Alameda

Este bar está mucho menos lleno que todos sus homólogos de la Alameda, y en cierto modo lo entiendo. No ya por la decoración (que no es gran cosa, pero tampoco lo es la de otros bares de la zona) sino porque el ambiente llama al ambiente. Y en fin, empezar la noche en un bar vacío parece que echa para atrás.
Pero en mi defensa del sitio no-​abarrotado diré que, cuando el resto de bares está hasta los topes y hay que llegar a la barra con el modo codazo on, este local es un buen refugio. Ignoro si tienen algo para comer, porque siempre he ido a la hora del café que se convierte paulatinamente en mojito que al final acaba siendo gin-​tonic. Y en todas estas cosas la experiencia fue aceptable.
En resumen, yo diría que aprueba y más que por los pelos. Aunque claro, todo depende de si los demás bares están ya llenos…

Si algo tiene la Alameda que la distingue de otras muchas zonas de la ciudad es ese puntillo bohemio y crápula, que aglutina a personas de muy diversa índole. Café Alameda recoge ese espíritu, se imbuye de él y prácticamente lo exhala por los cuatro costados.
Desde el logotipo, con esas letras intrincadas «a lo francés», hasta los colores que escoge, todo en su aspecto nos provoca esa sensación. El interior, si bien un tanto mortecino y frío (bueno, yo he pasado frío las últimas veces que he estado; a lo mejor es que la calefacción y yo no hemos coincidido), es bastante agradable. Suelen haber exposiciones de artistas noveles locales, un detalle que continúa en la misma línea de la estética general y que desde luego es muy de agradecer en estos tiempos.
Café Alameda no destaca por nada en especial en cuanto a su oferta de bebidas o tapas. Éstas, de hecho, no son de las más baratas que encontrarás en la zona… Pero si te sientes atraído por la estética que he mencionado tanto como yo, pasarás un rato agradable.

Esta cafetería engaña parece por fuera poca cosa pero por dentro es muchísimo mas amplia de lo que aparenta. Y es uno de los lugares de la Alameda donde yo me siento a gusto tomando café. Dentro y también fuera, ya que por la tarde da la sombrita en su terraza.
La gente que lo lleva es muy simpática y aunque no es un sitio donde comer, a pesar de tener algunas cosillas de picoteo (brochetas, rulo de queso de cabra, etc.), es agradable tomar alguno de los combinados que preparan rollo caipirinha, mojitos, SF, etc. A mi me gusta mucho el «mojito parisino» que preparan y el daiquiri (al que dan un punto muy bueno). Además tambien puedes tomar, cafés, zumos, licores, etc.
Si buscas un sitio discreto y agradable el Alameda es una buena opción a considerar.