Sala Cosmos

La verdad es que llegue tarde, solo lo disfrute media hora, la música no estaba mal y la sala estaba ok para ser Sevilla, eso si, he de decir que el ambiente era formidable, podías hablar y bromear con todo el mundo, incluso algunos disfrazados, andaban organizando una rave y se lo decían a todo el mundo, la próxima vez lo disfrutare mas!!!

Vi la luz al enterarme de la apertura de esta discoteca, por fin variedad electrónica en plena ciudad sevillana.
Si eres ferviente fan del electro, en su vertiente más indie, y claramente, tienes tu lugar en esta discoteca. Las noches Ghostel Club, que estuvieron desaparecidas durante un tiempo en la sala, nos brinda con djs de primera cada jueves.
Hay que destacar que esta sala cuenta con una gran variedad de temáticas músicales según el día, normalmente electrónicas pero que no extrañe que tengas también noches reggae.
El único problema que se le puede ver a la sala es que un gran número de público objetivo son «alamedapegados», es decir, que pasan de ir desde su zona de ambiente, la Alameda del Hercules, hasta un lugar más lejano, como pasa en este caso.

¡Esto es una ratonera!
Fui a la sala Cosmos para un concierto de un grupo de hip hop inglés. Y vaya decepción. No hay cosa peor que pagues bien y te devuelvan un espectáculo menos que mediocre.

Aquello retumbaba más que una cabalgata de elefantes. Y la fauna era muy parecida a la de la película de Jumanji –me meto en ésa fauna, que conste-​. También he asistido a sus fiestas de dub, pero tampoco me convencieron. ¡Será que prefiero el aire libre!
Lo bueno que le vi a la Cosmos es que tenían muchos camareros en la barra y así las colas se hacen más llevaderas. Bueno y los porteros. Cuatro para una minúscula entrada. Está bien sentirse protegido, sobre todo cuando no tiene uno más salida que la entrada.

Somos muchos a los que nos gusta la música electrónica, pero me parece que no cabemos todos allí.

La han abierto hace poquito, así que aún es pronto para emitir un juicio de valor contundente. Ambiente alternativo, muy variado. La música tira más a lo tecnho y estilos de electrónica radicales, aunque a veces hay «pachangueo».
Lo mejor de la sala es su Relaciones Públicas, Maribel. Una tía que habla con cualquiera, que tiene mil historias que contarte y que no tiene prejuicios. Lo mismo le da que lleves el flequillo al lado y un polo de Ralph Lauren o que tus pantalones se caigan de mierda.
Utilísima para todo. Pregúntale si tienes dudas de lo que sea. Te puede molar más o menos el rollo de la discoteca, pero el de Maribel te va a encantar. Porque es de las típicas que le venderían un frigorífico a un esquimal.
Si mi comentario no te ha convencido para que vayas y da la casualidad de que una noche estás pululando por ahí, ya puedes ir dando por sentado que, aunque al día siguiente madrugues a las 5 de la mañana porque tienes que acompañar a tu abuela al médico, como encuentres a Maribel acabas pagando los 7 pavos de la entrada y viendo la sala por dentro.
Si algún día monto un negocio o lo que sea, haré lo imposible para que trabaje conmigo. Y, además, se lo dije el día que la conocí. Lo tomó como una broma, la muy inocente. Yo se lo advertí. Maribel ya lo sabe.

Cuando las noches sevillanas en la zona de Viapol parecían estar vetadas al espíritu joven, surge de la nada una pequeña discoteca que ilumina el final del túnel. Con capacidad para unas 300 personas,
la Sala Cosmos es un rara avis en medio de Nervión. Música electrónica que va desde el house al dubstep pasando por el techno.
Situada junto a pequeños bares donde poder cenar antes de acceder al local, la discoteca de Nervión da cabida a un público heterogéneo al que no le restringe la entrada por su indumentaria. Además de todo ello facilita la entrada hasta las tres de la noche de forma gratuita, siempre que estés en la lista, o a precio más reducido para recompensar a los más puntuales.
Sin duda una discoteca que se ha abierto camino fuera del centro de la ciudad y ofreciendo una alternativa muy atractiva. Diría que a día de hoy es de los sitios más comentados entre los jóvenes de la ciudad amantes de la electrónica.