HelArte

Sólo una vez y le pongo 5 estrellas. Con la calidad de los helados me ha bastado.
Aunque situada en una zona relativamente lejana (Bermejales) merece la pena el paseo.
Local pequeñito con tres mesas dentro y otras tantas fuera, decorado muy originalmente (tiene búcaro) y cosas muy antiguas.
En cuanto a los helados… que cosa más rica, cremosos, artesanos, sabiendo a helado… probé el de Tiramisú, pero puedes elegir entre unos 20 más o menos.
Tienen variedades de té, café y copas para acompañar unas tartas que tengo que ir a probar.
De lo que he probado, de lo mejorcito de Sevilla.

#LunesDeReseña
¿Qué decir de este sitio tan pequeño pero a la vez tan mágico? Bueno, para empezar no es solo una heladería más de barrio: es heladería de helados caseros y galería de arte. Y es que desde que pasas por la puerta hay algo que te llama, y es la decoración tan peculiar que tiene, ves desde vinilos de monos que te saludan en la puerta, cuadros gigantes extravagantes, gnomos de jardín en una especie de pedestal, mensajes en la nevera de las tartas, maniquíes con sombrero y textos escritos en el torso… Toda la decoración va cambiando según la gente compre las piezas que hay en su interior y exterior. Y todo se vende. TODO. Desde las mesas, sillas y obras de arte, hasta lo más comestible del local.
Los helados –buenísimos todos– también. He probado infinidad de helados caseros de aquí y otros sitios, pero tengo que decir que tienen muy buena mano con la leche merengada y el yogur con miel. No los he probado todos porque van quitando y añadiendo a la carta. ¡Espero no haberme perdido ninguno de esos que hacen que orgasmee tu paladar! (aunque con casi todos pasa eso: P)
Me falta por probar las tartas y las copas, pero es que quién se resiste a un helaito por favó… ¡y más en estas fechas! Y quien sabe, lo mismo algún día me animo y pido precio por algún gnomo o maniquí.
Es un sitio bastante acogedor, lo que veo que le falta es un poco de música y quizá un par de sofás, y no le vendría nada mal tener un espacio más grande, aunque quizá le quitaríà la magia. Aún así 5 estrellas sin dudarlo.

Helarte es una heladería situada en el barrio de Los Bermejales. No está céntrica pero merece la pena porque se disfruta comiendo helados y con la decoración.
Esta heladería es de Javi, que es el maestro heladero y de Jesús Gómez, El Jardinero, un paisajista jerezano, que además de tener muy buen gusto es muy valorado por lo que se puede ver en las publicaciones especializadas de decoración y jardinería.
Los helados son artesanos, los hace Javi y Leticia cada día y por ejemplo, algo que me da muchísima confianza es que el de fresas sin azúcar está hecho entero ¡de fresones!
La tarta de mi madre es una tarta de galletas pero con un punto secreto que la hace espectacular.
También la puedes encargar para llevar a casa y por unos 20 € te llevas una tarta para triunfar y recordar los mejores años de la infancia.
Cierran los lunes pero el resto de la semana los puedes encontrar desde el mediodía.
Un pero: Creo que deberían poner brunchs y lo bordarían también.
Las cosas que diseña Jesús suelen estar a la venta en la heladería, como sillas, mesas… Porque además de paisajista diseña mobiliario. A lo mejor te parece un poco caro pero merece la pena porque son cosas especiales y únicas.
Es pequeñita pero si la encuentras llena, no desesperes, seguro que enseguida se hace un sitio para ti :-) Es mi must de los Bermejales!
Tiene terraza

Descubrí esta singular heladería este verano y desde entonces cuando me apetece disfrutar de un postre especial no lo dudo. Su decoración y el mimo con el que te sirven cada trozo de tarta hacen de este establecimiento algo mas que una heladería. Además el dueño del establecimiento es encantador un plus mas para visitar HELARTE

#LunesDeReseña
Pequeña heladería situada en el barrio de los Bermejales, que se ha hecho famosa en la zona por lo cremoso de sus helados y sus originales sabores. Recibe bastante afluencia sobre todo en las tardes de los meses más cálidos, y especialmente en las de los fines de semana, cuando apetece algo bien fresquito.
El local es muy pequeño y dentro tiene dos o tres mesitas, pero es incómodo estar porque se monta bastante barullo de gente pidiendo sus helados. Si está la cosa tranquila, vale. Fuera ponen también algunas mesas en velador, aunque las sillas no son lo mejor de lo mejor. Al final, la mayoría de las veces es mejor optar por consumir tu helado mientras paseas o tomártelo en alguno de los jardincitos cercanos que hay en Bermejales.
Aparte de los mencionados helados, tienen también algo de bollería, tartas y gofres, así que en conjunto es buena opción para la hora del café. Eso sí, lo dicho: si hay mucha gente te va a costar coger mesa e, incluso teniéndola, no es un lugar especialmente cómodo, aunque tampoco está mal.
Buena opción si vives en los Bermejales o si pasas por allí cerca y quieres disfrutar, sobre todo, de un buen helado.

