Tienen todo aquello que se puede encontrar en una ferretería, herramientas, tornillos o cables, eso sí, con una pulcritud y orden que no suelen tener las tiendas de este tipo. Además tienen cositas para la casa como alfombras, accesorios de baño y escobas/recogedores muy fashion y muy cool. Pero para mi lo más interesante de Aurelio son dos cosas: que hacen llaves y que tienen una paciencia a prueba de bombas. Cuando nos cambiamos de casa fuimos a hacer allí las copias de las llaves. Nos atendieron muy simpáticamente y nos salieron muy baratas, pero al llegar a casa las llaves no abrían. Volvimos a Aurelio y nos las volvieron a hacer gratis. Regresamos al piso y tampoco abrían, así que otra vez a Aurelio y otra vez las llaves gratis. ¡Así hasta cuatro veces! Y no solo conmigo sino también con mis dos compañeras de piso, y los tios siempre amables, nada de borderías. Desde ese día tengo clarísimo que los dueños son superprofesionales y que les gusta hacer las cosas bien.
Javier C.
Tu valoración: 3 Valencia
Se trata de una ferretería que se complementa, ya que son del mismo dueño, con otra del mismo nombre situada en la Calle Emilio Baró. En esta ferretería puedes encontrar mil aparatejos, herramientas y hacen duplicados de llaves. Siempre tendrán una solución al problema que les plantees, ya sea el tornillo más raro del mundo y aún más la tuerca que encaje con él o simplemente una cafetera, alargadores, interruptores etc. Y sino prueba suerte en la otra que se dedica más a soldaduras y al hierro propiamente dicho.
Mauri R.
Tu valoración: 4 Valencia
Se lo que estáis pensando. ¿Qué necesidad hay de valorar una ferretería? ¿Qué emocionantes o eróticas aventuras se pueden vivir en un establecimiento así? Contestando a vuestra pregunta, querría compartir una pequeña anécdota que viví en la Ferretería Aurelio de Cuenca Tramoyeres. Resulta que fui a comprar un adaptador de corriente de 4 tomas y había uno con botón de encendido y apagado y otro sin él. Por pura ignorancia me supuse que el adaptador sin botón sería más barato. Cuando fui a pagar, el dependiente me preguntó para que iba a utilizar el adaptador y le expliqué que para mi nueva habitación. Me sorprendió la franqueza con la que me explicó que lo que encarecía el adaptador no era el botón, sino la longitud del cable. Como os estaréis imaginando, el adaptador que iba a comprar tenía casi un metro más de cable y era más caro. Cogí el barato y le di las gracias, había sido muy honesto por su parte. Ya veis amigos de Unilocal,en estos tiempos en que parece que la riqueza sólo puede ir unida al fraude y el engaño, a un romántico como yo estas cosas le llegan.