Tradevo

Gastrobar que no admite reservas y siempre está abarrotado por lo que es bueno ir un poco antes que la hora normal para pillar sitio.
Recomendado para parejas o pequeños grupos. Tienen las mesas muy juntas unas de otras y muchos clientes también comen en la barra y en las laterales con taburetes altos.
No hay carta en papel sino que la tienen anunciada en unas pizarras grandes en las paredes y las tapas rondan los 3,50 eur. Son escasas pero de muy buena calidad, yo podría comerme a puñados los bocaditos de pez azul! Puro placer bucal: P

Suele estar siempre lleno y completo de reservas, pero llegamos temprano y conseguimos sitio en la barra. La calidad de sus tapas son buenas pero escaso. Nos atraía su popularidad por sus quesos y tienen mucha variedad; calidad y poca cantidad, de nuevo.
Los gastobares en esta ciudad están muy en auge y Tradevo puede ser uno de esos gastrobares de bastante calidad pero poca cantidad.
Por último, el precio 3,50 de media la tapa.

el Tradevo ha cogido fama y cliente en muy poco tiempo. Se debe sin lugar a duda por la calidad que tiene. Género de primera calidad y platos que mejoran el genero. Tiene una oferta muy variada de carnes y pescados. El pulpo muy bueno, es un producto caro asi que está a precio de mercado.
No admiten reserva y está siempre lleno, por lo que hay que esperar un poco. Mientras te puedes sentar en la barra.
El servicio es correcto, rápido para la cantidad de comensales que tienen.
La carta de vinos ampliable en mi opinión.

Probablemente el que lea mi reseña me dirá que no tengo ni idea de cocina… Y así es. Sin embargo, me aventuro a escribir sobre este interesante concepto entre tradición y evolución: Tradevo.
Las expectativas eran, una vez más, altas. Hay dos cosas que me han llamado mucho la atención de manera positiva de este lugar. Por un lado, la carta. Al leerla, más de cinco platos me llamaron la atención y se me antojaba todo. Después, la variedad de vinos con distintas procedencias, sobre todo por los andaluces. Nos recomendaron uno de Lebrija y fue un acierto, aunque después nos pasamos al Garum, también andaluz.
Con respecto a la carta tengo algunos sin sabores. Por un lado, los precios me han parecido muy elevados para lo que luego traíà la tapa. Lo malo no es sólo la escasa cantidad de algunos platos, sino que tampoco tenían un sabor especialmente destacable. Puede que la matería prima sea de calidad y fresca, pero no supe apreciarlo por el sabor del plato. El sashimi de toro no me supo a nada y el pato estaba tierno pero poco más… Además de frío.
Luego le dimos una segunda oportunidad a la interesante carta y ahí sí que acertamos. El risotto de verduras con azafrán, que a primera vista parecía una paella, y que consiguió sorprendernos. Sabroso y lleno de matices. Luego, llegó el turno de la famosa hamburguesa de secreto. Me quedé con ganas de más.
Finalmente, quisimos poner el toque final con un postre dulce y pedimos recomendaciones con el queso… Parece que no nos pusimos de acuerdo con el camarero, porque al final no nos trajeron queso alguno y pedimos directamente la cuenta.
En la parte negativa pondría, pues, la atención que no fue especialmente mala, pero tampoco destacable. Por otro lado, me sorprendió que una cocina tan cuidada nos trajese cosas como un pato frío. Por último, me llamó la atención (es anecdótico, pero no deja de ser curioso) que trabajando sólo había hombres. Ni de camararos, ni en la barra, ni en la cocina. Quizá una simple casualidad.
En definitiva, no deja de ser un sitio digno de probar, pero la próxima vez seré más selectiva con lo que pido para no derrochar en platos que, sinceramente, no merecen la pena.

Gastro-​taberna con vinos muy buenos, cartuchos de boquerones fritos al limón y berenjenas con salmorejo muy ricos, hamburguesa pequeña de pan de curry muy original y sabrosa, sardinas sobre una tosta crujiente sin ninguna espina y buey con guarnición de parmessier de patatas muy cremoso. La pega, los postres. Solo hay sorbete con vodka caramelo y conguito con natillas. Nada del otro mundo comparado con la comida tan buena. Tampoco me parece bien que no se pueda reservar mesa los fines de semana y tienes que estar pronto si quieres comer a las 3. El trato, al menos, es muy bueno.

He ido varias veces a este sitio. Al principio me resultaba un espacio agradable con tapas originales, la última vez q fui ya no sabía qué pedir (la carta no se renueva, como suelen hacer sitios similares a este) y decidí «arriesgar» (ERROR!): tapas escasas, frías y nada de sabores nuevos. Para colmo a las 11.45, con el local lleno, nos dijeron q cerraban la cocina y q no podíamos seguir pidiendo. No vuelvo!

Espectacular!!! La hamburguesa de secreto es la mejor que he probado… lo malo que hay siempre tela de gente, pero merece la pena esperar. Muy muy recomendable, no dudéis en probarlo.

Un moderno gastro-​bar que mezcla tradición con técnicas y cocina de vanguardia. Hamburguesas de secreto iberico, tartar de atun, boquerones al limón, quesos gaditanos, vinos del bierzo… una grata sorpresa cada vez que vas

Muy buen sitio para comer a base de tapas y platos bastante elaborados. Hamburguesa de secreto, bacalao con huevo escalfado, lagrimitas de pollo especiadas, el rissotto de arroz negro espectacular, así como 3 de sus postres: tiramisú, conguito en crema de naranja y sorbete de limón al vodka caramelizado. Escasa pero selecta carta de vinos. Trato muy atento y rápido, me sorprendió ver a 5 camareros para tan pocas mesas, unas 12. Precio acorde con la carta. En resumen, un sitio para repetir.

