Juan Raro

Descubrimiento con mi madre! Menú a 10 € fantàstico, comida diferente y original y el servicio es inmejorable. Sùper amables. Repito seguro.
AH! Y una cosa FUNDAMENTAL: puedes venir con tu perro.

Uno de los dueños de este local es un conocido mío, y la verdad es que no sé cuántas veces me ha pedido por favor que me pase por el Juan Raro, ni tampoco cuánto tiempo he pospuesto yo la visita. Pero como más vale tarde que nunca, el otro día, que estaba de reuniones por Lavapiés, terminé comiendo aquí.
Y entendí que tenía que haber ido antes, muchísimo antes.
Para empezar, el sitio es súper chulo. El local es impresionante, con unos techos altísimos, medio restaurante, medio bar, medio café. Me sentaron inmediatamente, nada más entrar, y la chica me trajo la carta, que por cierto tiene muy buena pinta, y el menú del día. La carta tenía varios platos que me hacían tilín, pero terminé escogiendo un menú del día por aquello de ser un poco más sano. Pedí una crema de verduras y pollo asado, este por recomendación de la camarera (lo otro que me apetecía era pescado).
La crema de espinacas estaba rica, pero estaba un pelín sosa para mi gusto. Ahora, que el pollo asado estaba increíble, delicioso. Definitivamente, la camarera dio en el clavo. El precio del menú está ajustadísimo y el sitio es realmente encantador, con un ambiente relajadísimo y muy del barrio. Muy pero que muy recomendable.

La carta es un tanto especial pero el menú del día supera con creces cualquiera del barrio. Es económico y no te llevas sorpresa por estar en su terraza! El trato es amable, yo siempre que puedo me paso por allí

I decided to try this place out when I was asking by it and then later saw it had good reviews on Unilocal.The rating did not lie — this place is cool.
I got lucky grabbing the last available table before a crowd of people showed up around 9 pm. Many ended up just grabbing some drinks at the bar while waiting for tables.
The staff was very friendly, but did not speak much English. They did not seem to mind the extra effort to help explain some of their menu items though, which was nice. I ended up ordering the Entraña de ternera con chemachurri. While «veal entrails» doesn’t sound appetizing, it was absolutely delicious and reminded me of braised steak. The chemachurri sauce was a little strong and not as tangy as I’ve previously had.
Afterwards, I ordered the sopa de chocolate blanco. It was a white chocolate and baileys milkshake with two sticks of some chocolate cookie. Easily the best part of the meal!

vine al Juan Raro por una exposición de una joven autora que, además de mostrarnos sus cuadros en las paredes, estuvo varios días pintando en la calle, entre la gente que se tomaba una copa en la terraza. Toda una experiencia, y un lugar excelente para llevarla a cabo. La sorpresa añadida fue que el Juán Raro es un local excelente, espacioso, chulo, bien atendido y con unas cuantas exquisiteces en el bolsillo, aptas para todos los bolsillos. Otro lugar a tener en cuenta por el barrio

Uno de los mejores locales de Lavapiés para estar con tu pareja o con amigos y disfrutar de su ambiente y terraza además de su gustosa cocina

JUAN RARO es una taberna situada a mitad de la calle Miguel Servet, al lado de clásicos del barrio como La Mancha o el Donato, y otros de apertura más reciente como Los Chuchis.
Local de tamaño medio. Barra corrida a la entrada con unas seis mesas y un comedorcito al fondo con otras cuatro. Decoración un tanto «destroyer», como si hubieran dejado la reforma del sitio a medias, suelos y paredes sin revestir, palés y vallas de obra. Sillas y mesas desparejadas y sin vestir.
Carta de raciones para compartir, en la línea de lo que se lleva ahora: croquetas, tataki, carrillera, etc., además de ensaladas y varios tipos de bocadillos. Además, entre diario tienen un menú por 10 euros con buena pinta.
Dos personas, pedimos todo a compartir, una tosta de morcilla con manzana. Normalita.
Huevo poché, que consiste en una terrina con boletus, puré de patata, un huevo en todo lo alto, aromatizado con aceite de trufa y al horno. Un plato que se come con cuchara bastante logrado.
Por último unos chipirones en su tinta, sorprendentemente buenos. Servidos con una base de arroz blanco, muy tiernos y sabrosos, de lo mejor de la comida.
Terminamos compartiendo una crema de yogur con arándanos, bastante sin más.
Carta de vinos interesante, aunque un poco subidita de precio, de la que elegimos un Priorat «Ciutat Vella», regulero, que hubo que enfriar en cubitera.
Con un café, pagamos 38 euros, gracias a que los la tosta y los chipirones formaban parte del menú del día que merece mucho la pena. No comimos mal, se puede volver.

