Prana

Muy buena pelu! Mucha Onda, color, música, fui a cortarme un toque el flequillo, es sin turno por orden de llegada, es ideal para hacerte color o un corte original. La recomiendo!

No se puede creer la energía que tiene este lugar. Decime en qué otro lugar te atienden profesionalmente MIENTRAS BAILAN Y CANTAN.
Me corta y tiñe Rubén pero se ayudan entre todos y son realmente divinos.
No vuelvo a cambiar de peluquería.

Fui por primera vez con una amiga que ya tenía un peluquero recomendado. Todo iba bien hasta que el peluquero se sintió mal y se tuvo que ir, algo completamente normal si no fuera que caí en manos de una chica bastante inexperta. Mi idea era teñirme el pelo (largo) de la mitad hacia abajo de un lila pastel, tirando al gris. Estuve casi 6 (seis) horas porque no agarraba, me repitieron la aplicación, etc.
No sólo terminé con un violeta casi azulado –que no tenía nada que ver con las fotos de referencia que les mostré-​, súper estridente, sino que en la decoloración me lo quemaron bastante –cosa que un peluquero debería cuidar y, si nota que tu pelo es frágil, advertirte-​.
Si tenés 16 años, querés ponerte un fucsia brillante tal como viene en el pomo y no te importa mucho el detalle del resultado, puede estar bien. Pero si pretendés quedar como la chica de Pinterest con un delicado degradé de colores suaves, olvidate. Y para colmo: carísimo.

Llegué a la puerta y al ver a todos los peluqueros (ninguno mayor a 35 años) con «raros peinados nuevos» dudé en entrar.
Cuando finalmente me decidí me atendió uno de los chicos, me preguntó con quien me cortaba habitualmente y le dije «Es la primera vez que vengo, pero mirá que no quiero nada loco eh, solo un corte clásico».
A los 5 minutos vino Rocío que me dijo que me iba a cortar ella, le expliqué como lo quería y todo salió perfecto.
El corte lo hacen en seco y tal cual les pedís vos.
Por lo tanto, no tengan miedo que también pueden hacerse un corte clásico sin problemas y con buena onda en la peluquería.

Fui por primera vez y me trataron de 10. Me atendí con Franco y lo recomiendo. No sabía bien qué hacerme y él me fue guiando. Me cambió el corte y el color y me quedó muy natural.
También me hice cauterizado y estoy feliz porque ahora le dedico muy poco tiempo al pelo e igual me queda suave y con brillo. Pienso volver en un par de meses para recortar puntas y ver si me animo a cambiar un poco más el tono del pelo.
El lugar es un boliche. Música fuertisima y cuando fui había una banda tocando en vivo.

Fuí a hacerme un desgastado californiano suave, nada platinado ni muy complicado. Cuando entré le explique a uno de los chicos lo que quería, Johnatan se llamaba. Muy amable me dijo que me siente, me ofreció café y me dijo que ya me atendía.
Luego de ponerme la tintura, me dijo que me levante, que tenia que hacer un corte, me dijo que podía esperar arriba (Un entrepiso) o en la vereda… EN LA VEREDA con una túnica plástica y la mitad de la cabeza untada en tintura. Elegí la opción del entrepiso y me tomé otro café mientras esperaba, ya estaba en el baile y no podía salir corriendo. Luego de unos 45 minutos me llamó y terminó su trabajo. Le dije que quería que me corte un poco para sacarle volumen, para ser exacta, tomó las tijeras, y me tiraba picotazos sacando mechoncitos de pelo. Le dije que no me «corte» más que así estaba «bien».
Procedió a secarme el pelo, para ver bien el color del desgastado. Me había quedado el pelo ¡NARANJA! Castaño oscuro y naranja. Me levante y me dijo «No no quédate que te hago un brushing para acomodartelo, no te podes ir así despeinada. (Yo creo que ambos sabíamos que tenía un problema bicolor en la cabeza) Lo acomodó, lo peinó y lo repeinó y se seguía viendo espantoso. Me dijo, venite en unos 20 días que lo hacemos más rubio y te va a quedar fantástico!
Si claro que si… Pagué $ 100 por el corte a los picotazos y ¡$ 500 el color payasesco!
Pasaron 5 meses, todavía tengo vestigios colorados que estoy tratando de arreglar/​tapar del desastre «moderno» que me hicieron.
Semanas después leí una nota en una revista, no recuerdo cual, que le hacian una entrevista a los «peluqueros» de Prana. Contandó ahí que ellos en realidad no son peluqueros, que fueron aprendiendo con la práctica, y ahí terminé de entender todo…
CONCLUSIÓN: Si sos un adolescente que quíere mostrar su desenfado con el mundo a través de su cabellera, costeado con la tarjeta de papá, claro está, es un lugar altamente recomendable :)
En tanto, si sos un adulto, que no puede andar por la vida luciendo como un pekinés amarronado, te sugiero que te banques a la peluquera que te habla de Susana y Tinelli y le confies tu cabellera a ella.
PS: El café, riquisimo!

