La Norteña

Además de los bares, antros, restaurantes, monumentos y plazas que componen la ciudad, se encuentran esos establecimientos menospreciados (o mal vistos) por una gran mayoría de la gente. ¿Cuáles? Las cantinas. Negocios que se confunden con la arquitectura y la red de establecimientos con los que cuenta la ciudad. Así es, negocios que difícilmente frecuentarías si es que decides salir a divertirte una noche.
Pero hay días que no está mal cambiar la rutina y dejar de ir a los mismos lugares, por ello una opción es visitar La Norteña, Salón de la Fama 1950. Se trata de una cantina típica ubicada justo frente al Jardín de Embajadoras. Es un establecimiento de dos salas: una parte frontal donde se encuentra la barra y una parte trasera donde están acomodadas dos mesas. En el lugar puedes consumir desde una cerveza hasta una copa. Y para agrado de sus visitantes, un servicio de botana sin costo extra. Además de música de rockola.

Para los que no sabemos mucho de cantinas, yo creo que este es un buen lugar, amable con los inexpertos en la materia. Como en los botaneros, te sirven comida acompañando cada ronda de cervezas. Empiezan con chicarrones con salsa y limón, luego caldo de camarón, luego taquitos dorados, frijoles con queso, chilaquiles, y de lo que había en las siguientes rondas ya no me acuerdo, obviamente. Pero el punto es que atienden bien de todo a todo. El baño de mujeres se mantiene cerrado bajo llave y no se permite a los hombres hacer uso de él. No es que aplauda yo la discriminación, pero me parece curioso que los propietarios tengan este gesto: D
Tiene su rockola y aunque el lugar no es tan grande, hay «pista de baile». Los precios son justos y siempre que he ido ha sido en grupo, y con la suerte de encontrar desocupada la mesa de uno de los rincones, que es la que mejor sirve para acomodarse más de diez personas.

Una cantina tradicional pero no abarrotada. Me gusta porque puedes llegar de día o de noche y no encontrarás demasiado bullicio. Es un lugar pequeño pero no hace falta más. Tiene una tradición familiar desde los años cincuenta cuando el beisbol era sagrado en Guanajuato. Por eso le pusieron afuera «Salón de la fama» y tienen en las paredes algunas fotos de los miembros de los equipos que se reunían ahí. Ofrecen mezcal, chela, vino y alcoholito en general.
Tiene una rockola con todo tipo de música y si nadie la acapara puedes hacerlo tú pagando diez pesos tres canciones. Se vale bailar y ver la pelea de box, el fútbol y lo que tengan en ese momento en la tele. Te ofrecen la botanita gratis con el consumo y eso me ha sacado de hambres nocturnas. Caldito camarón, jícama, frituras y tacos de guisado. Un lugar que prefiero ya en estas épocas de mi vida. Habla mi anciana. Además es de las pocas cantinas en Guanajuato donde no te ven feo si eres una chica y hasta cierran el baño con llave para que esté limpio todo el tiempo. Si no la encuentras busca el Parque Embajadoras.

Fun dive bar with a talkative clientele. Don’t expect to sit at the bar as there are no seats. Tables around the side are quiet and relaxed. Cheap beer and friendly company. Helps enormously to speak spanish and come ready to talk shit.