Cuando éramos niños había aquí un mercado de casetas de hojalata. Cerró y ahora hay un espacio para pipí can pequeño, un olivo que suponemos hace referencia a la leyenda que da nombre al barrio y lo importante, un parquecito de nenes muy lleno, pero muy animado, y cuidado para lo mucho que se usa. En la misma plaza puedes ver los viernes el mercadito ambulante y otro día el camión de reciclaje… es casi como la plaza del pueblo!