Parroquia de Santa Ana

En general el barrio de Santa Ana es un lugar sumamente tranquilo y su parroquia no es la excepción, bueno quizá su merado no lo es tanto pero la parroquia de Santa Ana es un sitio en el que se respira una paz sorprendente.
El templo se erigió sobre un basamento precolombino, maya por cierto. Hoy en día forma parte del centro histórico de la ciudad y denota un estilo colonial de color ligeramente cálido, amarillo y beige, quizá no es el templo más lujoso de Mérida, ni el más antiguo pero definitivamente está impregnado de historia y tiene mil y más cosas que contar.
Es imprescindible conocer esta zona de la ciudad, es una oportunidad que no se debe dejar pasar de ninguna manera y si se va de tardecita noche bien se puede aprovechar y pasar al mercado y comer rica comida con todo el folclor yucateco, o bien descansar un ratillo en el parque.

Al ser originaria del Distrito Federal, uno de mis recuerdos más claros es ir a la iglesia los domingos, tomar la misa de las 12 del día y después ir al mercado más cercano para ir a comer unos taquitos, unas gorditas, unos tamales o cualquiera de esos alimentos que son tan ricos y tan mexicanos. Ahora que conocí esta iglesia me puedo imaginar que algo así debe de suceder en los domingos, por encontrarse casi pegada al conocido mercado de Santa Ana.
Realmente la iglesia es algo pequeña y me pareció que carece un poco de decoraciones, pero considero que esto hace que las misas sean un poco más personales y que la gente que las escucha es gente que por tradición o costumbre acude a este lugar.
Entre semana las misas son en la nochecita, a eso de las 7:30 pm u 8:00 pm, pero los domingos hay misa de 10, 12, 6 y 7 de la tarde. Asi que no hay pretexto para no ir a rezar un poquito :)

La parroquia de Santa Ana quizás sea la única en la ciudad además de la capilla de Nuestra Señora del Carmen ubicada en Chuminopolis cuya edificación y diseño arquitectónico, especialmente sus columnas, evocan el estilo gótico.
Un elemento notable de la fachada es la inscripción ubicada en la parte superior de la entrada frontal donde se puede leer «Verbum caro factum est et habitavit in nobis» que significa «Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
Pese a no ser una iglesia muy ornamentada en su interior, destacan los vistosos candelabros que cuelgan del techo. Así como las pinturas muy antiguas que representan las estaciones del Via Crucis.
Esta iglesia ha sido escenario de presentaciones corales de música sacra donde se han interpretado piezas clásicas como Carmina Burana y el Réquiem de Mozart. También aquí se han llevado a cabo cursos especializados por sacerdotes expertos en temas relacionados con exorcismos y otros fenómenos controversiales para muchos creyentes.