Conocía Little Caesars de nombre y por su renombre como pizzería barata, gracias a un video de Drew Monson(en Youtube, seguramente que con una rápida búsqueda de «pizza Drew» sale al toque). Tenía que probarlo. El local es minúsculo, obvio que nada de mesas ni nada por el estilo. Hay dos sillas para esperar, aunque no es necesario porque en Little Caesars tienen las pizzas ya hechas y calientes. Por cinco dólares te podés llevar una pizza grande de queso o de pepperoni. Compré la de queso, y es como comerse una pizza de Grido, ponele. A mí me gusta, porque como tendría que haber dicho Kate Moss, nada sabe tan rico como se siente ser rata. Full disclosure, al día siguiente estaba con algo de heartburn, aunque no sé si por la pizza en sí o por haberme comido media pizza yo sola. Nos volveremos a ver, Little Caesars, nos volveremos a ver.