L’Iber, Museo de los soldaditos de plomo

Impresionante.
La verdad es que siempre pasábamos por la puerta y me entraban una ganas locas de entrar, pero por A o por B nunca entrabamos. También es verdad que un poco de miedo a que fuera un «pufo» si teníamos.
Nada mas lejos de la realidad. El patio de entrada ya vale la pena, pero el museo en si es «impresionante». Es enorme, la cantidad de figuras que hay es de admirar. De hecho, se puede aprovechar la visita para dar un pequeño repaso a las historia de la humanidad porque prácticamente se ven reflejadas todas las épocas, desde la edad antigua hasta la segunda guerra mundial, desde un aborigen hasta los cuerpos de seguridad actuales.
Unos con mas acierto que otros, pero están casi todos. Las que mas me gustan, obviamente, son las recreaciones de batallas reales.
Seguro que volveré para disfrutarlas. Y por el precio que tiene… sin dudarlo.

3 € (tarifa reduïda) Tot i que falta senyalització dins, la col·lecció és increïble. En ple carrer de Cavallers, pareu també atenció a l’edifici i a les sales on estan exposades les figuretes, va ser residència dels marquesos de Malferit. És un dels edificis de l’època que millor es conserven; l’aspecte que ara té es deu a una de les reformes més importants, a finals del XIX.
A més, és un bon lloc on anar amb xiquets, que de vegades valoren més estes coses que els adults.
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3 € (tarifa reducida) Aunque falta señalización dentro, la colección es increible. En plena calle Caballeros, no perdáis atención al edificio y a las salas en las que se exponen las figuritas, que fue residencia de los marqueses de Malferit. Es uno de los edificios de la época que mejor se conservan; el aspecto que ahora tiene se debe a una de las reformas más importantes, a finales del XIX.
Además, es un buen sitio para ir con niños, que a veces valoran más estas cosas que los adultos.

Museo fantastico, enorme muy interesante y es flipante el precio! Este museo tiene una enorme variedad de soldaditos de plomo de tooodos los colores y de toda epoca de gran variedad y con exposiciones renovandose cada dos por tres y encima hacen unos eventos ambientadisimos nunca iras dos veces y veras las mismas cosas os recomiendo volver cada tres meses para ver las exposiciones y las interesantisimas conferencias. En definitiva para salir de la rutina y culturizarse no hay mejor sitio.

I should start with a confession: I am not a toy soldier aficinado. But my husband is, and when he heard about this place, he was jumping up and down with excitement. I was bracing myself for intense boredom, but actually, much of what’s in L’iber is quite interesting. True, it’s toy soldiers! But some of the dioramas — like the battle of Waterloo — are quite stunning, and really allow the viewer to inhabit the scene. In fact, I found myself enjoying the dioramas that set a scene much more than the display cases which simply showed the uniforms that Spanish soldiers wore in different eras. Perhaps most unusual was the last gallery where the displays turned more, shall we say, adult. Don’t miss the Roman bath scene, or some of the recreations of ancient myths — suddenly figurines are involved in sexy scenes, and it’s surprising — and interesting — to see how they get put to use outside of military contexts.
A footnote: if you have a toy soldier lover in your family, or even someone who loves miniatures, don’t miss the gift shop– they sell expensive soldiers, but they also sell reasonably priced TinTin and Asterix figurines.

¿Cuál de estos museos no existe?
a) Museo de la Pasta de Dientes de Michigan.
b) Museo de los Soldaditos de Plomo de Valencia.
c) Museo del Retrete de Nuave Delhi.
d) Museo del Botijo en Villena.
Ah, era trampa: todos existen.
¿Y cuál de estas figuritas de plomo no está en la colección valenciana?
a) Tirant Lo Blanch.
b) Juan Carlos I.
c) Van Gogh.
d) Robocop.
Ah, era trampa: están todos.
L’Íber, el Museo de los Soldaditos de Plomo de Valencia, es un universo en miniatura. Desde la prehistoria hasta la modernidad, desde lo bélico hasta lo cotidiano, sus vitrinas recorren todos los ámbitos. Varias recreaciones te dejan con la boca abierta por su detallismo y minuciosidad, como la vasta maqueta de la batalla de Almansa, con 10.000 figuras que parecen puestas ahí por duendecillos.

