Clínica Veterinaria Mascotas

Aquí llegué una noche que el gato gordo que estaba cuidando temporalmente mi vecina le ganó la panza y cayó del 4to piso y por poco me cae en la cabeza. Me asusté mucho y grité como vieja pero de inmediato mi susto cedió a genuina preocupación porque el costalazo que dio sonó muy feo, además que aunque corrió rapidísimo hacia las escaleras, pues se quedó de repente quieto y quejándose y de repente que me fijo y estaba orinándose, pero con sangre. Súper histérico corrí con la vecina a avisarle y vaya que fue lenta, pero al final el novio reaccionó y lo acompañé a buscarle veterinario en su auto. Así fue como llegamos aquí y lo recomiendo porque fue cuestión de una llamada a los teléfonos de la manta para que el veterinario llegara corriendo. Afortunadamente no fue grave, me explicó que es común lo de la sangre cuando un gato sufre caída, lo inyectó para desinflamarlo y lo mandó a dieta porque vaya que estaba gordito el gato. Muy buen trato y al novio de mi vecina le salió barato, recuerdo que por todo fueron 600 pesos así que no fue para tanto. Eso sí, como emergencia queda bien, que de lo demás la verdad es que se ve medio pobre el consultorio.

Que si le cortamos la cola al perro, que si no.
Que si es una crueldad, pensando que es parte de su columna vertebral.
Que si en aras de ganar estética, pierden instinto.
Toda esta discusión terminó en ética y filosofía: el gran problema del ser humano al respecto, es el de pensarse en la cima de los seres vivos en vez de pensarse entre los seres vivos.
Mucha filosofía, pero terminaron llevando al pequeño Tito a cortarle orejas y rabo con este veterinario.
Para colmo de males, me tocó pagar estas cirugías a mí, porque yo no sabía que era parte de haber sido elegida: «madrina de cola de la novia».
Esta es la tradición que tienen en la familia López y lópez: cuando alguien se casa, a la pareja se le regala su primer mascota de protección y «eligen a la madrina de cola de la novia», que en este caso, fuí yo.
Al final de cuentas, a Tito le quedó bien la estética, los novios quedaron protegidos por Tito, el veterinario quedó un poquito más rico y yo ahora con gusto, recomendándolo.