La verdad es que el repartidor es un cuadro,… eso sí maravilloso… cada vez que llega a casa arma la marimorena…. efectivamente, se cuela hasta el baño de tu casa si hace falta, no importa que le hagas un placaje en el pasillo porque se te cuela! y efectivamente tiene predileción por repartir chupachups a las niñas, madre mía. La verdad es que la comida es tipicamente de chino de barrio, con regalitos varios según la pasta que te dejes, yo como soy de costumbres, siempre pido lo mismo, fideos chinos con gambas o ku-bak y pato Peking. Lo de la moto que se cae a pedazos es verdad, antes de que toque tu telefonillo ya te habrás enterado por la ruidera que va montando.
Paco P.
Tu valoración: 4 Sevilla
Pronto, el propietario de este restaurante recibirá el título de hijo predilecto de la ciudad. Puede que no asocies el rostro de este hombre con este garito porque has cometido el craso error de pedir comida china a otro establecimiento mas atractivo en apariencia. Reconocerás el rostro de este hombre el primer día que te atrevas a llamar. A través de la mirilla de tu puerta verás lo familiar que te resulta su cara siempre y cuando no vivas en marte o en su defecto en Sevilla este o similares. Aparece como un torbellino oriental en tu domicilio o en lo que sea que cada uno viva, a él le da igual. Llega armando un tremendo escándalo, habla altísimo, mientras hace la «blitzkrieg”* hasta tu salón intentando piropear a las damas que estén en la casa, nunca me ha pasado que yo haya llamado, el haya venido y no hubiese una mujer a la que coloca una chapa enorme mientras con una forzada, exagerada y cómica cortesía coloca las cosas del pedido sobre la mesa. La comida sabe a lo que saben todos los restaurantes chinos del mundo menos en China, sin más, pero con resaca suele apetecer, al menos a mi. El plus de este local es la performance que el repartidor hace cuando llega a tu casa y eso es lo que marca la diferencia y le hace tan especial. El detalle con el que remata es exigiendo el dinero a los hombres impidiendo que pague una mujer aunque uno le hayas dado cinco paviyos porque ella tenía 20 y paga ella por comodidad o por lo que sea. No hay comprensión. Reparte golosinas a las mujeres que estén en la morada al mismo tiempo que está saliendo por la puerta. La velocidad e ímpetu con el que te la lía en casa es acojonante, casi no te das cuenta de lo que ha pasado cuando ya se ha ido. * «guerra relámpago».
LOLA R.
Tu valoración: 4 Sevilla
¿Un restaurante chino normal? Nada más lejos. EL establecimiento en sí, es igual que cualquiera de los que hay en la ciudad, en España y en Europa entera. ¿La diferencia? El repartidor, y a la vez dueño. Si frecuentas la Alameda, lo habrás visto con su moto de un lado para otro. ¿Cómo reconocerlo? Motillo apunto de morir, con una caja de verduras a tras. ¿Dónde está entonces lo especial? Una vez que llamar y haces un encargo, empieza lo bueno. En menos de 15 minutos el tío esta llamando al telefonillo(normalmente en la modalidad«lo voy a reventar»). Le abres, sube(sin quitarse el casco no vaya a tropezar por las escaleras), llama al timbre, le abres, entra, sí sí entra, llega hasta lo que el considera salón, o cocina, y te pone las cosas encima de la mesa. Ahora empieza a comerte la olla con«ninia guapa», «¿quieles casarte con mi hijo?’. Así tu comida gratis chino. Si hay hombres de por medio se va para ellos«paga», y si tu haces por pagar, empieza, «no, no paga homble». Finalmente, cuando consigues deshacerte de él, te regala un chupachus(a los varones ni por asomo), y se va. La comida está buena, pero vamos nada que marque una gran diferencia con el resto. El precio es lo normal, y el pedido mínimo 10 euros. Yo siempre lo llamo a él porque me meo de la risa cada vez que viene. Se puede decir que desde hace unos años es «mi chino de confianza».