Pata Negra Restorán

Ya tenía buenas referencias de este restaurante benimacletero y buscando un sábado sitio donde cenar nos encontramos con sitio en Pata Negra.
El sitio es muy bonito, decorado con buen gusto, instrumentos musicales donde quiera que mires, un patio interior curioso y música en vivo el día que cenamos.
El encargado del local muy atento, mostrándonos mesa y los camareros muy amables y rápidos.
Carta variada, con platos bien presentados y lo más curioso, servidos en mesa de uno en uno pero sin esperas inoportunas. Me sorprendió esta forma de servir las mesas porque así no la tuvimos repleta de platos (la mesa era pequeña).
Durante la cena nos amenizo la velada un guitarrista con canciones de blues a un volumen adecuado.
A los 4 comensales que fuimos nos resultó un sitio muy bonito donde se cena bien y el trato es muy bueno.
Un sitio para repetir en otras ocasiones que visite Benimaclet.

Vaya, a la tercera va la vencida … habíamos ido varias veces a intentar ir al local, paseando lo vimos y nos llamó la atención, … no se veía nada del restaurante y sin embargo… los Unilocal lo consideraban estupendo … pues esto tenemos que verlo … nos decíamos…
Y por fin … primera buena cosa… no hay turnos, reservas, o te acercas y cenas … sin prisas…
Segunda buena cosa, música en directo … blues … digerible y que acompaña… el local … las fotos lo dicen muy chulo.
Los platos, eramos cuatro personas y pedimos cinco platos para compartir… la ración justa, y dos postres para compartir… un vino … 20 euros por persona… si pides carnes o dos vinos o café … sube.
Me gustaron y recomiendo los chipirones en salsa negra, el secreto de cerdo ibérico y atención… la tarta de horchata con fartóns… no hay mucha cantidad, pero es toda una sorpresa…

Comimos nueve personas el menú degustación. No nos quedamos con hambre nadie y muy correcto todo. Buena atención y vino.
Aún así, 25 pavs no es la mejor calidad-​precio.

Me gusta mucho el conjunto de Pata Negra. Especialmente destacaríà la gran personalidad que han sabido darle al local y que se transmite tanto en la decoración como en la atención de los camareros, nada te deja indiferente.
Tras haber cenado allí en varias ocasiones en mi opinión, las propuestas son buenas pero no sorprenden. Los platos están elaborados con productos de calidad y la presentación de los mismos es impecable. Pero creo que algunos son un poco caros para lo que son y para la ración que ofrecen.
La última vez cenamos en la terraza cubierta, muy agradable y perfectamente acondicionada con sus estufas… sin embargo las sillas, las típicas metálicas de terraza, son muerte. Para tomar una cervecita bien pero para cenar/​comer son incomodísimas. Todo no puede ser.

O mi experiencia aquí no ha sido buena o mis expectativas eran muy altas. Vine aquí este otoño con un grupo de amigos a probar su famoso menú de mediodía. Tengo que decir que hace mucho que los sigo en redes sociales y me hacía ilusión probarlo. Vale, llegué muy tarde pero en ningún momento nadie me dijo que la cocina estuviese cerrada, en ese caso lo hubiera entendido sin problemas. Hasta aquí todo bien, solo que yo empezaba con el primero y mis acompañantes estaban rebañando el segundo plato.
Pido un arroz negro y correcto. No es el mejor arroz negro que he probado nunca pero para un menú del día y que el arroz llevaría hecho un rato era aceptable. La ración era generosa.
Después pido berenjena rellena, el camarero viene y me dice que no les queda y le pido quiché de cebolla, y me traen… Tachán… Una coca de verduras, que sí, llevaba cebolla pero no era lo que le había pedido. Me dice que me lo cambia y me ofrece no me acuerdo qué pero no me hacía mucha gracia. Pero vamos que no tenían mucho más. Y lo que me enfadó no es que me lo trajese, es que me lo trajese y no me dijera nada como si no me fuera a dar cuenta que «eso» no era una quiché. De paso le pedí el postre, no fuese que me quedara también sin tarta de queso.
Por qué mi experiencia no fue buena, pues sencillamente porque tuve que recordarle también que la tarta de queso no llegaba, y lo mismo me pasó con el café, todos se fueron y mi cortado no estaba, así que me fui a la barra y le dije q me lo pusiera para llevar.
Vuelvo al inicio, a como empecé, a lo mejor tenía unas expectativas demasiado altas. Que si es viernes, tienes el local lleno y la cosas se te ha ido de las manos lo más fácil es decirme que no me vas a poder atender y me voy al bar de enfrente, me pido un bocata y yo tan feliz. Porque si algo me repatea es que encima mientras yo me estoy comiendo el postre a los de la mesa de al lado les ofrezca como alternativa (que a mí no me dijo) unas patatas con huevos rotos y yo que me acababa de comer una coca de verduras insípida y con la masa poco hecha…
En fin, esta es mi opinión. Le daré otra oportunidad? Puede, no lo tengo demasiado claro, de todas formas no me pilla muy cerca.

