Dr. Emilio Medellín Cordero

Visitar al dentista debe estar en el top ten de las cosas que todos debemos hacer pero preferimos aplazar hasta el último momento; es agobiante, incomodo y siempre existe la posibilidad de que sea doloroso. Con éste dentista nada de eso cambia, pero lo hace más ligero con su agradable personalidad y servicio profesional. Aparentemente es todo un experto en emergencias, como buenos mexicanos es la única razón por la cual nos acordamos de que existen los médicos, me ha salvado la boca a punta de endodoncias y extracciones; y no es de los que apresura los trabajos.
Sólo atiende por cita y al ser el famoso dentista que vive en una muela, siempre tiene una agenda llena, así que es preferible agendar con tiempo. No me parece que cobre tan caro por el servicio de calidad que ofrece, tomando en cuenta los precios de la competencia local.

Pues no es dentista pediatra, sino a mí me hubiera gustado entrar de pequeño a este consultorio ‘sui generis’. Pero ya de grande me di ese placer de no quedarme con las ganas de haberme tratado mi muela dentro de esa especie de Tooth Sourgery o casa muela. Y es que no me quedaba de otra. Me dolía mucho la muela, andaba por ahí, ya no quería aguantar el dolor, y entre la urgencia, la necesidad y las ganas de entrar terminé ahí.
El lugar es simpático y, me contó la secretaria, que tuve suerte porque sólo atienden por cita y seguro no me hubieran atendido, o al menos no tan inmediatamente, de no haber sido porque la señora que tenía cita había cancelado.
El lugar es un poco caro. O igual y no lo es, pero como que en eso del dentista suelo andar regateando. Le propuse lo del consultorio dental para niños. Sonrió. Me dijo que ya lo habían pensado y que sí les dan consulta.