This was my absolute favorite dinner in Spain. Located in the artsy, bohemian neighborhood of Lavapiés, Juan Raro is part café, part tapas restaurant, part art studio and a wholly wonderful experience.
Our party of four enjoyed a tapas dinner here on the recommendation of a neighborhood friend. Juan, an English speaker, personally attended our table and guided the selection of tapas through dinner — nine in all. We left fully stuffed and satisfied, all in agreement that these were the best tapas we had eaten in Madrid. The menu included sliced jamon, papas with spicy red sauce, ham and egg croquettes, goat cheese salad with jamon, seared salmon on pickled green beans with spicy mustard, and carne medallions over mashed potatoes followed by a delicious and airy flan-​styled créme brûlée dessert.
The full bar provided pre-​dinner cocktails and the wine menu complimented the dinner with a range of quite reasonably priced local selections. Reservations recommended.
This is definitely a neighborhood hotspot with very few visible tourists (four, by my count, on the night we visited), and Juan appears to be plugged in to the art community. He rotates local art on the walls and recommended we check out a nearby urban art installation, which made for a perfect way to walk off dinner.
Of my time in Madrid and Barcelona this was my single favorite meal, a combination of fantastically prepared food with true local aesthetic, free of touristic pretension and peppered with a neighborhood flavor not found in the major plazas. Juan is a humble and endearing host. I recommend making his restaurant a must-​see for visitors interested in experiencing modern, local Madrid.

Hace unos días que me percaté de la apertura de este nuevo bar. Así que tenía muchas ganas de tener una oportunidad para probarlo. Me atraía mucho esa mesita al lado de la ventana y me daba la sensación de que iba a ser un estupendo sitio para tomarse algo y comer.
Lo que ocurre es que últimamente no he tenido mucha suerte en lo de probar nuevos restaurantes. Es querer probarlo y me sale rana. En esta ocasión no fue por la comida.
Eran las 5 de la tarde y yo todavía no había comido, así que le dije a una amiga de ir a tomar algo. Decidimos entrar y yo pensaba que me iban a decir que estaba cerrada la cocina pero no, tuve suerte :) Nos sentamos en la mesita que había visto por la calle y me trajeron la carta, en versión fotocopia. Primer error!
Yo notaba que había un grupo muy grande de gente comiendo como de raciones, lo que no sabía es que era un cumpleaños. Por lo tanto que mientras nos tomábamos un par de cañas y esperaba mi ensalada de tomate y ventresca… eso empezó a subir de volumen. El grupo del cumpleaños, al que acaba de llegar la estrella de este, comenzó a gritar eufóricamente mientras se hacían fotos, daban los regalos. Claro, mi amiga y yo nos sentíamos un poco incómodas, porque casi no podíamos ni hablar. Todo llego a la cúspide cuando decidieron poner un video en una pantalla con la gente hablando en versión ardilla. Un cuadro!
Por tanto ahí estaba yo comiendo mi ensalada de 8 euros. Muy rica y muy bien montada por capas y con un sabor de tomate estupendo. Así que imaginaros el momento en el que el camarero me retira el plato terminado y me pregunta que tal. Yo medio riéndome le digo que el plato muy rico. Él me enfatizó que acababan de abrir y que NO todos los días era así.
Yo entiendo que permitas cumpleaños, porque a todos nos gusta las celebraciones, pero soy partidaria de que si el grupo es muy grande le des la opción de reservar el espacio, decidle una hora y día que no haya mucha gente o advertir, a un cliente como yo, que no es el mejor día para probarlo.
Eso sí, la carta (que deberían dar de otra forma) tenía pintaza, como cocina sencilla pero con ingredientes interesantes y la presentación muy buena. Le daré una oportunidad.