Fuimos en busca de un restaurante acogedor a las 15h00, la mayoria de los restaurantes que nos gustaban estaban a tope y fue«pensat i fet». El lugar es muy pequeño pero acogedor, el dueño italiano muy amable. La comida: de primero quisimos probar unos entrantes variados, unos buñuelos rellenos, unas tostas, pastel de patata etc… todo muy bueno ademas nos llenamos bastante. Hubieramos pedido la bandeja de entrantes de degustación hubieramos comida solo eso porque llena bastante. No dudeis en preguntar por el menu desgustación! De segundo un plato de pasta! Su sabor a aceite de oliva, la pasta al dente! Realmente buenisimo! Trofie funghi e gongorzola una delicia. Scaloppina ai funghi también muy bueno. De postre una tarta de alemendra y chocolate impresionante, y un café cortesia del dueño. El precio en relacion con la calidad y la cantidad de comida es correcto. No pedimos vino por lo que nos pareció un poco caro pagar 35 € por persona. La única pega del local es el olor a desague que percibimos bastante desagradable. No sé si fue ese día puntual o siempre es asi pero como no hemos vuelto no os lo puedo confirmar. Desde luego por la comida y su sabor vale la pena ir a probar. El dueño muy amable y atento! Volveremos!!!