Taller de Luthería

Yo no sé nada de música. Nada. Absolutamente nada. Cero. No sé si ha quedado claro.
Por eso me parece magia. Que el ser humano pueda modificar la madera hasta convertirla en algo llamado «violín», que pueda educar sus manos para arrancarle notas, que pueda crear un lenguaje de significación no sistemática, que la emoción que provoca sea universal, que se pueda prescindir de la palabra… Magia.
Así que un taller de luthería viene ser para mí como el laboratorio de un alquimista. Y este taller, plantado con su turquesa en la calle Baños como en un sueño, con sus columnas, su chelo despiezado y retorcido, sus violines rojos, lo es aún más.
Hace poco pasé por allí con la chica con la que estoy, que es violinista. Me quedé mirando el escaparate como supongo que miraba las jugueterías cuando tenía 5 años. Entramos, y allí me contó qué un violín tiene alma (si la pierde se queda mudo) y voluta, que el puente tiene que ajustarse, que existen crías de violín 1÷8…
La chica de detrás del mostrador nos miraba sonriendo.

Un luthier, lutier, laudero, lutero o violero, es una persona que construye, ajusta o repara instrumentos de cuerda frotada y pulsada (Wikipedia).
Esta tienda se dedica a la fabricación, restauración y venta de instrumentos de cuerda del cuarteto y de sus accesorios. El encargado es Robert Louis Baille, un artesano con más de 30 años de experiencia en la profesión.
Además de ésta cuentan con otro taller en Málaga (Calle Cárcer 7, 29 012. tlf. 952 221 105)
Además de este trabajo realizan una labor de difusión, divulgación y fomento de la música y del oficio de la luthería tanto a nivel local como nacional con el objetivo de proteger la profesión y que no se pierda y quede en el olvido.
Cuando vivía en Roma al lado de mi casa había un taller parecido a este (más taller y menos tienda) y me encantaba pasarme por allí y quedarme durante un rato viendo trabajar al «maestro». Desgraciadamente no tengo mano con la música, sensibilidad cero para este arte, tanto de oído como de manos, peor no por ello he dejado la música a un lado de mi vida.
Conocí esta tienda hace poco, ya que si no recuerdo mal no hace tanto aquí había una droguería. El local es de los más bellos que hoy se puede ver por las calles de Sevilla. Entré el primer día que me pasé por allí y siendo una absoluta foránea y poco entendida del tema la chica que me atendió no pudo ser más que agradable.
Le pregunté un poco por que es lo que hacían, que instrumentos fabricaban, en fin saber algo más de este sitio tan fantástico.
Otro de esos negocios museos que hay en la ciudad.