Ínsipida. Esa es la palabra. Iba con ganas de comer unos buenos y sabrosos tallarines al wok, y lo que me encontré fue un engrudo de pasta bastante pasada y sin sabor. La verdad es que debería haberme percatado antes de entrar al local y ver que estaba vacío, y eso que eran las dos de la tarde, y en plena calle Huertas, que por pocos turistas que haya, siempre hay alguien que debe estar consumiendo. A la entrada ya te topas la cocina encerrada tras una mampara de cristal como sucede en otros tantos negocios de este tipo, seguidamente las verduras y la caja, y el resto del local con las mesas. Pedí unos tallarines de arroz con verduras y pollo(por el pollo en tiras ya te suman 1’50 €); además pedí dos rollitos de verdura(me pusieron 3) y una bebida. Como el local estaba vacío, la persona que atendíà la caja tuvo que llamar al cocinero varias veces, ya que estaba en el otro extremo del local. El cocinero, oriental, y con cara de poquísimos amigos, se puso a cocinar enseguida. Pero la verdad es que creo que tardaron más de la cuenta. Como pedí la comida para llevar, no la saboreé hasta que la puse en la mesa en casa. Bueno, eso de saborear es por decir algo, porque, los rollitos estaban medio crudos por dentro y algo quemados por fuera, y como no pusieron salsa, pues tuve que echar mano de una que tengo en casa para darles algo de gracia. Y los tallarines, ni al primer bocado pude degustar algo. Casi era más fácil habérselos comido con una cuchara que con palillos, ya que al estar tan pasados, se rompían al intentar cogerlos, y eso que luego tanto la carne como la verdura estaban más bien poco hechos. Y de sabor, eso que suelo utilizar yo cuando algo no me sabe a nada: «¡Tierra llamando a sabor, tierra llamando a sabor!» Desde luego, una verdadera decepción.
Aitana M.
Tu valoración: 3 Madrid
Ya conocía el restaurante que tienen en la calle Príncipe, pero esta vez fuimos al que han abierto hace poco en Huertas. A efectos prácticos es prácticamente el mismo lugar, con lo que si conoces el primero ya sabes lo que aquí te espera. Muchas veces, sobretodo a mediodía, cuando luego tienes que seguir trabajando y encima hace calor, no te apetece una comilona de chuletón, copazo y puro, tan española como la siesta que te tienes que permitir luego. En estas ocasiones es recomendable comer algo más ligero y, justo en la zona, estaba este restaurante de verduras salteadas y precios asequibles. Lo hacen al momento y le ponen lo que tú quieras. En la carta anuncian sushi y otras cosas pequeñas, pero con uno de los platos de wok, ya sea de arroz o de algún tipo de fideos(de huevo o de arroz) acabas más que satisfecho. Ese fue mi caso, por lo menos: unos vermicelli con verduras y huevo y una botella de agua. Comí por cinco euros y acabé muy contenta. Los platos son realmente baratos(3,90) y no desmerecen en calidad, con lo que para situaciones como la que describo viene fenomenal. Sobre el restaurante en sí, no es nada del otro mundo: halógenos, mesas de estación, etc. pero está bien ventilado y hay bastante espacio para sentarse, con lo que resulta más que conveniente.