Mati

Sin duda los mejores tiempos de este restaurante fueron los primeros años. Había un cocinero majísimo, que medía como dos personas normales, con unos brazos animales y que cuando se ponía a afilar los cuchillos daba un poco de miedo, jeje. Tenía cara de bonachón…
Quizás lo que más triunfe de este sitio son las pitas, rellenas de mil maneras y con salsas exquisitas que puedes elegir a tu gusto. Pero cuidado, porque a veces se les va la cabeza y te ponen lo que les da la gana y ya me ha pasado que me ha tocado comerme una pita distinta a la que había pedido.
Creo que últimamente ha bajado bastante el nivel, además de que han subido un poco los precios. Todo me parece ahora más aceitoso y con menos cantidad, tanto en la comida como en los postres.
Aún así es un sitio en el que no me importa cenar de vez en cuando. Me tienen ganada con esos trozos de queso feta que ponen en las ensaladas.
Otra cosa que nunca entenderé es que el horario se lo salten a la torera. Más de una vez he ido y estaba cerrado, en un horario que debería estar abierto, y sin excusa aparente…
Por lo que he podido ver, el restaurante lo acaban de reformar y han quitado la cocina vista que había en el comedor. Olores que te ahorras, porque a veces salías apestando a fritanga.

Suerte que lo están reformando, sabremos que tal ha quedado la semana que viene.
Si te digo la verdad, por más bueno que me estuvo el gyros que me comí y la ensalada griega que elegimos para poner a medio y acompañarlo, me molestaba mucho aquel bullicio de sitio de comida rápida. Espero que en esto sí que cambie algo.
Gente muy joven se movía constantemente dentro del local y en la puerta de la calle. Nosotros habíamos parado ahí de camino a un concierto, queríamos que nos sirvieran rápido pero se percibía más velocidad en el entrar y salir constante que detrás de la barra o en la cocina.
De todos modos es de agradecer que haya algún restaurantes de comida griega en la ciudad. Hay muy pocos, no demasiado baratos y es una comida que tiene sus propios matices en la linea de la cocina del mediterráneo oriental. Más allá del jroña jojroña que ha quedado ligado para siempre a la imagen del yogur en la mente colectiva universal.
Por lo demás y en lo que respecta a este restaurante; a partir del jueves se verá.

Fuí a comer al griego un día al salir del trabajo, con lo que mi estado era el de «Me como a cristo por los pieses». Mis acompañantes y yo erámos los mismos que fuimos al Rincón Griego, con lo que ya sabíamos a lo que ibámos, pero quedamos muy gratamente sorprendidos.
Pedimos el plato de entrantes, llevaba de todo, satziquí, judias cocidas, las hojas de parra (jamás me aprenderé el nombre griego, jamás en la vida), longanizas muy especiadas y muy buenas, taramosalata (que se notaba que era casera) y ensalada de pepino. Muy completo. También pedimos pitas para compartir y un plato de moussaka. Me encantó todo, y, como yo era la única que he estado en Grecia, todos me preguntaban que qué me parecía, (qué importante! jjeje) Pues bien, la comida, se notaba que a pesar del aspecto descuidado del local, estaba hecha de forma casera, cosa que pude comprobar cuando salió la cocinera y se puso a hablar en griego con el camarero (no es que los entendiera, sino que se notaba) .
También se puede pedir el típico slouvaquí con feta, que eso tengo que probarlo que sí que no lo he probado en España.
El yogurt, no me defraudó nada en absoluto, al contrario. Bueno, bueno, de ese que no cae.
Muy económico, para la cantidad y calidad que comimos.

Tal vez llegué al Mati muy influenciada por «Mi gran boda griega», esperaba mucho ruido, gente bailando y que rompieran sus platos cuando acabasen con la comida. No encontré nada de eso, por supuesto, pero si que disfrute muchísimo comiendo uno de sus gyros (kebap griego, para entendernos) con queso feta en un ambiente que, para mi gusto, está demasiado cerca al fast food.
No había probado nunca la comida griega y le tenía muchas ganas. Me costó un poco decidir acercarme a este restaurante porque cuando lo abrieron parecía bastante destartalado y, desde fuera, ni los platos ni el local tenían muy buena pinta. Hace unos años, no sé porque, la cosa cambió y su color azulón empezó a atraerme cual piruleta a niño en la puerta del colegio, así que un día me animé por fin a entrar. Como ya he dicho cené muy bien uno de los gyros con queso feta, no me acuerdo que más tenía pero tengo un recuerdo gustativo muy bueno. Las moussakas también están buenísimas y el yogurt (griego, lógicamente) con nueces y miel es el mejor final para cualquier comida.
El Mati es mi única experiencia con la gastronomía griega, por lo que es posible que hayan restaurantes mucho mejores que este. Pero como yo aún no lo sé, para comer griego me quedo con el Mati.

Si eres un apasionado absoluto de la comida griega: sus moussakas, sus gyros y demás platos cuyos nombres no he conseguido memorizar (y mira que llegué a saberme los 150 primeros pokémon) quizá este sitio te sepa a poco.
La verdad es que los amos, según oí en una conversación en la mesa de al lado, no son griegos, sino albaneses y quizá eso repercute en las recetas, no se. El caso es que yo comí a gusto y no me pareció caro, pero los amigos con los que fuí, que si han estado en Grecia dijeron que no estaba tan bueno como los platos que comieron allí. Eso sí, se lo comieron todo sin rechistar.
Hay un hecho inusual que te puede amenizar la velada: El amo es igual que Tony Soprano (el personaje interpretado por James Gandolfini en la exitosa serie Los Soprano). Comentarios del tipo «Eh tío, vamos a portarnos bien no vaya a ser que Tony Soprano envíe a sus matones a por nosotros» pueden dar mucho juego a la noche.
No recomiendo pasarse pidiendo cosas. Si mueves bien las cifras te puedes quedar bien por menos de 10 € pero si te dejas llevar puedes acabar con un empacho y encima pagar un pastón.

A pesar de ser un Fast-​Food he de decir que ni en apariencia, ni en trato, ni en calidad de la comida lo aparenta.
Un trato excelente para una comida mejor. Es bastante barato y los platos son bastante grandes, así que si alguna vez teneis la suerte de visitarlo os recomiendo mirar los platos de la gente, para que veáis como se las gastan los griegos…
Tienen un postre que es yogur griego con nueces y miel que os aseguro que será el mejor yogur que probéis en vuestra vida: D

gyradico es un tipico restaurante griego de comida rapida, pero hecha con bastante esmero y un buen ambiente, es bastante original y divertido, lgo diferente, hay que tener en cuenta que la comida griega, a pesar de ser mediterrana, es poco o nada refinada, pero muy contundente.
pero el queso feta, gyros, moussakas y similares valen la pena
de postre un chupito de oizo