La Vaca Verde

Cenamos aquí por despecho, la verdad. La intención inicial era cenar en un local cercano a éste, pero a alguien (ejem, a mí) se le había olvidado reservar y cuando llegamos no había mesas. Así que decidimos probar en La Vaca Verde.
Es un local acogedor y pequeño. El decorado es muy curioso. Dentro en las paredes hay todos los bricks posibles de leche pegados en la pared. Muy original. Tienen una pizarra incrustada en la pared con su carta y mesas al estilo rústico.
Se trata bar de tapas, bocadillos, etc. Su especialidad es la ternera, por lo que decidimos probar todo relacionado con ella. Cabe destacar que es la primera vez que voy a un bar de tapas donde en la carta no hay patatas bravas.
Pedimos una ensalada, jamón de Teruel, quesos, y rabo de toro. Estaba todo muy bueno. Para segundo cada uno se pidió o un bocadillo o una hamburguesa. Yo probé la hamburguesa de ternera, en la carta la recomendaban mucho. A decir la verdad, no me impresionó.
En cuanto al precio nos salió bien, pagamos alrededor de 12 euros por persona. Como punto negativo he de mencionar un hecho que me molestó un poco, y es que nos cobraron por el pan. En un bar de tapas donde pides jamón y queso, que te cobren por una segunda cesta de pan es comprensible, ¿pero la primera también? Un detalle feo.

Pese al atractivo inherente a unas pocas mesas en la terraza en la tranquila calle adyacente al mercado de Mossén Sorell, poco tiene para competir este bar (básicamente de tapas) con los otros que también exponen sus mesas en la misma calle. La chicas que lo llevan atienden con más entusiasmo que eficacia, rehenes de una carta en la que no hay nada relevante (quizás la hamburguesa de buey) y que, encima, está chabacanamente cocinado.
Me decidí a probar una tarde entresemana (la terraza está más tranquila) y quedé decepcionado por la calidad pésima del pan y por no encontrar en los bocados más que insipidez y baratillo.
Eso sí, los precios bien valen la pena para pegar un bocado en una especie de equivalente a cenar en casa pero a la brisa estival.
El interior, de proporciones alargadas, me pareció sencillamente desaconsejable, por mucha y confortable soltura que pretenden darle al ambiente.

Pegado al mercado del Sorell, se encuentra un local pintado en verde y blanco y con una singular decoración con cartones de leche pegados a la pared. Puede parecer un poco cutre pero resulta de lo más original. Además puedes descubrir nuevas marcas de leche de las que nunca habrás oído hablar. Y si tienes hueco, puedes disfrutar de su pequeña terraza.
Esta bocatería está especializada en ternera como su nombre indica (bocadillos de escalopines al cabrales, ternera con torta del Casar y cebolla frita son los que he probado). Para mi, las principales virtudes del local son el servicio, la limpieza, la rapidez y el precio. Las chicas que lo llevan son muy agradables, me parece que son las dueñas.
Mención especial también merecen sus postres, entre los que destaca las tartas de chocolate y la de queso. Por el precio, no te preocupes, porque entre 12 – 15 euros cenas como un señor.
Además, si quieres alargar la velada, !tienen juegos de mesa! Puedes echarte una partidita al trivial o al parchís.
Ideal si vas a almorzar, comer o cenar en plan informal.

Me ha gustado mucho, es super original y además tienen muy buena calidad y el sitio es fantástico. La terracita me ha gustado mucho.

Bocadillería moderna y original en pleno corazón del Barrio del Carmen, al ladito del Mercado Mosén Sorell.
Todo tipo de bocadillos ‘con carne de verdad’ como reza en el ventanal del local.
Buen ambiente joven, las chicas que lo llevan son súper simpáticas, agradables y dispuestas a guiarte en su amplia carta de tapitas, bocatas y postres.
Merece la pena hacer una visita al local si vas a almorzar o a comer/​cenar en plan informal.
Tienen juegos de mesa!
Recomendado.