Mi madre siente la necesidad de enmarcarlo todo. Absolutamente todo: orlas universitarias, de instituto, del colegio… Menos mal que únicamente le da por enmarcarlas y no por colgarlas en el pasillo. Sabe que si lo hace en casa pondríamos el grito en el cielo. Hace algún tiempo, mi madre ha sacado a la luz, como si de unos cuentos restos arqueológicos se tratara, un par de pinturas que tanto mi hermana como yo, hicimos durante nuestra etapa escolar. Estoy particularmente orgullosa de un par, en especial de un pie cubista. Estas joyitas llevaban la tira de años en una de esas cartapacios que se utilizan para guardar todo tipo de planos y demás. Como estoy seca en cuanto a ideas para regalos se me ha ocurrido que sería una buena idea llevar a enmarcar algunas de esas obras de arte. ¿Dónde? En Al-lucin Art.
Rosana H.
Tu valoración: 4 Paiporta, Valencia
Cuando vivía en el piso de estudiantes, compartía muchos de los gustos con una de mis compañeras: con Paola. Íbamos al cine todas las semanas, nos comprábamos las botellas de vino a medias en la bodega, y a las dos nos gustaba mucho escribir y dibujar. Lo de escribir no lo compartíamos, pero dibujar sí. Había en el barrio dos sitios que nos gustaban especialmente; uno era la tienda de materiales donde comprábamos los lápices, las ceras o los pasteles, en eso la buena era Paola. El otro sitio era esta tienda: Allucin Art. Al principio nos acercábamos sólo para ver si nos gustaba alguno de los marcos, para dejar por fin completamente terminado algún cuadro. Pero como en la tienda hacían sus propias obras y las enmarcaban con sus propios materiales, lamentablemente siempre nos tiraba para atrás llevar alguna de las obras de Paola(que eran las buenas, ya digo, con las mías ni nos lo planteábamos) Conscientes de que no podíamos superar lo que veíamos, jamás llegamos a enmarcar ni una sola de sus obras. Yo misma les guardé tanto rencor por hacerlo bien, que no llevé a enmarcar ni mi orla, aún sabiendo que era la tienda que más cerca tenía de casa. Ahora que la edad me ha apaciguado el espíritu y que ya no le debo a Paola la fidelidad de aquel pacto no hablado, la de no regresar nunca al sitio que le creaba traumas a su arte, ahora sí que aprecio y valoro sinceramente la gran variedad de marcos y de trabajos que hacen. Aún así, no deja de ser una buena recomendación a los no reaccionarios, y a los que no vayan a sentirse artísticamente desplazados.