Hong Kong

Todo delicioso. El arroz perfecto, la sopa de miso exquisita, el sushi algo pasado pero aceptable. El servicio, estupendo. Los camareros son muy amables respondiendo a todas las preguntas sobre los ingredientes y posibles cambios para veganizar los platos.

Es una mezcla entre un chino (por el aspecto, servicio y manía de traer todos los platos a la vez…) y un japonés (por su variedad, calidad y presentación de los platos).
Muy recomendado pedir el menú suelen tener dos tipos ambos con cuatro platos bebida y postre. Si te gusta este tipo de comida se come genial y sobre todo en cuanto a calidad.

Suelo ir mucho por Los Bermejales, y si le sumamos a eso mi amor por la comida asiática, entendemos que me haya dejado caer por aquí más de una vez. Además, dentro de los precios que cabe esperar en un oriental, aprueba con nota, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad tan abundante que trae cada plato.
Este asiático es muy amplio y por tanto perfecto para grupos. Me gusta el detalle de que haya un ventanal por el que ver a los cocineros haciendo la comida, siempre me da más confianza. Son muy rápidos tanto para tomar nota como para servir, quizás en exceso, así que no es raro verte la mesa llena con cuatro platos a la vez y ninguno acabado.
Los menús son muy poco flexibles pero buena opción; el de dos personas sale por 18,95 e incluye rollitos (de mis favoritos), variado de maki rolls, dados de pollo salteado con frutos secos y verduras, ensalada y arroz tres delicias. Para dos, sobra y te llenas, o al menos es nuestro caso. Los platos ya fuera de menú, tales como los fideos y el buey también me gustan. Respecto a la calidad de la comida, normal, no es ni mucho menos mala, pero tampoco excelente. El sushi no viene del todo bien compactado, con lo cual si los palillos no son tu fuerte, no es de extrañar que tengas algún que otro percance. Por lo demás, todo dentro de lo que cabe esperar.
Me gusta mucho tanto el restaurante en sí, con la típica ambientación como la comida, así que es siempre una buena opción cuando estoy por allí y cuando me apetece asiático sin que me cueste un ojo de la cara. Bastante recomendable.

Comí en este restaurante asiático para celebrar el cumpleaños de una amiga. Éramos un grupo grande y desde luego, como primer punto, hay que decir que eso aquí no es problema: el local es espacioso y se pueden acomodar perfectamente mesas para 10 o 15 personas. En segundo lugar, también mencionaría que el servicio es bastante rápido para tomar los pedidos y traer las bebidas, aunque quizás no tanto para recoger platos vacíos, lo que cuando comes de menú se convierte en una necesidad importante.
Respecto a la carta, pues eso… tiramos de menús. Pedimos menús para 5 personas que vinieron a salirnos por unos 13 € por cabeza (aunque teniendo en cuenta que varias personas pidieron más de una bebida). De cantidad, bastante bien. No sobró comida, pero nadie se quedó con hambre. En cuanto a los platos, que recuerde ahora mismo el menú empieza con una ensalada, sigue con rollitos vietnamitas (a mí me recuerdan a los típicos rollitos de primavera, pero más pequeños), arroz frito, una tabla variada de sushi y makis, revuelto de setas, buey con setas (éste quizás fuera el mejor plato, para mi gusto) y algún plato más pero que ahora mismo no puedo recordar…
En general, la comida no estaba mal, aunque he comido mejor en otros restaurantes de este tipo de cocina. Sí me llamó la atención que nunca vinieran a ofrecernos cambiar de platos: como imaginarás, cuando comes de menú y tienes tantas cosas diferentes en la mesa, y teniendo además en cuenta que muchas comidas traen salsa, llega un momento en el que el plato está más que «guarreado». Yo no soy especialmente «tiquismiquis» con esto, la verdad, pero hay gente a la que sí le importa bastante y creo que pasarse por lo menos a preguntar si alguien quería que le cambiaran el plato habría sido un detalle muy de agradecer.
En cualquier caso, ya digo, un restaurante asiático más, que no está mal, pero al que tampoco le destacaría nada en especial, salvo quizás que es muy espacioso y puede ser buena opción para almuerzos o cenas para grandes grupos.

Si ya lo decía yo, si yo no soy de los que dicen «nunca digas, nunca jamás», aunque la verdad es que he tardado 2 años en darle una segunda oportunidad a este sitio.
Nuestra primera experiencia dejó mucho que desear, pero ahora parece ser que la cosa a mejorado un poco, por lo que aumento mi valoración de 1 a 3 estrellas.
Sin ser un restaurante modelo de buena comida asiática se puede comer correctamente. Con el menú de 8, 90 € se come bien y te atienden perfectamente.
Volveré porque me pilla muy a mano, pero jamás podra sustituir a mi restaurante asiático favorito, Zhen Bao

Soy fan de la comida oriental en todas sus facetas, por lo que Hong Kong fue el primer restaurante al que le eché el ojo cuando me mudé al barrio. Y, por supuesto, el primero que visité.
De entrada, no me causó buena impresión el hecho de que su oferta de menús fuera tan reducida, y los precios un tanto elevados. No obstante, hay que reconocer que la cantidad de comida compensa con creces estos inconvenientes. En cuanto al sabor, tan sólo le pondría pegas al sushi, un tanto insípido. El resto de platos del menú, así como otros que he probado por separado, aprueba con nota. Mención especial en mi lista particular para el buey con setas, ¡no dejéis de probarlo!
El lugar es amplio y se puede acudir en grupos sin problema; de hecho, ha sido el escenario de varias de mis comidas familiares (al final siempre consigo arrastarlos hasta lugares similares). La decoración, aunque tiene los elementos típicos de cualquier restaurante oriental (su Buda gigante, sus jarrones tradicionales) está bien escogida y con una disposición muy armónica. El colorido es sobrio y elegante.
En cuanto a la atención, siempre me han servido de forma puntual. No tengo prácticamente ninguna queja, exceptuando el hecho de que deberían ofrecer algún menú más económico.

Este no es el típico restaurante chino, es otro concepto.
Tampoco es el japonés de moda en el que cuando te traen la cuenta sientes una puñalada en el estómago.
Hong Kong se nos anuncia como «restaurante asiático» y creo que esa descripción lo define muy bien ya que es una mezcla entre chino y japonés y alguna cosa más…
Cuando entras te encuentras un local amplio con una extraña mezcla entre lugar occidental y asiático: no falta la fuentecita de agua ni el gran buda; pero no es el negocio abarrotado de mesas y en serie que nos encontramos cuando acudimos a este tipo de resturantes.
Lo mejor: su comida. Jamás he probado comida china tan deliciosa y esto lo puedo asegurar ya que tanto mi hija como yo somos dos grandes apasionadas de esta gastronomía y hemos probado bastantes.
La comida es comida. Quiero decir: el pollo a trozos se ve que es pollo a trozos. La ternera a trozos se nota que es ternera a trozos. Las verduras son trozos de verduras.
El Teppanyaki de pollo es inmejorable, los wok una delicia, las tempuras en su punto y el arroz exquisito. El sushi también está muy rico. Y los rollitos vietnamitas son delicados y estupendos.
Las raciones no son tan abundantes como en los restaurantes chinos convencionales, pero la calidad es infinitamente mayor. Yo prefiero esa proporción.
Puedes también llevarte la comida a casa o pedir a domicilio.
Hay menús para dos por 16,95 euros y la gran novedad es que en el menú aparte de lo habitual (rollitos, arroz, ensalada, pollo o ternera) te traen una bandejita de sushi variado muuuuy bueno.
No dejes de visitarlo.