Esta heladería es mi heladería de referencia de Los Bemejales y si no la visito más a menud es porque me pilla bastante lejos y no ando por la zona con tanta frecuencia con la que me gustaría…
El local tiene una decoración muy curiosa con diferentes objetos que aprecen sacados de antiguos desvanes o mercadillos de segunda mano pero que forman un conjunto bastante original y diferente a las aburridas mesas de plástico de casi todas las heladerías.
Y si la decoración es distinta, el producto no se queda atrás. Los helados son totalmente artesanos y bastante cremosos. Suele haber un poco menos de 20 sabores distintos que van cambiando, uno de mis favoritos es el de canela. Otros sabores dulces que también me gustan son el de galleta oreo, ferrero o chocolate aunque también hay sabores de frutas como fresa o nectarina.
Además de los helados, también hay tartas caseras. Mi favorita para los meses de invierno es la «tarta de mi madre» que es la clasica tarta de galletas y chocolate que en este caso también lleva natillas. Está deliciosa y es una apuesta segura! Además, si la pides para tomar en el local las tartas van acompañadas de una pequeña bolita de helado cuyo sabor se puede elegir.
Por último, también me gustaría mencionar que también hay una pequeña selección de distintos tés especiales que son el acompañamiento perfecto para las tartas.

#LunesDeReseña
¡Menuda heladería! Mi primera incursión en sus productos fue un día que compramos un par de tarrinas para llevar a casa, y desde que vi cómo las preparaban, me ganaron totalmente: si en una heladería pido una tarrina y me ponen una bolita de helado en el fondo, es probable que no vuelva. Si me la llenan hasta arriba, ya me tienen contenta. Pero es que la encantadora responsable del HelArte nos puso unas tarrinas en las que el helado se salía por arriba y no podían ni cerrarse: D
Qué decir de los sabores… absolutamente deliciosos. No tienen una gran variedad, pero tampoco la necesitan, con los que tienen hay más que suficiente para disfrutar de unos helados excepcionales, especialmente el de turrón.
Pero la experiencia de tomarte un helado es aún mejor si lo haces en el propio local. Decorado con mensajes divertidos y motivadores, y con preciosas mesas y sillas estilo vintage, es un ambiente tan agradable que puedes estar horas disfrutando de tu helado, o de los cafés y tés que también ofrecen y que también preparan con mucho cariño, servidos con teteras y tazas muy bonitas.

#LunesdeReseña
Andábamos merodeando por la zona de los Bermejales en búsqueda y captura de un lugar del que habíamos oído hablar: Helarte. Yo pensaba: «bueno, un sitio de helados más. Seguro que están ricos y punto». Pero me equivocaba en algunos detalles…
Cuando llegué, me fascinaron las mesas de fuera, con ese toque vintage que tanto me mola: mesas y sillas pesadas, de metal, con colorines animados y tonos pastel. Luego entramos y la decoración seguía el mismo estilo, con todavía más detalles chulos y frases que te hacen sacar la cámara de fotos y capturar el instante.
Sin embargo, miré la parte de los helados y me quedé un poco chof. Había pocos helados, sólo tenía una nevera y estaba por la mitad. La verdad es que a pesar de los que poquitos que había, eran bastante apetecibles. Además, «¿para qué quieres tantos sabores estrambóticos si luego te quedas con el maldito helado de turrón, Sara?».
Al final, le hice caso a algunos tips que habían dejado los Unilocalers y (no, no me pedí el brownie) sino que probé el de banana split. En realidad, creo que pedí otro sabor también, pero es que éste cautivó mi corazón, mi paladar, mis neuronas y mi cerebro. Vaya, que estaba riquísimo. El otro puede que fuese el de turrón y estoy segura de que estaba muy bueno, pero imagina cómo estaría el de banana split, para que me haya olvidado completamente de mi sabor favorito para los helados.
Para culminar la experiencia, el chico que nos atendió fue correcto, simpático y educado. Además de bastante agradecido cada vez que alguien le llevaba los vasos usados antes de irse, pues el chaval suele estar solo allí.
¿Volveré? Cada vez que pase por los Bermejales o disponga de coche, seguramente.

