Toda una vida pasando por delante de un kiosko sin echarle cuenta, vamos como si no existiera, literal, hasta que tuve que grabar un corto este año y necesitábamos un kiosko. Se nos ocurrió preguntarle al dueño de este kiosko, que como estaba en mitad de la Magdalena y seguro que hablaba con mucha gente diariamente, sería muy agradable y nos dejaría trabajar ante su kiosko y dentro de él durante unas horas. Así fue. Allí que nos plantamos todo el equipo de grabación(actores, cámaras, auxiliares de sonido, dirección, producción, maquilladores, script y hasta la madre nos parió) y durante una hora y media pudimos grabar la escena. Aunque los paseantes nos interrumpían cada ratito y algunos compradores entraban en escena sin previo aviso, y al final pasáramos allí más tiempo del esperado, fue un rato muy agradable y divertido. Ahora cada vez que necesito unos chicles, el periódico, alguna revista o simplemente charlas, me paso por el kiosko y charloteo allí un rato, sobre cine o sobre lo que sea.
Paco P.
Tu valoración: 4 Sevilla
Me encanta ir de bares o a comprar churros a San Pablo por la zona de la Iglesia de la Magdalena, bueno y también cuando voy a misa, que nooooooo. Este quiosco me parece el mas atiborrado de Sevilla, desparrama sus artículos por parte de la calle, creando un pasillo de coleccionables, periódicos, revistas, bollería, bolsas de guarrerias y gomitas(como se les llama a las chuches por estas tierras, algo que me hace gracia la verdad). Cuando voy a por los churros de la que para mi es la mejor o si no de las mejores churrerías de la ciudad, que se encuentra frente al quiosco, compró allí el periódico. No voy pocas veces asi que puedo decir que es mi segundo quiosco después del que está justo al lado de mi casa en la castigada Plaza del Pumarejo. Como ya decía suelo ir a tapear por esta zona con asiduidad. En esos momentos compró allí la caja de soldaditos de la muerte conocida como tabaco. Y como no, el periódico. Se podría decir que es mi Quiosco de los días de fin de semana en los que me levanto a buena hora y con ganas de darme un paseo hasta el desayuno, si no me levanto a buena hora pues lo paso al momento de las cañas. Otra ocasión en la que utilizo este quiosco, de la manera efímera y rápida en la que se usan los quioscos. Es en esos días que me apetece cambiar de barrio y me voy para Triana, hago un alto en el camino para pillar allí el diario que tranquilamente leeré al solecito de una plaza del otro lado del Guadalquivir.