Candanchú

La sepia encebollada hecha a leña un 10 una cosa exagerada de buena, aunque son como daditos de pequeñas y poca cantidad, las ensaladas un 10, la atencion un 10, la limpieza un 10, sin embargo aunque un camarero fume fuera veo algo feo que la camarera antes de apagar un cigarro ya se estaba encendiendo otro, aparte de estar en todo momento con su movil, eso si .! Muy amable y simpatica, tuvieron la cortesia de ponernos un entrante gratis con la bebida, los precios son sin iva, los bocatas o pirulis ummm k ricos estan cojonudos la verdad de crujientes pero son mas bien pequeños y de comercial y el huevo frito demasiado hecho, un café barato y de mala calidad, la terracita en una calle muy estrecha, conclusion. le damos un 8,50. Por esos pequeños detalles que nunca nada es perfecto pero en general un sitio diferente donde volveremos algun dia.
El precio es muy relativo porque ponen muy poca cantidad en todo menos las ensaladas, que por 9 o 9, 50 mas el iva que falta aunque esten muy buenas y muy bonitas no tienen fundamento 4 trozitos de cosas muy simples con 1 kg de salsa rosa al centro

Paredes forradas de madera y decoración dedicada a la estación de esquí que da nombre al negocio.
Recomendables las patatas bravas, calamares y los mejillones.
Las nueva hamburguesas están muy buenas, acompañadas de patatas caseras dignas de mención.

Boca teoría muy buena, tapas y bocatas ricos y originales. El dueño Amadeo siempre pendiente del más mínimo detalle.
Si vas en fin de semana que sea con tiempo. Siempre está lleno.

Acabo de descubrir esta bocatería y me ha gustado mucho.
Nada más entrar te trasladas a un sitio de montaña, más propio de zonas de nieve… En concreto, a la zona de Candanchú (paredes revestidas en madera, equis colgados, mariquitas…), es decir, hace honor a su nombre!
El local es grande, mesas bien distribuidas y limpio. Nada más tomas asiento, frente a ti hay un salva mantel dónde lees la carta. Amplia oferta en entrantes, bocadillos, sandwiches y postres. Como veis… Un local de muy buena cocina y calidad, pero cocina básica.
Los precios buenísimos, y el servicio también. Personal amable y rápido.
Nuestro pedido:
— 2 Ensaladas
— Calamares
— Bravas
— Rebollones con salsa
— 2 tipos de croquetas por persona
* Bebida+Postre+Café 13 € por persona
No comimos bocadillos pero a la próxima no me los pierdo. Y más con las buenas referencias que me dieron.
Buena comida y mejor compañía… Que más se puede pedir? ;)

Durante los últimos once años he venido regularmente a este bar. Lo conocí gracias a mis suegros. Lo primero que llama la atención es su decoración. Todo en madera, recuerda más bien a un restaurante de los pirineos que a uno de la costa mediterránea. No en vano su nombre es en honor a la estación de esquí aragonesa. Esquís de hace muchos años colgados de las paredes, algún que otro trofeo y la mariquita que está por todos los lugares del local. Para los que no lo sepáis, la mariquita es el símbolo de la estación de esquí aragonesa Candanchú.
No esperes grandes lujos, es un restaurante sencillo donde su plato estrella es el pan, bocadillos en todas sus variantes: bocatas, pirulís, sándwich, etc. El mantel que te ponen nada más llegar te sirve de carta, ya que ahí tienes todo lo que pueden hacer. Recomendable pedirse unas tapas primero, son sencillas pero están buenas. Los bocadillos son de tamaño estándar. Siempre tuestan el pan, así que están muy crujientes. También te recomiendo la cerveza de tirador, para mí (me gusta la cerveza suave) es muy buena.
Con todo lo comentado, como puedes adivinar, es una excelente opción para quedar con los amigos para tomar una cena «informal» y económica. También si vas con la familia. A todos los niños les gustan los bocatas.
Tengo muy buenos recuerdos en el Candanchú, grandes charlas y mejor servicio. Son amables al trato y dentro de lo posible, rápidos. Los fines de semana por la noche se pone bastante lleno, así que si lo tienes claro mejor reserva. El local no es muy grande.
Seguiré viniendo regularmente, sobre todo por la familia, y una vez al año brindaré por él. Te echo de menos.