Este restaurante desde que mi amiga Unilocaler Amparo C. me lo recomendó le tenía muchas ganas y para ir organicé uno de los eventos @demenú.
El local tiene mucho encanto con un toque étnico y vintage con una terraza interior muy acogedora. Y al tener distintos tipos de mesas y espacios da mucho juego para distintos tipos de veladas (íntimo, grupo, familiar, negocios,…).
Tienen un menu de mediodia, que es lo que probamos, de 10’9 €, que con solo leerlo te pones a salivar inconteniblemente y que esta muy rico. Obvio que como es un menú las raciones son algo cortas, excepto el arrós negre que me comí yo que era un delicioso platazo. Lo bueno es que aquí el menú incluye el postre y el café, muy bueno realmente.
Tengo que volver a ir de noche y probar más a fondo su carta pero sé seguro que me agradará igual o más.

Local agradable y original platos cuidados y buena relación calidad /​precio. El servicio fue atento y amable. No le pongo la quinta estrella porque tienen poca comida en los platos y creo hay que poner un poco más comida en unos platos. Hay una terraza es la bomba y la decoración de la sala es preciosa.

Das Pata Negra ist einfach etwas ganz Besonderes!
Das Lokal ist sehr gemütlich eingerichtet, die Wände mit allerlei Kram und Einrichtungsgegenständen behängt… die Lampen sorgen für eine sanfte Beleuchtung und am Wochenende gibt es Live-​Musik.
Meiner Meinung nach einfach super und ein angenehmer Gegensatz zu den in den letzten Jahren in Valencia so zahlreich aus dem Boden gestampften Chill-​out-​Lokalen, die ganz in Weiß gehalten sind und weder Gemütlichkeit ausstrahlen noch mit hochwertigem Essen glänzen.
Doch nicht nur das Ambiente ist originell, sondern auch die Speisekarte. Neben der Option À la carte gibt es ein Mittagsmenü für 12 Euro und abends ein Degustationsmenü für 25 Euro pro Person.
Ich hatte bislang abends immer das Menü und war stets sehr zufrieden.
In den 25 Euro sind mehrere kalte Vorspeisen, meist auch ein Salat und diverse warme Gerichte zum Teilen enthalten, die nach Lust und Laune vom Koch bestimmt werden und auch bei häufigen Besuchen immer wieder variieren.
Das Ganze funktioniert fast wie nach dem All-​you-​can-​eat-​Prinzip (die Kellner fragen nach, ob man noch hungrig ist und vor dem abschließenden Fleischgang noch weitere Speisen kosten möchte). Im Preis sind neben den Getränken (Wasser, Erfrischungsgetränke, Bier und Wein) auch Brot, eine Dessert-​Auswahl, Kaffee oder Tee sowie Liköre enthalten (wobei normalerweise die ganze Flasche auf dem Tisch gelassen und von so mancher Gruppe schnell geleert wird).
Vor dem Beginn des Abendessen erkundigt sich der Kellner bei den Gästen nach Allergien, Unverträglichkeiten oder sonstigen Einschränkungen — und dann wird wie gesagt serviert, was der Koch und Chef des Lokals für den jeweiligen Tag entschieden haben.
Da Pata Negra sehr gefragt ist, sollte man für abends auf jeden Fall immer einen Tisch reservieren! Das Lokal ist sowohl für einen netten Abend zu zweit als auch für ein Essen mit einer größeren Gruppe geeignet.