La idea de este espacio es ofrecer una cocina de mercado, con tapas originales en su presentación y confección, pero utilizando ingredientes muy tradicionales de nuestra región. Así las croquetas de rabo de toro se acompañan de una rica mermelada de pimiento del piquillo; el homenaje a la fritura andaluza, con unos boquerones al limón, servidos en cucuruchos de papel de estraza; esa otra manera de hacer gambas al ajillo, deconstruidas…
Los vinos son también un punto fuerte del lugar y ofrecen varias denominaciones de origen por copas, algunas bastante peculiares, con un buen surtido de vinos andaluces aún muy desconocidos.

Si está lleno siempre desde que abrió, será por algo. Producto, producto, producto, buen hacer y simpatía

Ayer cené en este lugar y fue increíble! Llegamos a oír de Tradevo a través de un blog de cocina, y aprovechando que estábamos por la zona nos acercamos. El sitio está algo difícil de encontrar (la primera vez), es de decoración sobria y sencilla, y todas las paredes son pizarras donde leer las tapas. Aunque estaba lleno, nos atendieron enseguida y nos dieron la mesa muy pronto. Los camareros son muy atentos y la comida muy rápida.El precio es medio-​alto, pero la calidad lo merece. A mí me gustó todo lo que pedimos, que fue: sardinas marinadas sobre una tosta con pimientos rojos aliñados (suaves y sutiles), unos tallarines de sepia con verduras (tipo wok… espectaculares!), un rissoto de boletus (rico, aunque muy parecido a cualquiera de otro restaurante), carrilada ibérica sobre espuma de patata (mira que en Sevilla hay sitios con carrilllada buena… pero ésta es un manjar difícil de olvidar), y una mini hamburguesa de presa ibérica con cebolla caramelizada y un pan aromatizado…(riquísima!!!). También tienen vinos diferentes, y nada mejor que acompañar esta comida con uno de ellos. Sin duda volveré pronto!

Tradevo, su nombre procede de la unión Tradicional+Evolución, es un local de tapas amplio donde puedes ponerte en la barra o en alguna de sus mesas, pudiendo en ambos sitios tomar tanto tapas como raciones.
La carta de vinos no es excesivamente amplia, pero está bien. Con respecto a la carta de tapas, sí que me pareció un poco corta. No obstante, lo que pedimos nos gustó mucho, recomiendo la hamburguesa de presa y el risotto (aunque le faltaba un pelín de sal); el cartucho de boquerones muy buenos y las berenjenas fritas con salmorejo crujientes y recién hechas.
En general tuve una buena experiencia, lo único malo es que pasamos frío (hasta volví a casa para ponerme zapato cerrado y coger una chaqueta) y que la carta se queda corta muy rápido. Lo recomiendo para ir a tomar algo si no tienes mucha hambre.

¿Cómo se pueden combinar tradición y evolución?, pues Tradevo ha encontrado la respuesta a esta pregunta en forma de lo que hoy llaman gastrotaberna, y que últimamente tanto se escucha por todos lados. Cada equis tiempo se pone de moda un término que sustituye durante ese tiempo a la palabra bar de toda la vida, el término de actualidad es gastrotaberna. La verdad que lo han conseguido, es pronunciar gastrotaberna y entrarte las ganas de probar lo que pongan en ese lugar. Pues Tradevo es eso, una gastrotaberna, que cuando vas por primera vez consigue conquistarte y que repitas. Lo complicado no es repetir, e ir de nuevo a Tradevo, ni siquiera dar con el bar, perdón, la gastrotaberna, lo realmente complicado es encontrar una mesa libre. Si encuentras una mesa libre, la experiencia Tradevo, como comenzamos a llamar entre los amigos al hecho de ir al bar, es una pasada. Y es una pasada porque aunque vayas de manera frecuente, la carta va cambiando como si todo fuera un pequeña gran obra de arte gastronómica. En Tradevo se destierra el aburrimiento como inercia, los platos son originales y siempre tienen ese punto que hacen que te sorprendas. Es la parte de evolución. En cuanto a la tradición, se quedan con la buena calidad y con lo bien hecho. Todo ello, tradición y evolución, con la preparación que tienen las cosas que se hacen por vocación y con mimo.

Reciente descubrimiento para un bar de tapas que se ha convertido en uno de mis favoritos y aún es uno de los grandes desconocidos, creo, por la mayoría.
Es difícil de encontrar, pues está en una plaza interior que forman unos bloques de pisos detrás de Sevilla 1. Ideal para ir con los niños ya que mediante el ventanal puedes observarlos jugar en el parque que hay justo al lado.
En un espacio bastante pequeño han conseguido ofrecer unas tapas innovadoras y realmente buenas a unos precios asequibles.
La presentación en los tradicionales cartuchitos de papel estraza resulta muy graciosa para unos exquisitos boquerones fritos, la hamburguesita está para chuparse los dedos.
Me dejo otras muchas tapas en el tintero para que las descubráis por vosotros mismos, ya que se nota la dedicación de los dueños y eso provoca que todo esté muy bueno.