Esta semana siguiendo una recomendación de María P. fui a cenar a Candanchu, llegar fue fácil y aparcar también nada comparado con la zona de Cánovas que los sábados por la noche se pone imposible, al llegar el bar da la sensación de ser uno mas de los que puedes encontrar por Valencia pero al entrar la cosa cambia, la decoración del local me traslado a las vacaciones que pasaba de pequeño en las montañas del pirineo Aragonés y el trato de sus trabajadores a la amabilidad que suelen tener las gentes de pueblo siempre tan alegres y atentos.
La calidad de este local se nota nada mas entrar, estaba lleno hasta arriba tanto dentro como la terraza, es mas a las 23:30 cuando nos fuimos seguía llegando gente a cenar, y lo que es mejor todavía, pese a la cantidad de gente que había, la atención buenísima, toda muy rápido y la comida muy buena y lo que es mas importante pese al estrés del momento los camareros no pierden la alegría en ningún momento.
Cuando salgo a cenar fuera de casa hay dos ingredientes que no suelo pedir porque soy muy exigente con su forma de hacerlo, estos ingredientes son el lomo y la ternera, esta vez hice una excepción y pedí lomo para poder comprobar hasta que punto la comida esta tan buena como comenta la gente que ha pasado por este local y la verdad es que no solo me gusto mucho es que estaba buenísimo justo como a mi me gusta fino y sin grasa, nada de esos trozos de lomo que ponen en muchos bares que son como un dedo de gordos, todo grasa y que al morderlo parece una zapatilla. El bocadillo estaba buenísimo, a lo mejor con un poco mas de mezcla estaría mucho mejor, pero estaba tan bueno que este detalle carece de importancia.
Otros platos que probé esa noche y que quería destacar son por un lado las bravas, buenísimas y con salsa brava de verdad y no con kétchup de mala calidad, las patatas muy buenas, con sabor a patata como tiene que ser y no a aceite recalentado. El postre solo probé la tarta de queso con arándanos y en este caso también era casera, nada de tarta industrial congelada sin sabor, la tarta muy buena con una base de galleta de verdad como tiene que ser.
Tenia tanta hambre esa noche y estaba todo tan bueno que quise hacer fotos a cada uno de los platos pero fue imposible, me lo comía todo antes de acordarme de sacar el móvil para hacer la foto. Otro detalle que quería comentar es el baño, estaba limpio, con papel y jabón. Aleluya! Un bar por el que pasa tanta gente y que mantenga los servicios en tan buen estado es algo a tener muy en cuenta, es mas estuve a punto de fotografiar el baño y subirlo en lugar de los platos que se me olvido fotografiar.
En resumen: local muy recomendable tanto para amigos, como parejas que quieran pasar una noche agradable con un servicio muy bueno y una cena insuperable a un precio acorde a todos los bolsillos, tengo muy claro que volveré.
Puntuación: Local, ruido, trato y sabor y preparación de la comida de diez, pero no le pondré las cinco estrellas, motivo: eché en falta en la carta algún bocadillo especial o algún ingrediente que tenga que ver con la gastronomía Aragonesa acorde con la decoración del local, y porque pese a que estaba todo muy bueno podría ser mucho mejor con un bocadillo con mas mezcla.

Muy buen sitio para comer riquísimos bocadillos! Buen ambiente tanto en la terraza como en los 2 comedores que dispone. Muy majo el personal. De toda la vida.