El personal es de lo más encantador y atento al igual que la gente que lo visita!
Platos muy bien elaborados y presentados. Puedes disfrutar de un buen menú por 12 euros. Dispone de terraza interior donde conseguirás estar fresquito, incluso en pleno verano, debido a los humificadores que tienen instalados. Y además tiene un toque bastante hippylongo que me encanta: D

Y volvemos a los sitios kitch! Restaurante ubicado en pleno barrio de Benimaclet y al cual no le falta ningún detalle para convertirlo en el auténtico paradigma de lo hortera hecho arte! Porque, a quién se le ocurre convertir un balón de playa en una lámpara de exterior? O unos discos de vinilo en cartas de platos? Nada más ver al camarero ya puedes ver que estás en un sitio especial. Tatuajes asomando de una camisa de fantasía, eh? Donde estoy? Y el cocinero? Patillas a lo hacha y pelo a lo afro? Bienvenidos al mundo de Pata Negra Restorán. Y te encantará o lo odiarás, no hay otra? Por supuesto a mi me encanta! Viva lo ecléctico, el mix, lo propio y el mal gusto convertido en encanto.
La comida está muy rica en general. Yo he ido al la cena, pidiendo de carta, y de mediodía al menú. Cositas inspiradas, con el toque justo de elaboración, pero sencillitas, sin pretenciosidad. El toque justo. Lo más importante. Cerdo agridulce, fideua, ensalada de frutos del bosque,… Con su toque, una vuelta de tuerca pero sin pasar la rosca. Personal y acertada.
Detalles: una jarra de agua con hielo y una rodaja de limón, café servido en una pizarra, platos alargados. Mil Cositas que definen la experiencia como positiva porque miman el detalle.
Por mi parte no me queda más que recomendar sin remedio la visita a este sueño kitch dentro de Valencia. 100%!!!

Lo cierto es que tenía muchísimas ganas de ir a este restaurante, ya que todo el mundo me había hablado muy bien de él y muchos dicen que es uno de los mejores restaurantes de benimaclet.
Lo cierto es que el local me pareció muy bonito y acogedor y tienen una terraza interior preciosa pero estq terraza el otro día resultó ser nuestra peor enemiga, ya que nos sentaron en un rincón y no corría ni gota de aire y pasamos más calor de la cuenta, una pena, ya que la velada resultó muy agradable.
En cuanto a la comida la verdad es que no tenemos queja ninguna, los entrantes para compartir un salmorejo y unos pinchitos de morcilla entre otras cosas deliciosas dieron paso al plato estrella, las parrilladas de carne; nos sacaron tres tipos de carne trinchada con diferentes guarniciones de patatas. Todo riquísimo y unos postres no menos riquísimos, especialmente la tarta de queso con chocolate y una mouse de chocolate riquisima también.
Al final pagamos 30 euros por cabeza, lo que para mi supone un sitio para cenar muy puntual.

I visited this on a spur-​of-​the-​moment dinner with friends, and I was extremely pleased with the food and the service. When the doors are closed, you will walk by this place and not realize it is a restaurant, but when the doors are open, you can see inside. The décor, including a large patio in the building interior, is calm and relaxed, and the lighting is just enough but not too dim!
I highly recommend the queso de tetilla ahumado. It was ridiculously delicious!
If you want to have dinner in a place that is off the regular trail and will leave you thinking about what you’ll have the next time you visit, try this out!

Casi siempre un menú perfecto. A veces un pelín lentos, pero no excesivamente.
La terraza, genial.

Me encantó!!! Cenamos este lunes en su coqueta terraza interior, con sus farolillos de papel, sus luces y su acogedora decoración.
Fueron amabilísimos y nos aconsejaron en todo. Una original carta. El revuelto de bacalao con alcaparras delicioso, la sobrasada con miel, buenísima, pero lo mejor, el entrecot de buey irlandés; solo al recordarlo salivo… me comería otro ya!
Y todo a un precio más q justo.
Sin lugar a dudas, repetiremos!!!

