La Toná

Tal y como había visto que ponían este sitio en cuanto a decoración y demás me lo esperaba bastante peor. Vale que es muy lolailo, pero jolín, es que es lo suyo. A lo mejor también influyó en mi buena sensación general que cuando estuve no tenían puesta esa música infernal de la que todo el mundo habla, could be.
El local es más bien estrechito, alargado. Como fuimos a mediodía se conoce que solamente lo tenían abierto hasta la mitad, porque se veía detrás de un biombo más espacio y más mesas.
La comida me pareció acorde al precio que tiene, de sabor bastante buena aunque la apariencia a veces no llevara a pensarlo.
Los camareros fueron bastante eficientes, no tuvimos que esperar apenas nada desde que pedimos hasta que nos trajeron las cosas. En media horilla habíamos terminado de comer.
Me quedé con ganas de probar algún postre, para la próxima.
Eso sí, los cubiertos que nos pusieron nada más llegar estaban hiper grasientos… son detalles que quedan fatal y que creo que no cuesta nada cuidar, la verdad.

Buscábamos un sitio donde tomar algo, sin más, así que nos colamos en lo que parece una nueva franquicia de cervezas y raciones a precio económico. El estilo es similar al de La Sureña, si bien no me pareció ver los típicos cubos rebosantes de hielo.
Pedimos unas lágrimas de pollo, algunos montaditos y refrescos. Todo sabroso y a precio razonable para el tamaño de las raciones.
El producto estrella, acorde al ambiente andaluz que destilan sus paredes (con azulejos, lunares y farolillos por doquier) es el pescadito frito. Que por cierto, si no os gustan las sevillanas y el flamenquito, mejor no entrar. Será lo único que escucharéis.
Respecto al servicio, muy atentos. Toman nota, sirven y cobran en mesa, por contra de otros establecimientos similares. Aceptan tarjeta.
Acudí entre semana y se estaba muy tranquilo. No tiene pinta de que ocurra igual en fin de semana.

Restaurante «típico» andaluz aunque debe ser porque ofrece rebujitos y una decoración que parece bastante excesiva con todo lleno de lunares.
El serranito que tienen, y que tanto buscamos hace tiempo por una conversación de Unilocal,es lo más parecido que me he encontrado en Madrid al auténtico pero deja que desear sobre todo en el tipo de pan que no me gustó demasiado.
A pesar de que el serranito me decepcionó como tal, las tapas y raciones que pedimos para acompañar (por la promoción) estaban muy ricas aunque alguna venía muy poca cantidad y en otras mucho más.
Las cañas son muy baratas y te ponen unas aceitunas para acompañarlas.
La banda sonora que te acompaña todo el tiempo es flamenco, lo cual a mi me satura muy rápido (si, soy uno de esos malagueños raros a los que no les gusta nada el flamenco)
Este sitio es ideal para tomar un par de cañas rápidas con alguna tapa ligera con la que matar el hambre hasta ir a un lugar cuyo ambiente invite a estar más tiempo sentado en el lugar (si pillas sitio en la terraza te ahorrarás el tema de la música pero tendrás al lado todo el tráfico de coches y personas de fuencarral que es casi peor…)

lugar para disfrutar de un ambiente andaluz en Madrid. Lunares por todas partes y rebujito para refrescar. Raciones de pescaito frito, ensaladilla y raciones en general de croquetas, papas etc. Sevillanas de fondo, así que un lugar muy bueno para celebrar el ‘alumbrao’ de la feria de Sevilla en la capital.
Precio entre 10 € a 12 € por persona.

Bar-​Restaurante andaluz situado entre la Plaza de Barceló y la Glorieta de Bilbao. Lo he visitado hoy por primera vez y he quedado bastante impresionado.
Decoración excesivamente recargada con lunarcitos, farolillos y topicazos andaluces, espacio suficiente para sentarte con mesas amplias y detalle de tener una foto de Camarón en la puerta del baño de tíos y otra de Rocío Jurado en el de tías. Sensacional xD.
Para comer tienen racioncillas a 3 o 6 euros, de buen tamaño para el precio que tienen. La salsa brava algo sosilla, pero se dejaba comer. El solomillo al whisky es un engañabobos: eso no es solomillo ni de coña. Eso sí, el secreto al pedro ximenez cojonudo, un plato grande con patatas por 6 euros. Tinen unas cazuelas de albóndigas que no he probado, pero que tienen una pinta maravillosa.
Botellines de Mahou a 80 céntimos, cañas a 1 euro y dobles a 2, con refrescos a ochenta céntimos para los abstemios.
Como punto negativo, la música. Está a toda ostia y es flamenco del malo. He acabado de La Húngara hasta la punta de la poya xD.
La carta de raciones no era tampoco muy muy amplia, y tenían el imperdonable fallo de no tener oreja a la plancha, pero por lo demás me parece un lugar bastante correcto.

A este lugar le tengo un cariño especial porque siempre que he ido ha sido con él.
Esta Toná me gusta en particular porque me parece que la atención y la comida supera a las demás.
Como muchos sabréis, el lugar está ambientado en la Andalucía sevillana (en la feria de Abril se pegan las fiestas del siglo). Sirven cañas a un euro y los botellines a 0,80, siempre acompañados de aceitunas que pueden ser de manzanilla o de la abuela (depende del día).
Los jueves hay ‘cartonazo’. Esto significa que por 6 € tienes un plato y un cartucho.
Sirven comida para llevar.
Recomiendo la carne con tomate, las patatas con huevos fritos y las puntillitas (chopitos de toda la vida).
En serio, engaña mucho. Pero si te apetece picar algo rápido, rico y barato… Pocos sitios conozco como este. Además, siempre es un buen preámbulo para salir de fiesta por Malasaña.