Romario

La pizza de provoleta y albahaca de Romario es LO MASSSSS! Y las empanadas de queso y cebolla no se quedan atrás.
No importa a qué local vayas/​pidas, la calidad es siempre buenísima.
Atienen con buena onda, música relajada, no te apuran para q te vayas cuando terminás de comer, es genial.
El ambiente es informal, ideal para un momento relajado con familia o amigos.

Hacía un día lindísimo, así que decidí pasar por Romario, levantar unas empanadas y seguir hasta Parque Las Heras.
El local es chiquito en comparación a la mayoría de la cadena, pero tiene un amplio sector afuera que compensa un poco. Lo primero que ves cuando entrás es el horno de barro y el fuego prendido y pizzas saliendo y mucha muza derretida y baba cayendo.
Pedí empanada variada. Una de cerdo, una de carne picante, una de apio y roquefort y otra de cebolla y queso.
La atención fue meh, algo que suele pasar en los locales que son tan concurridos, pero bueno, fui a que me den 4 empanadas también, crucé 4 palabras con el pibe.
Mientras me las preparaban aproveché para ir al baño. LO CHIQUITOS QUE SON DIOS. La puerta abría de pedo, si había alguien adentro se comía un portazo. Son tan chiquitos que yo, que soy un palo, apenas me podía dar vuelta. Si pesas más de 75kg tenés que dejar la puerta abierta.
Mi pedido estuvo listo en 5 minutos, así que agarré la caja y fui hasta el parque a comerme esas 4 empanadas rodeado de gente que hacía deportes, como ese capítulo de los Simpsons, que Bart y la hija del Reverendo Alegría van a comer helado a la puerta del gimnasio.
Las empanadas tenían masa casera de grasa, super crocante y tostadita por el horno de barro que era una maravilla, nada de esas empanadas babosas que no se pueden mantener derechas. El relleno era abundante y jugoso, pero nada del otro mundo. A ver, eran ricas, pero eran todas medio parecidas de sabor.
Estaba bien, pero por el precio ($ 18 cada empanada, Septiembre 2015) me esperaba un poco más.

Romario es una pizzería que me gusta pero no me vuelve loca, salvo una en particular que merece muchos aplausos. En general zafa, pero voy a defender a muerte la que hacen de 4 quesos, eso sí que es la gloria y por ellos le doy una estrellita mas.
Trae mucho provolone, y está increíblemente tostado.
Si la pedís para llevar o delivery a tu casa preparate para comer una pizza que zafa pero la pagas como si fuera de oro.
Si vas a comer al local la cosa cambia muchísimo.
Tienen una base de hierro caliente en la tabla, que mantiene la pizza crocante, y cuando cortas las porciones el queso que va tocando el hierro empieza a dorarse y a ponerse crocantito, pero no creo que sea la mejor pizza que tiene Buenos Aires como muchos fanáticos suelen decir.
Son normales pero tienen la particularidad de tener una masa finita y a la piedra, cosa que no se consigue en todos lados.
El local este en particular es mínimo. Así que se come afuera bajo toldos con calefacción, y está abierto hasta tarde, para los que estamos siempre atrasados en los horarios de la vida. Te comes una pizza a las 12 de la noche sin problemas

Los que no viven cerca de un romario siempre añoran su pizza. Yo que estoy en la misma cuadra suelo olvidarlo. No porque sus productos no me gusten… son un clásico! Pero siento que no es mi estilo.
Este local está instalado hace muchisimos años y siempre sigue concurrido. A la hora que sea, el dia que sea. Su volumen de mesas esta volcado a la calle en verano igual que en invierno debido a que si hace frio prenden esa calefacion que te hace extrañar la nieve aunque no la conozcas.
Su variedad de pizzas es mas que aceptable y en los últimos años variaron sus empanadas (las de salmón salen como locas). Tenes la característica brahama par acompañar lo que ordenes y un recambio de mozos que tratan de practicar la amabilidad ante todo.
Debido a su concurrencia (que insisto es mucha y permanente) muchas veces queda librado a la suerte la demora de la comida o la «crocantez» de la misma, pero nunca va a fallar un autentico sello romario en todo.

Seguramente mi puntaje indigne a los fanáticos enceguecidos de Romario, pero hay que admitir muchachos que el nivel decayó estrepitosamente. Todavía es una pizza comible y con mucha suerte a veces, buena a secas. Solo por eso no se fue a la B, pero su calidad pende de un hilo.
Se confiaron del éxito y la clientela masiva, empezaron a sacar las pizzas cada vez más grasosas y con productos más chotos. El jamón que antes era muy bueno ahora es una paleta de las mas baratas, me la juego. El tomate suele estar seco, menos cantidad de rúcula y la cuatro quesos es un masacote aceitoso indistinguible. Las más básicas zafan, y reitero, cada tanto están buenas hasta ahí, pero lejos ya de una pizza copada.
El local de cabello está lleno siempre, pero tampoco es difícil llenarlo con diez mesas. Es una opción divertida para salir a comer algo con pareja o un grupo reducido de amigos porque no entran las sillas en la vereda. Pero los precios se fueron de mambo más teniendo en cuenta su desmejoramiento.

Romario solía ser sinónimo de buena pizza, pero últimamente intuyo que se dejó dormir en sus laureles. De todas formas, es un poco como dice el dicho: «cuando la pizza es buena, es excelente; y cuando es mala, es buena». No es fea ni por asomo, pero tiene algo de desgano que no la distingue de otras tantas que pueden comerse en otros rincones de Palermo.
En general pido la de provolone (porque mientras más queso, mejor) y viene bien bien cargada, aunque con mucho aceite. Si vas a pedir lo justo, las empanadas son ricas y una buena entrada para anticipar la pizza. Para beber tienen lo clásico: gaseosas, cerveza. Nada fuera de lo normal, como adelanté.
La atención es lenta pero atenta, y si el día está lindo, podés aprovechar una de las mesitas que ponen afuera.
En general no recomendaría pedir delivery porque los chicos que la llevan van en patines y las posibilidades de que tu pizza llegue con todo el queso de un sólo lado y pegado a la caja son altísimas.

Fui con mis compañeros de trabajo a Romario ya que estamos a pocos metros de la sucursal de Palermo. Hay muy lindo ambiente y está bueno para comer afuera en las mesitas de madera.
Las pizzas son excelentes, están hechas en horno a leña y llegan bien calientes porque la traen con una chapa que la mantiene caliente. Las empanadas también son muy ricas, mis preferidas son las de carne y humita.
Es un lindo lugar para ir con amigos y pasar un lindo momento. Al mediodía suele haber bastante gente.