Estábamos por la zona bebiendo y queríamos cenar. A alguien se le ocurrió la idea de optar por algo más castizo y menos gourmet: «no todo van a ser reducciones». Así que acudimos al Zurbarán porque estaba trabajando de cocinero uno de los que venía en el grupo, y en teoría los serranitos eran espectaculares, una locura. Lo típico, serranitos para todos y algo para picar en el centro. Nos sentamos y tardaron un buen rato en atendernos, los camareros incluso pasaban, saludaban y no pedían la comanda. Al final pedimos la bebida, todo normal salvo que alguien que pidió una cerveza sin alcohol recibió una normal, al comunicárselo el camarero se desentendió y trajo otra, ahora sí sin alcohol. Respecto al tema de la comida, no les quedaban serranitos, además de que el camarero nos dijo que no eran para tanto. Total, pedimos un montadito de mantecaíto para cada uno y para compartir una ensaladilla de cangrejo y unas puntillitas. El primer error es que tardaron bastante en traer la comida, llegando encima la ensaladilla lo último. Y no, no era que estuviera recién hecha, primero se equivocaron y trajeron una ensaladilla normal que estaba agria, de ese sabor que nunca te quieres encontrar que pica en la boca. Se lo decimos, el camarero se encoge de hombros, se la lleva y trae otra, esta vez de cangrejo, aprobado raspado, pero al menos no estaba agria. El camarero dice que por las molestias nos invitan a dos tapas de caracoles. Bien. Las puntillitas estaban bien, nada que objetar. Los caracoles muy ricos. El mantecaíto, para quién no lo conozca es un montadito, o bocadillo, muy típico consistente en solomillo al whisky con patatas fritas dentro. Los del Zurbarán no llevan patatas fritas ni dentro ni fuera, con lo que no deja de ser un montadito de solomillo al whisky, no es el fin del mundo pero como mínimo es cutre, algo que se incentiva si le sumamos que trajeron todos los montados en el mismo plato. Entonces tocó la hora de pagar, donde vimos de forma muy bonita que nos cobraban las dos tapas de caracoles. Es uno de esos momentos en los que no quieres discutir, pagas y te vas. Y no vuelves. Y no se lo recomiendas a nadie. No sé si tuve mala suerte, pero no pienso arriesgarme otra vez: un servicio malísimo y una comida que podría ser pasable si no fuera por la ensaladilla de la semana pasada.
Carlos M.
Tu valoración: 2 Sevilla
Siguiendo mi esfuerzo por probar todos los bares del barrio(Centro) paramos en esta tranquila plaza. Como siempre al sentarme en algun sitio nuevo, lo primero es hacer Check-in y leer las reseñas. Unas veces estoy más de acuerdo y otras menos… aunque cada vez las veo más afinadas. El sitio tiene posibilidades, especialmente sus veladores que ocupan casi toda la plaza, que por la noche, con el pasaje cerrado, queda para el bar. La carta normalita. Lo primero, pedir ensaladilla, el termómetro de cualquier bar de tapas. Digamos que«picantita». Por lo demás comparto la opinión de la mayoría: los caracoles están espectaculares, y el servicio es lento. Mucho. A destacar: tienen pinchito de cordero, como manda la tradición marroquí, que es harto dificil de encontrar por aquí.
Sara P.
Tu valoración: 4 Sevilla
#LunesdeReseña del Caracol: No puedo juzgar este sitio en su totalidad y, por ello, solo le pongo cuatro estrellas y no cinco. Pero sus caracoles son de esos que merecen una parada obligatoria nada más empezar la temporada. Estuvimos hace una semanita, casi sin empezar el mes de Abril. Estuvimos ya antes y nos advirtieron de que no los tendrían hasta terminar Semana Santa. La impaciencia nos pudo y allá que fuimos. «Dos tapas de caracoles, por favor». La cara se me iluminó cuando dijo que sí que tenían. Era un día entre semana al mediodía y tenían la terraza medio llena de gente que consumía algo así como un menú. Pero nosotros íbamos a lo que íbamos… Como siempre, no nos decepcionó para nada. Salsita algo picante, un sabor estupendo, sin estar quemados y resecos del microondas, como en muchos sitios… En definitiva, merecen la pena. La atención siempre ha sido muy buena en este sitio, sin agobiar ni nada. De hecho nos contó que el saco anterior tuvieron que tirarlo porque no salieron buenos, pero que éste(el nuestro) sí tenía buena pinta… Y tanto.