#LunesDeReseña en @YelpSevilla
Puedo decir que ya he venido las veces suficientes como para ponerle las cinco estrellazas que creo que se merece. HelArte es una pequeña heladería que, como bien indica su nombre, mezcla el helado con el arte de una manera muy particular.
Además de los helados, me llama muchísimo la atención la decoración del lugar. Está repleto de pequeños detalles en un local pequeño y coqueto, con cuadros de diseño y una ambientación muy particular. Basta ver las fotos que acompañan tanto a esta reseña como a las demás para darse cuenta de que no se trata de una heladería al uso, de esas de blanco nuclear en las que parece que en cualquier momento te van a salir Neo y Morfeo para contarte qué es Matrix.
Por su parte, los helados creo que están a la altura de las mejores heladerías del centro de Sevilla, sin tanta excentricidad en la variedad de sabores. Yo soy muy fan del de banana, del de turrón, del de yogur y miel y del de tarta de queso, por no hablar del de galleta María. Todos realmente deliciosos y servidos con un mimo y una dedicación que rara vez se ve ya hoy en día.
Es, junto con la cercana Tasca del Pintor, uno de los grandes motivos por los que suelo desplazarme hasta Los Bermejales, que no me pilla de paso ni aunque quiera dar rodeos.

Si eres un amante de lo dulce, HelArte piede convertirse en tu pequeño paraíso en este barrio. Es un local pequeñito pero con un encanto especial que empieza con las preciosas sillas de colores que encontrarás en la puerta y que te invitan a quedarte toda la tarde en primavera y otoño.
En los helados, el de banana split y yogurth con miel son insuperables. Y si eres de los que prefieren tartas, siempre tienen auténticas delicias además de magdalenas y otras creaciones caseras.
Los dueños cuidan todo. Ponen mucho mimo a cada detalle. La atención, la música, la iluminación… Y eso en Sevilla se agradece especialmente.

Desde la primera vez que fuí me quede enamorada de esta heladería.
La decoración tan coqueta te invita a entrar y para mi sin duda por mis gustos personales hacen unos helados realmente buenos mi incondicional el de pistacho, este pasó mi prueba particular (es mi favorito y heladería que veo lo primero que hago es ver sí lo tienen, algo muy complicado a veces)
Así que sí estas por la zona es la mejor opción después de un tapeo.

Cuando vi esas mesitas con esas sillas tan monas no pude evitar querer merendar allí, solo hace falta ver la foto que subí de una de mis meriendas para darse cuenta del mimo que te ponen al servirte.
La variedad en tartas no es muy amplia pero puedes probar sus helados, gofres, etc. y también disponen de tés e infusiones (imprescindible).
El local es pequeño pero puedes sentarte tanto dentro como en su terraza.
Si pasas por la zona de los bermejales tienes que probar esta cafetería.

Por motivos de trabajo, he frecuentado mucho la zona Bermejales durante los últimos tres-​cuatro años.
Es uno de los barrios «emergentes» de Sevilla, en continua expansión y con abundancia de familias jóvenes con niños que se han trasladado a vivir allí. En consecuencia, los locales de la zona están muy orientados a este target: tiendas de moda y complementos con un toque diferente, tiendas de moda infantil, gastrobares, sitios para tomar una copa/​café acompañados de algo dulce…
Y entre todos ellos, destaca con luz propia esta coqueta heladería. Lo primero que llama la atención es su original decoración: cada mesa y cada silla son únicas, con un aire vintage que constituye una de sus señas de identidad. El local es pequeño, con capacidad para unas tres o cuatro mesas, pero disponen de unos veladores donde es muy agradable sentarse cuando hace buen tiempo.
En cuanto a lo que nos interesa, su carta, sólo decir que si eres goloso va a ser tu perdición: los helados, caseros, están deliciosos. No te pierdas el de turrón y el de vainilla con galletas. Yo no soy nada dulcera, salvo para el chocolate, y tampoco soy muy aficionada a tomar una tarrina de helado porque sí, así que aprovecho cuando vengo aquí para variar la bola de helado que añado a MI brownie de chocolate y de esta manera los voy probando… ¿el brownie? Sin palabras ^_​^
También tienen variedad de tartas caseras, de las que destaco la clásica de flan, galletas y chocolate, muy buena.
Para beber disponen de café y tés, así como zumos naturales. Ahora en verano, también tienen granizada de limón.
En definitiva: la mejor opción de la zona para un caprichito dulce.