Esto no recuerdo si me lo contó algún amigo o amiga, se lo escuché a algún desconocido o deconocida o me lo he inventado yo mismo o yo misma.
El caso es que la historia va de Tessen, un inglesito despistado, y de Delika, una alemana pizpireta, como diría el bueno de Juan De Pablos.
A él le gustaban las cosas sencillas, ella era más sofisticada. A él le gustaba la madera natural, a ella los lacados de colores chillones. A él el arroz al horno, a ella el mi-​cuit de foie. A él la cerveza, a ella el vino. Así pues, todo parecía presagiar que la cita sería un completo desastre. Y de hecho, lo más probable es que así hubiera sido si el azar, el destino, la casualidad o en este caso Marta, no les hubiera sugerido un pequeño restaurante que exuda miscelánea por los cuatro costados, al igual que el ecléctico barrio que lo acoge. Esa mezcolanza se expresa tanto en el continente como en el contenido, en la escenificación y en el discurso culinario.
Porque el Pata Negra puede ser lo que quieras que sea, romántico, informal, caro, barato, sencillo, sofisticado. El lugar ideal para empezar una bonita historia de amor, sino que se lo cuenten a Delika y Tessen.

Fui la semana pasada a comer menú de mediodía, pero ya había ido en otras ocasiones, no sólo por el menú de mediodía sino también a cenar.
El sitio se sale de lo que viene siendo habitual. Es pequeño y acogedor, está decorado con muy buen gusto, la música, bien elegida, es perfecta para dar un toque especial a la velada. Los menús de mediodía cuestan 12 euros; no suelen ser los típicos platos de menú de mediodía. Para que la gente se haga una idea, yo comí de primero gazpacho manchego, de segundo pollo a la jamaicana y un surtido de postres para terminar.
En cuanto al servicio de cenas, es idóneo para ir en pareja ya que el local es bastante íntimo. Suelen hacer platos de cocina de mercado aprovechando el producto fresco en función de la época del año.
La cubertería y los platos son de calidad, las copas para el vino no tanto, pero es que este no es un sitio que destaque por el servicio o la carta de vinos. Es el único pero que le pongo al local.
Un sitio muy recomendable!

Buuuuuuf! Qué rico todo! Menú del día por 12 euritos… y re-​bueno!
Aunque me habían hablado maravillas de él, no había ido nunca, pero cierto es que volveré. Fuimos a comer el menú del día, y de primero pedimos un arroz al horno que es de lo mejorcito que he probado IN MY LIFE (y eso que yo siempre he sido del arroz al horno de mi madre y ya). ¡Super sabroso! De segundo, yo pedí pollo al vino, que estaba también muy bueno, y mi novio se decidió por un pastel de cabracho y pimientos del piquillo, que, no gustándome a mí mucho el pescado, no puedo negar que el trocito que probé me gustó. Muy fino. Y llegó el momento del postre… ayyy… el postre… la tarta de chocolate estaba exquisita. De hecho, pedimos sólo una porque estábamos muy llenos, y después de probarla, tuvimos que pedir la otra…
El trato, excelente. El ambiente, genial. Musicote sonando.
También sé que en sus menús del día siempre tienen opción vegetariana, así que me llevaré a mis amigas vegetas!
Gran experiencia.

