Zona de ajedréz – Museo José Martí

El ajedrez es uno de los deportes que más deberíamos practicar y para los que gustan de este actividad pueden reunirse todos los días aquí y jugar las partidas de su antojo con cualquier persona.
Si no eres un experto es un buen lugar para practicar y empezar a curtirte en esta actividad y si lo que buscas es un rival que llegue a tu nivel, de seguro que lo encuentras. No es raro ver a la misma gente todos los días.
Algo que me preocupa es ver la poca cantidad de gente joven que se dedica a jugar ajedrez, esperemos que este deporte comience a popularizarse.

Hay mucha gente sentada en las sillas, una frente a otra; pese al gran número de jugadores y visitantes, el ambiente es tranquilo, sereno… existe cierta tensión pues el juego se torna interesante y las piezas negras amenazan con llegar hasta donde se encuentra el rey blanco.
Algunos juega libremente, otros lo hacen a contrarreloj, también se vale. La mayoría de los jugadores son adultos mayores que han jugado tantas y tantas veces ajedréz, que ahora es más bien un hobby para ellos, un hobby para lo cual son expertos, pues la vez que me atreví a sentarme frente a un señor, en cuatro o cinco movimientos acabó con mi ejército de piezas.
Me gusta el ajedréz y sé jugarlo, pero en estas circunstancias prefiero mirar de lejos y aprender las técnicas que ellos, los que saben, utilizan y perfeccionan a lo largo de la partida.
Atrás del José Martí hay un sitio aparte, muy aparte de lo que es el museo, y encontrarse con este lunar de inteligencia y habilidad es más que satisfactorio.