Cuando busco en mi mente la imagen de una peluquería, me llega la presencia de un «bien argentino», fútbol, mujeres.
Pero este es un lugar completamente diferente, de hecho fui por una actividad cultural, con lectura de poemas y música, al mismo tiempo uno se paraba de trabajar, con rastas, otro para pintar cabellos decolorados. La música del local tenía su gusto antiguo alejado de los conocimientos populares, revistas de ediciones viejas, paredes pintadas y decoradas con mucha extravagancia.
Todo esto para saludar desde la ventana de enfrente a sus colegas con kilos de historia en sus espaldas. Sin duda es diferente de los locales de otros barrios.

No la pasé mal cuando fui a Prana pero claro que es una peluquería de moda que su spich es la innovación y la vanguardia de los tiempos que corren ¡Chicos por favor no se pasen!
Ni bien entras es un horror, no te dan ni bollilla y te sientan atrás entre olores de pelo desteñido, gente pasiva esperado y vos mirando el techo lleno de cds plateados de no sé que época con televisores rotos que pasaron, se pasaron y explotaron. Ya me quiero ir de este lugar porque automáticamente tengo la teoría de que nada de lo que me hagan me va a gustar. Es el comodín de turno y eso no me cabe!
De todas formas, estoy acá, me voy a teñir de lila y obvio terminé violeta. Pienso en cuanto me conozco y soy feliz! Pago, sonrió y me voy. Lila no es Violeta, te lo dije? y que no vuelvo más también?

No había venido nunca y la verdad, volvería mil veces!
Me atendieron de maravillas, me hicieron exactamente lo que quería (yay! Ahora tengo puntas rosas!) y la onda de la chicos es genial. Y además, ligué 20% de descuento!
No sólo hacen cortes alocados y colores «fantasía». La pelu estaba llena de gente y muchos iban en busca de un corte más tradicional (también atienden niños).
Volvería. Sin dudas.

Esta peluquería me intimida horrores. El estilo del lugar, tan llamativo y estridente, y el look de los estilistas me genera terror. No es mi onda en absoluto, y si entro, temo que su afán de pintarse el pelo de colores raros le gane a mi pedido de «sólo quiero cortar las puntas».
Entré un día que mi hermana menor quería raparse un costado de la cabeza. Apenas entramos, una chica haciendose rastas, otras tiñiendose de rosa chicle, y una cortándose el pelo carré. Yo seguía asustada, obviamente, pero la estilista que atendió a mi hermana resultó ser súper copada con nosotras y me cargó por mi cara de terror todo el tiempo, ¡y eso que iba de acompañante!
Según lo que me dijo mi hermana, cuando vas te dan una tarjetita para que selles y en función de la cantidad de sellos que tengas te hacen descuentos o cortes gratis. No es mi lugar, pero hay que admitir que parece bastante copada si te gusta lo poco ortodoxo.

La peluquería siempre es un tema para mí porque tengo mucho pelo (bueno, es mejor que ser pelado) y si no voy medio seguido se me bardea. Y además si el corte no está bueno me puede quedar muy mal. Y como no tengo idea de qué pedirle a un peluquero, trato de ir siempre al mismo para que se arregle y me corte siempre igual.
Después de una mala experiencia en un par de lugares, terminé en Prana. El problema con estas peluquerías tipo «cadena» (como Roho) es que depende mucho de qué peluquero te corte. A mí me tocó uno que se llama Pablo y que me cortó muy bien (pienso volver con él). Me hizo algunas preguntas y más o menos me lo dejó como yo me lo imaginaba.
El lugar tiene una onda joven (quizás demasiado para mí), pero no es tan careta como Roho. Hay buena música, buen wifi si tenés que esperar y los peluqueros te dejan su tarjeta para que te acuerdes y si querés repetir sepas su nombre.

La verdad que a la hora del «grooming», la estética personal, no soy el más cuidadoso. Durante MUCHO tiempo me corté el pelo yo mismo (¿quién no?) y la verdad que eso de peinarme sigue sin ser lo mío. Por eso me puse muy contento cuando decidí seguir el consejo de alguien que me recomendó que vaya a Prana (me consiguió un 15% de descuento, eso puede haber influido un poco en la decisión).
Mi vieja labura relativamente cerca asique usé la estrategia de «te vine a visitar porque te extraño, Ma», zafé el almuerzo y me fui a cortar el pelo (cosa que hago 2 veces al año: una cerca de Navidad y la otra en Junio/​Julio). Cuando llegué a Prana admito que me pudo un poco el prejuicio. Mucha crestita, mucho color shock, mucho huele a espíritu adolescente.
Había llegado con la recomendación de preguntar por Rubén, y la verdad que estoy muy contento. Es la primera vez en mi vida que alguien entiende que a) no me peino b) me seco el pelo con toalla y como queda, queda c) es IMPOSIBLE que use algún producto para mantener el corte.
Lo que diferencia a Prana, además, es que cortan en seco. ¿Por qué? Porque si no salís del local chocho con lo que te hicieron y cuando se seca no tiene nada que ver a lo que ves. Te cortan en seco y recién después te lavan, cosa que te vayas sin molestias y tengas que bañarte apenas llegás porque te pica todo.
Si sos más de jugártela, tienen un catálogo de cortes y peinados y siempre te pueden recomendar alguna cosa nueva para que salgas con la cabeza hecha.