Cena de cinco amigos, aunque la reserva era sólo para cuatro. No pusieron ninguna pega, al contrario, intentaron que estuviéramos cómodos.
Como acudimos para probar los calçots, me encargué de insistir en que nos reservaran un buen puñado, jeje.
Del local y su ambiente, poco que añadir. Es muy acogedor pero tiene un pero; las mesas están demasiado juntas y la intimidad es inexistente.
Unas cervezas para empezar.
Como entrantes pedimos un queso de cabra rebozado y acompañado por una mermelada. Bien.
Pedimos una sartén de revuelto de morcilla, setas y piñones que está muy muy buena.
El tercer entrante es secreto ibérico para compartir. Me gusta cómo lo preparan en este restaurante, aunque la ración es escasa.
Como plato fuerte, tres amigos nos decantamos por los calçots y los dos restantes por un entrecotte de buey, que piden poco hecho y trinchado.
Los calçots están bien asados y vienen con una salsa romescu que acabamos con fruición.
La carne del entrecotte es excelente, mantecosa y con buena grasa infiltrada. Me sorprende gratamente.
Para acompañar el vino que nos queda pedimos una sartén de revuelto de espárragos. Me quedo con la de morcilla.
De bebercio, tras la cerveza, pedimos un Trilogía pero nos aconsejan un Bilogía. Bueno… como no me gusta discutir le digo que adelante y nos lo atrae. Al final caen tres botellas.
No pedimos postre porque llegamos justitos al final de la cena.
Si mejoraran el asunto del exceso de mesas sería un restaurante muy muy interesante.

Conocí este sitio gracias a mi época de estudiante. Mis amigos tenían un piso por la zona de Benimaclet y fueron ellos los primeros que me llevaron allí a comer. Desde entonces es uno de los locales a los que solemos ir cuando nos dejamos caer por esa zona.
Si quieres comer por un precio bien entonces es el sitio perfecto para hacerlo. el Pata Negra es un sitio pequeño, cálido y acogedor con una decoración… curiosa y caótica. Todo a la vez. Uno de esos sitios que funciona muy bien por el boca a boca.
Se lo recomendé a mi hermana para que fuese con una de sus conquistas porque el menú está muy bien de precio. Platos modernos y buenos. Un buen sitio en el que comer por Benimaclet.

Si estás buscando un restaurante pequeño y acogedor por la zona…¡has dado con él! Si además quieres que la comida esté rica y no gastar demasiado, sigues es la buena senda…
Nos llevaron unos amigos que ya lo conocían y la verdad es que nada más entrar, nos gustó mucho: tonos anaranjados y luz baja. La decoración un poco abigarrada pero divertida.
Éramos cuatro adultos y un peque, y el peque se pudo sentar en un sofá que delimitaba la mesa por uno de los lados.
Las cartas son unos discos de vinilo, muy original, y aunque no es muy extensa está todo bueno. El vino también. Tal vez fueran algo escuetos los platos… y esa noche que fuimos, no tenían de todo lo que ponía en la carta. Pero bueno, ¡están más que perdonados!

Reservamos para cenar cuatro personas un viernes en el restaurante Pata Negra. Era mi primera experiencia en este local al que me decidí a acudir por la gran cantidad de recomendaciones que recibí. La primera impresión es de un lugar muy acogedor, mesas separadas y luz baja.
Nos sentaron en la terraza interior que tienen. El tiempo todavía acompañaba y los fumadores aprovechamos todo lo posible a la espera de la época en que habrá que congelarse en la puerta del restaurante por un pitillo. La atención exquisita, el camarero que nos atendió que a la vez es el encargado fue muy amable durante toda la cena. El ambiente es desenfadado y de gente joven aunque no es un lugar de universitarios de bocadillo y barra libre de sangría. La comida bastante lograda, la recomendación del camarero sobre el vino acertada y el precio muy ajustado, perfecto.

Lugar curioso, restaurante de tipo cocina de autor, moderno, enclavado en un edifio antiguo y decorado de un modo un tanto original, puede de caótico, distinto a un restaurante al uso, como extra hay actuaciones en directo.
‘Rotulado’ como ‘restorán’, es un lugar que no es barato, con una gran diferencia de precio entre el menú de mediodía y comer o cenar a la carta. De unos 11 ó 12 euros de menú, se dispara la carta; como comida de autor, los platos no son contundentes, sino ligeros y bien preparados y presentados.
La carta está escrita en un disco de vinilo.
La carta de vinos es aceptable, la comida buena, con platos curiosos cmo el humus, postres como el helado de violetas y el té frío, pipas de agua, etc.
El ambiente es acogedor, aunque la decoracion es no me acaba de encantar, ¿demasiado original?, y el servicio es mejorable.