Bocatín

Estupendo sitio si quieres tomar un vermut con tapa, ya que la camarera que es súper atenta te pregunta como lo quieres, si mas dulce, mas amargo… oye y es de agradecer, porque en mi caso era una virgen del vermut y lo probé por primera vez y me ha hecho amar y entender porque a la gente le gusta tanto el vermut.
He de decir que ahora mi gran amada cerveza tendrá una gran competencia, ya que el vermut está ultramegarico! En mi caso lo pedí dulce y estaba muy bueno, con su aceitunita y todo muy cuidado. Mi chico se lo pidió mas amargo y es curioso, como una misma bebida puede cambiar tanto de sabor, pero vaya yo me quedo con el dulce forever.
Tenían una oferta en la entrada que fue por la que entramos con ligera curiosidad y no nos defraudó, ya que las tapas a elegir eran variadas y todas apetitosas. Pedimos una morcilla con cebolla confitada, chistorra envuelta en huevo frito y cuchara de guacamole con su nacho y panecillo.
La oferta era 2 € por rico vermut y tapa, así que si te gusta el vermut dejate aconsejar porque lo disfrutaras.

Es un sitio genial para tomar vermuts. Tienen una gran variedad y te aconsejan sobre ellos. Para cenar también sirven bocadillos y ensaladas muy completos… Además tienen una oferta de vermú y pincho muy buena.

Éste fue uno de los primeros lugares de Valencia donde encontré mi bienamado vermú casero y, para mi alegría, mi alboroto, y el fin de los días de mi hígado, una oferta a una selección de más de 20 tipos: rojo, blanco, más seco, más dulce, –como dice la camarera– «cañerete», catalán… ¡El paraíso del vermú!
Es un espacio bastante pequeñito. Más allá de la barra que se ve a través sus portones abiertos de par en par, hay apenas seis mesas, muchas veces ya reservadas. Porque aquí no son sólo especialistas en la bebida del James Bond de Reus, sino que el señor cocinero es todo un artista, y su parroquia lo sabe. La primera vez, entramos llamadas por su oferta de caña o vermú + tapa por 2 €. Ya sólo estos pinchitos están riquísimos: morcilla con cebolla, champiñón con bacon, guacamole, queso de cabra con mermelada de tomate… Sí, cosas que ahora puedes encontrar en muchos sitios, pero ellos lo hacen con más mimo, más barato, y recién calentito. Me encanta el detalle de que no estén sobre el pan hasta que lo pides, así no se queda blandurrio.
Además de los montaditos que incluye la ofertita, la comida aquí es suprema. Puedes guiar tus pasos en dos vertientes: bocatera o casadelaabuela. Ambas he probado y ambas recomiendo, hay días y días. En cuanto a bocadillos, hay dos tamaños: bocata y bocatín. La variedad es bastante amplia y, aunque no son especialmente baratos, bien merecen la pena. Hasta el pan está riquísimo, y una vez probé una mezcla de pollo con mostaza que me volvió loca.
Si lo que quieres es probar más cosas, lo ideal es pedir bocatín –un poco más pequeñito que el bocata, pero igual de rico– y varias tapas al centro. Destaco esas patatas a las dos salsas (pesto rojo y ajoaceite con pimentón). También un día probamos unas albóndigas caseras que casi nos hacen desmayarnos en el acto, ¡qué sabor! ¡abuela, te quiero!

Este es uno de esos sitios que descubres mientras estás dando un paseo, te atreves a entrar y te alegras de haberlo hecho.
Es el sitio perfecto para hacerse un vermut después de estar dando vueltas por la zona del Carmen (instaurar el vermut de los domingos como modo de vida es ganar en calidad de vida). Además, puedes elegir entre dulce y más amargo y siempre acompañado con aceitunita y palito chachi (a veces soy muy fácil de ganar).
La chica que nos atendió fue muy maja y cada refrigerio va acompañado de su correspondiente tapa, mejor dicho tapaza. La susodicha estaba tan rica, el lugar era tan acogedor y la señora tan maja que nos decidimos a pedir algo para picar y salir de allí ya con la comida hecha. Acertamos. Recomiendo las albóndigas, la salsa estaba tan rica que tuvimos que pedirle a la señora maja más pan.
El sitio es pequeñito pero acogedor, familiar, ya que la cocina la lleva un señor muy majo que debía de ser el marido de la señora maja y los precios, para la zona en la que está ubicado no son exagerados.