El Candanchú puede que sea uno de mis bares favoritos para cenar en plan typical Spanish: tapas, bocatas, vinito y cerveza. Y es que todo está buenísimo, pidas lo que pidas, la calidad de la comida es excelente y tiene un precio bastante barato en comparación con otros bares donde las tapas y los bocatas no están tan buenos.
Recomiendo la puntilla, los calamares y las croquetas, que son hechas a mano y se nota, tanto en la forma un tanto irregular como en el sabor, buenísimas. De bocatas hay bastante variedad, también de pirulís (como baguettes, un poco más pequeños), hamburguesas, sandwiches y ensaladas. Los postres también están muy buenos, sobre todo el crêpe de Nocilla y el brownie con helado de vainilla. Para beber, prueba su vino turbio. Sin duda, saldrás satisfecho tanto por calidad como por cantidad.
El local tiene dos partes, una zona para grupos grandes, donde ubican a los cumpleaños, cenas de empresa, despedidas… y otra para grupos más pequeños, además de la terraza. El dueño es majísimo, y una de las veces que fuimos, tardaron un poco más de la cuenta en sacarnos los bocatas y nos trajo una tapa de sepia gratis para que fuéramos picando mientras esperábamos. Todo un detalle, y tampoco estuvimos tanto tiempo esperando como en otros bares que para nada se preocupan de que haya pasado media hora entre las tapas y los bocatas. Una atención excepcional.

He ido tantas veces a esta bocatería que para mí es una alargación de mi casa y los camareros mis primos lejanos.
Y los motivos de esto son básicamente tres:
1. La comida está muy rica. En la carta podrás comprobar que básicamente tienen tapas y bocadillos, pero a pesar de ser comida muy simple está toda muy rica. Los bocadillos tienen muchas combinaciones de ingredientes, llegando así a todos los gustos.
2. El precio es realmente competente. Los bocadillos cuestan desde 3 y 4 euros, y las tapas desde 2 €, por lo que por ⁷⁄₈ euros puedes cenar perfectamente. Por 10 euros comes de p*** madre.
3. Los camareros llevan toda la vida allí y son encantadores. El dueño incluido. Van a hacer que te sientas como en casa y harán lo posible para solucionar cualquier problema que te surja.
Como extra, tienen unos postres caseros riquísimos (mis favoritos la tarta de queso con arándanos, el crêppe de chocolate y nata y la crema catalana), que te dejarán un dulce sabor de boca para que te vayas pensando en lo que pedirás la próxima vez que vayas.
Es perfecto para grupos grandes porque tienen dos bajos, uno para mesas más pequeñas y otro que van montando según van llegando los grupos, por lo que siempre está lleno de pandillas de 20 o 30 personas, y siempre sin molestar a las parejas o familias que se han quedado en el otro bajo.

Una bocatería muy recomendable.
El nombre no es casualidad, pues toda la decoración está relacionada con el mundo del esquí. Las paredes de madera recuerdan a una cabaña en medio del Pirineo y están repletas de cosas curiosas, forfaits usados, equipaciones que amenazan con descolgarse de la alcayata y sacarte un ojo, y fotos de montañas heladas que contrastan con el calorcito que hace allí. No he visto cosa igual en ningún sitio.
Pero sin duda lo que siempre me ha llamado más la atención, quizá porque he ido muchas veces cuando era pequeña, es la carta. ¡Tu mantelito individual es la carta! ¿No es genial? Vale, quizá esto a día de hoy no es una cosa súper original, pero es que la primera vez que vi algo así –y con unos dibujos tan chulos y una lista taaaaan larga de bocatas– fue en Candanchú y mi mente no tolera que no fueran ellos los inventores.
Al contrario de lo que suele pasar en los restaurantes temáticos, donde parece que tengan que amortizar sin disimulo la decoración, los precios son muy razonables. El bocadillo más caro vale 4 € y la variedad no es para nada la típica. Están ordenados en La Carta de más simple a más complejo, ocupando los últimos puestos algunas combinaciones imposibles que incluyen muchas salsas e ingredientes de mi devoción como son los pepinillos.
Además, el tamaño es hermosote. Cuando te lo termines creerás que no puedes más pero, un consejo: no te puedes ir sin probar los crêpes. Luego ya, puedes explotar tranquilo.

bar economico y de calidad mas que buena, vale la pena ir.