Un día fui al teatro Talía al estreno de un montaje teatral, llovía a cántaros, así que nos resguardamos en el edifico de enfrente bajo su balcón, debido a que la lluvia venía del norte y colocarse debajo de la balconada del Talía era completamente inútil. Llegamos pronto, una hora antes de la función, yo iba con una rubia preciosa de mirada profunda y vertiginosa.
Una de esas relaciones que te vuelve un poco del revés, y terminas perdiendo la percepción de la realidad… como llovía tanto, nos metimos dentro del patio de ese edificio que hay enfrente del teatro.
Entre risas, abrazos, miradas, deseos… se acercó un hombre y dijo que si queríamos pasar a ver el museo, «¿museo? ¿qué museo?»… Resulta que este edificio acoge desde 1980, el museo de los soldaditos de plomo… Mi amiga y yo le dijimos que íbamos al teatro, pero el hombre insistió y nos dijo que entráramos gratis y que él nos daríà la charla rápida de todo lo expuesto allí.
A mí no me apetecía, me apetecía otra cosa, pero seguía lloviendo, y la humedad se nos metía en el cuerpo, el siguiente argumento que esgrimió el hombre nos convenció del todo, «se está calentito» dijo.
Y es cierto. Lo curioso del lugar es que he vivido dos calles más para allá, he trabajado en diferentes montajes en el Talía, y también en el edificio de al lado, cuando la Pavana estaba en la calle Caballeros, y nunca, nunca, nunca, me había percatado de la presencia de dicho museo.
Curiosamente nos gustó, todos aquellos soldaditos, todo a escala, era como un mundo en miniatura, como una historia, la de España en la palma de tu mano. El hombre-​guía-​gancho resultó ser de lo más elocuente posible, y agradable, e incluso divertido…
No me quedé mucho con toda su explicación, porque él iba delante, mientras mi cita y yo nos cogíamos de la mano, nos mirábamos a los ojos, ardíamos de deseo… aún así, los dos quedamos convencidos de la valía de este pequeño rincón del mundo. Sin lugar a dudas, una de esas curiosidades que valen la pena.

Me considero una persona extremadamente curiosa, a tal grado que siempre voy preguntando por las calles a quien se me pase por enfrente, que sitio me recomienda visitar, o cuáles son aquellos más representativos en una ciudad. Esto me pasó con los lugares tan atractivos que tiene Valencia, y en particular éste que descubrí gracias a un viandante.
Más tarde me enteré que este espacio fue fundando a principios de 1980 por un hombre llamado Álvaro Noguera, quien desde su infancia tuvo una gran afición por coleccionar figuras y, a tal grado llegó su afición, que un día tuvo la brillante idea de crear un espacio que actualmente aloja más de 1 millon de minitaturas, a pequeños soldaditos que nos llevan por la historia de la ciudad y de España en general, y donde viene reseñada a detalle toda la Batalla de Almanza, donde pelearon los ejércitos de Felipe V de Borbón contra el ejército del Archiduque Carlos de Austria. También hay una sala destinada a la Prehistoria que va desde el jurásico hasta el paleolítico, otra sobre la Antigüedad, otra más sobre la Vida Cotidiana y una llamada Colecciones Valencianas donde se pueden observar a personajes de la vida política y militar de la ciudad.
La entrada sólamente cuesta 4 euros y 2,80 euros para jubilados, pardos, estudiantes y jóvenes.

Este museo reúné la mayor colección de figuritas de plomo y la utiliza para exponer la historia de la Comunidad Valenciana y España, siempre relacionandola con historias bélicas.
El museo se encuentra en una casa señorial del S XV, pero aparentemente reformada, en la calle caballeros, en Valencia.
El museo además ofrece talleres, conferencias y dispone de una tienda en la que se pueden adquirir libros o soldaditos de plomo.
La entrada vale 4 euros, pero los grupos grandes y los niños tienen descuento.

Das L’Iber ist ein Zinnsoldatenmuseum in Valencia.
Der Eintritt kostet 4EUR.
Das Hauptaugenmerk liegt auf Zinnsoldaten, die die verschiedenen Soldaten der spanischen Könige repräsentieren. Zusätzlich sind aus fast allen Jahrhunderten und Kulturen vielfältige Dioramen zu sehen und auch viele historische Figuren wie Hitler, Chamberlain und Mussolini sind originalgetreu nachgestellt.
Highlight ist wohl die Nachstellung der Schlacht von Almansa. Mehr als 9000 Miniaturen halten die Geschehnisse fest.
Außerdem gibt es einen Teil der Ausstellung, der sich Comichelden wie Asterix & Obelix oder Gaston widmet.
Mich hat die Detailtiefe und Vielfalt der Figuren beeindruckt. Ich hätte nicht erwartet, dass die Ausstellung so verhältnismäßig groß ist und für mich hat sich der Eintrittspreis auf jeden Fall gelohnt. Ich habe hier etwa 90 Minuten verbracht.
Leider ist das Fotografieren nicht erlaubt.