Riquísimos bocadillos con ingredientes excelentemente combinados. La tarta de queso del Bocatín está en el Top 5 de las mejores tartas de queso de la provincia de Valencia y siempre que voy reservo mi porción antes de la cena por si se termina: P

Quizá por ser Fallas, o quizá porque haya subido el IPC de manera desmedida, el caso es que anoche comprobé que este bar de toda la vida ha subido sus precios. Aún así son contenidos.
Otro apunte: lo han reformado y hay más luz, lo cual es bueno… pero también le resta ese toque auténtico que poseía antes.
Por lo demás siguen igual de bien: bocadillos sabrosos y variados, tapas de toda la vida, coulant de chocolate para morirse y bebida, eso sí, algo subida de precio.

Elena y Jose regentan este bar de tapas y bocatas en pleno corazón del barrio de El Carmen, en una de las calles adyacentes al Carrer de Cavallers, espina dorsal del centro histórico. En el local recientemente actualizado, sirven todas las noches suculentos bocatas y bocatines (mejor decantarse por estos últimos, más pequeños, a fin de poder acompañarlas de alguna de las especialidades de la amplia carta de tapas), en un ambiente muy distendido en que conviven los habituales del barrio con los bien recibidos turistas y los insaciables buscadores del ocio nocturno de la zona. El fin de semana conviene reservar (hay dos turnos, uno a las 21:30 h y otro a las 23 h) puesto que es pequeño y muy tentador para grupos informales. No puedes perderte el caldo de cordero en invierno o el gazpacho en verano, que redondean una estupenda carta basada en las tapas ejemplares de toda la vida, con algún que otro apunte de más sofisticación. El precio es muy asequible y el trato del personal encomiable y, a poco que se vaya, uno tiene la sensación de haberse convertido en habitual.

Bar pequeño por fuera, enorme por dentro, y esto es una metáfora. Lo que quiero decir es que el sitio es pequeño y está en una calle estrecha, y que incluso su aspecto te podría llevar una impresión equivocada…
Sencillamente es una bar normal, limpio, pero pequeño, cuya principal arma es la calidad de todos sus servicios, entre los que incluyo sus maravillosos bocadillos y magníficas tapas, y el trato humano del personal, algo que para mí es fundamental, puesto que te hacen sentir como en tu propia casa.
Bueno, eso de que sencillamente es un bar normal es relativo, puesto que está a escasos 15 metros de la la calle Caballeros y a otros 10 metros de la plaza del Negrito, algo que ya quisieran tener muchos al alcance de sus manos.
Bueno, bonito, y barato, esto paraece un anuncio de la tele, pero no lo es, esos tres términos cumplen a la perfección la definición del Bocatín…

El vino turbio es el mejor de su carta. Lo mejor es esperar con una copita de estas y sus típicas bravas, puntillas o cualquier tapa, porqué el cocinero es el mejor del barrio. Y es que parece que estés en casa degustando las tapas caseras de tu propia madre.
La camarera, vestida en un negro riguroso, siempre va estresada para ver si te falta de algo y porqué todo este servido en su justo momento.
Cuando llega la temporada de verano, el gazpacho es una de sus sugerencias y los domingos que no puedes disfrutar de una paella con la familia, pues ellos te la preparan, para que bajes de casa y cojas esa ración tan demandada.
Luego tiene una extensa carta de bocadillos, donde no les importa mucho que alteres algún ingrediente, puedes elegirlo con pan blanco y pan negro, para mí este último, es el mejor.
Pero a parte de la comida, la dueña (Elena) es un amor de persona, te la comerías a besos y es que ella se preocupa mucho de que estemos bien alimentados.