curiosidades sobre lo que te has pedido o cualquier cosa que a ella le apetezca. Esto puede resultar agradable y útil si tu tienes ganas de ilustrarte. A mi me resulta un poco cargante a veces, por eso, y por los precios que tiene(sobre 4 € un té!), hace que haya otras opciones mejores donde tomarte un té y dedicarte a las tertulias de salón.
Pablo M.
Tu valoración: 4 Valencia
Es como entrar en otro mundo y otra época… La decoración a lo París de inicios del siglo XX, la cantidad de tipos de té que tienen, de tazas adaptadas a cada té, los coktails… muy, muy evocadores… Pero para mi está claro que este sitio es lo que es gracias a su propietaria, que caracter, que conocimiento… con un cierto dejo de profesora de primaria de esas antiguas… pero también me recuerda un poco a la forma de ser de los parisinos, en fin…
Javier R.
Tu valoración: 4 Valencia
Me parece un lugar sumamente evocador, en una calle cercana al Carrer de Cavallers, que vertebra el barrio de El Carmen. Tienen una infinita variedad de tés, cócteles y, algunas veces, pastas. Con ambientación Belle Époque bastante conseguida, es un rincón inesperado en el nudo de callejuelas del barrio. En el interior: butacas, un diván y acogedoras mesas bajo una luz tenue y pacificadora, muy propicio para la tertulia o tranquilos juegos de mesa. El servicio es increíblemente especializado: Carmen, la propietaria, que atiende la mayoría de las veces, derrocha conocimiento sobre el mundo del té(y sobre tantas otras cosas) y no duda en compartirlo ceremoniosamente(incluso con demasiada insistencia). Muy recomendable para tardes de confidencias con buena música(jazz, normalmente). Sáltatelo si buscas un sitio bullanguero y fácilmente olvidable. Precaución con los precios: la calidad y el protocolo(¡!) ofuscan un poco el bolsillo.