Uno de los mejores helado que puedes tomar en la ciudad. No tiene gran variedad de sabores porque tampoco tienen más espacio. Pero están buenísimos. Las tartas caseras igual. Una estética muy artística para acompañar al nombre. Como curiosidad para quien no lo sepa todas las sillas y mesas se pueden comprar. El trato es siempre muy amable.

sencillamente increíble cada gusto de helado, cada bocado de tarta, cada infusión o café y por supuesto cada toque decorativo. un sitio para probar, repetir y no dejar de degustar y disfrutar, con pareja, amigos, familia, con cualquiera…
el dueño es un artista y la maestra de las tartas que lo acompaña es increíblemente dulce tanto como las obras de arte en forma de tarta, no por su estética clásica sino por la añoranza a la infancia que provocan sus bocados.
disfruten

Cada vez que he estado en esta heladería-​cafetería me ha venido a la mente la película «Alicia en el país de las maravillas». El motivo es muy sencillo: la decoración. Cada mesa y silla son distintas y con colores variados, en la pared hay obras de arte de pintores, escultores… locales que puedes comprar si te gustan, el letrero con el nombre se encuentra en el «escaparate» y son unas enormes letras que se iluminan por la tarde-​noche con una gran tira de bombillas que lo adornan. No sé, tienes que verlo para darte cuenta de ello.
A lo que vamos, disponen de helados caseros muy buenos y gran variedad de tes y cafés, pero lo mejor son sus tartas (de la abuela con galletas, natillas y chocolate, de manzana, brownie…), todas caseras y muy bien elaboradas.
Si quieres tomarte algo dulce que esté bueno en un local interesante, anímate a ir! Si quieres también puedes tomarte una copa si pasas del café :)

Heladería nada clásica en la zona de los Bermejales. Tienen unas tartas que te mueres… y por supuesto helados, café, té, gofres, etc…
La decoración del local es muy peculiar, con exposiciones de arte de artistas locales cuyas obras se puenden comprar.
Pásate a tomarte un postre tras una comida o a darte un capricho y no te arrepentirás.
El local es pequeñito (4 mesas) aunque tambien tiene mesas en la calle.

Antes que nada, reconocedlo, ¿no es un nombre genial?
Algunos nombres definen al establecimiento incluso antes de entrar, y con éste sucede eso mismo. Ya sabes que no te vas a encontrar con la clásica tienda de helados, en la que entras, eliges cucurucho y te marchas sin apenas fijarte en lo que te rodea. Es realmente curioso, pero aquí el protagonista no es el helado precisamente.
Helarte te invita a quedarte (perdón por el ripio barato). Es un sitio acogedor, vanguardista, para tomar café en una tarde de domingo, después de una comida familiar (así fue cómo lo conocí yo, de hecho); no sólo en verano, sino también en invierno, ya que tiene esa útil capacidad para «cambiar de piel» con las estaciones. Su espacio es pequeño, y por ello no es apropiado para grandes reuniones; pero gana, por otra parte, en intimidad y en recogimiento. ¡Un sitio perfecto para hacer confidencias!

Me es difícil clasificar HelArte dentro de alguna categoría preestablecida. Es un concepto que rompe con los que nos manejamos cotidianamente. Es una heladería, sí, porque tiene helados, pero también puedes encontrar tartas, gofres, granizada, batidos. Y aún sabiendo lo que puedes encontrar, sigue siendo complicado encerrar a HelArte bajo una palabra que la defina.
En este establecimiento, contenido y continente se complementan, hasta hacerse inseparables.
El contenido: los mejores postres de la ciudad. Helados que puedes mezclar en el mismo plato con un buen trozo de tarta, y por supuesto, todo artesanal y hecho con mucho mimo. Eso se nota. Sólo recordarlo es un placer.
El continente: desde fuera, donde las sillas adoptan figuras humanas, ya puedes advertir por la cristalera, que entrar es como darte un pequeña vuelta por algún lugar del mundo. No se sabe por donde, pero lo que sí se sabe, es que lejos de donde nos encontramos.
Visita obligada para todo el mundo.

Esta es la heladería más bonita de toda Sevilla.
La verdad es que se parece más a una pequeña sala de exposiciones que a una heladería. Y es que esos dos conceptos son los que se unen en este lugar como ya su propio nombre nos indica. De hecho, habitualmente distintos artistas exponen en el local.
La decoración y el diseño del establecimiento rezuman creatividad y buen gusto, es un placer dedicarte a observar cuanto te rodea mientras esperas a que te pongan tu helado: ilustraciones, cuadros, muebles, un botijo para el agua, una pequeña vitrina donde se expone una selecta muestra de complementos o bisutería a la venta y que va cambiado períodicamente… no hay una silla igual a otra y cada cual es más bonita. Todo se vende, incluso el mobiliario.
¡Y los helados! Son helados artesanos elaborados por el chef Javier Ceballos y todos tiene un toque especial. Puedes consumirlos en el local ya que tiene unas cuantas mesitas dentro y otras tantas fuera o puedes llevarlos para casa.
También hay pastelitos y tartas y si te apetece tomar una copa también puedes hacerlo.
La calidad es magnífica, pero independientemente de ello, merece la pena visitar esta heladería por ser un lugar intimo, creativo, especial y único.