Txema M.
Tu valoración: 4 Sevilla
Hacía años que no pasaba por este bar y, sin embargo, todavía recordaba que tienen de los mejores caracoles que he probado en mi vida. Últimamente me he podido acercar un par de veces a tratar de comprobar si esos caracoles tan ricos eran fruto de mi imaginación o realmente estaban así de ricos. Afortunadamente, la realidad siempre supera a la ficción. Tienen unos caracoles realmente ricos. Por lo demás, no conozco el bar. No he probado el resto de tapas ni he venido en otras ocasiones, pero tiene pinta de ser un bar normal, en una ubicación excelente y con una terraza muy amplia perfecta para las noches de verano, no demasiado higiénico y con una carta de tapas normal(solomillo al whisky o ensaladilla de gambas), pero sólo por esos caracoles merece la pena pasarse al menos un par de veces.
Óscar H.
Tu valoración: 3 Madrid
Me gusta tela la terraza de este Bar próximo al pasaje comercial, al estar en una placita arbolada la temperatura siempre es muy agradable, y además es poco ruidosa. Es un buen sitio si vas con grupos numerosos de gente porque puedes juntar dos o tres mesas sin problema. No es excesivamente barato en cuanto a raciones y medias, pues por ocho y once las tienes también en otros sitios, lo que si están es bien servidas. Tienen pescados y frituras mil, choco, bacalao, cazón, gambas, pavías, croquetas, flamenquín, etc. Por otro lado tiene bastantes guisos carrillada, albóndigas, lomo, etc., vamos cocina clásica tradicional, cocinada con bastante aceite. Como ya dicen, es mejor de cañas y de raciones que de café y tostada(cosa que no entiendo), ya que el primero es bastante malo y muchas veces sabe a requemado.
Mariela G.
Tu valoración: 4 Sevilla
Lo que más me gusta de este bar es su sensación de amplitud, tanto desde fuera como desde dentro. Está en una plaza muy tranquila, y la verdad es que es una gozada sentarte a disfrutar de un café en un sitio tan céntrico sin el bullicio de la gente o de los coches. Tiene un toque sevillano muy característico que sin duda agradará a quienes sean amantes de lo tradicional. Es un rincón poco conocido pero muy agradable, y una buena opción para traer a las visitas de fuera, en lugar de limitarse a enseñarles siempre lo más típico. Los precios son bastante asequibles, y su carta de tapas no está nada mal. Muy recomendable por la zona, con una buena relación calidad-precio.
Lucía V.
Tu valoración: 3 Sevilla
El Zurbarán quedaba cerca de mi trabajo y era uno de los lugares que entraban en la elección para ir a desayunar. En una época íbamos mucho, pero desde que nos hicimos fans de la Cacharrería, y con otras dos o tres opciones más a igual distancia, reconozco que para mí era el último en la lista. Ventajas comparativas innegables: su baratez y rapidez. Llegues en grupo de 4 o de 8, casi no te ha dado tiempo a sentarte cuando tienes la tostada. La pena es que el pan no es bueno y el café tampoco, pero el servicio, sobre todo el del encargado o dueño del lugar, amabilísimo. Tendrán que compensar, digo yo. De vez en cuando nos hacía regalitos: polvorones o alfajores en navidad, bombones,… Caprichos, como decía aquel personaje del Guerin de En construcción(para referise a las cosas que encontraba en la calle, pero es que adoro ese personaje). Así que si vas con prisa(todos tenemos la experiencia de esos 20 minutos para el desayuno que te dan en la oficina y se vuelven imposibles de cumplir), puedes pasar por aquí. Pero no lo recomiendo para un uso prolongado. Parece que ahora también habren los domingos cuando hace bueno, para aprovechar la terraza. Sus tapas no las he probado y la plaza es también agradable, quizás haya que darle otra oportunidad.