Pues mira antes era un autentico fan de este mercadillo popular sevillano, pero de un tiempo ahora se ha ido degenerando hasta verse convertido en el mercadillo de la basura. Ya no van anticuarios portugueses, ya casi no quedan puestos interesantes(salvo los de las frutas y verduras). Y, qué es lo que hay… pues miles de mantas y sábanas en el suelo donde sin control, gente sobretodo rumana(sin animo de ser racista), vende las cosas que sacan de los contenedores o encuentran tiradas. Me parece tan surrealista que haya una peluquería en el charco de la pava donde te cortan el pelo como a las ovejas por cuatro euros… Quien se atreve a comer algo allí o tomarse un café en uno de esos puestos,… yo no desde luego.
Priscila G.
Tu valoración: 4 Sevilla
No queda mucho que decir que no haya dicho María. Este sitio es para echar la mañana, si no tienes tiempo, mejor que no vayas. A mi, como no, este lugar me recuerda a mi grupo de teatro… tanto sábados como domingos, anda que no hemos pasado aquí horas comprando telas, accesorios de vestuario, utensilios de decoración… en fin… un hervidero de personajos y personajas de Sevilla y más allá al grito de «¡que lo llevo barato, niña!». Si vas buscando algo, lo encuentras, te lo digo yo.
María C.
Tu valoración: 4 Santiponce, Sevilla
Bueno señores, esto es una maravilla. Yo me levanto los domingos nerviosita como el día de reyes por pasear en este mercadillo. Os cuento: Esto es una gran explanada que hay frente al Estadio Olímpico y que llega hasta casi al final de la Isla de la Cartuja, en paralelo, al otro lado de la carretera. Pues bien, aquí tenemos para entretenernos la mañana del sábado con puestos típicos de mercadillo como puestos de aceitunas, puestos de ropa de mil colores, estilo y de la misma calidad, calidad mercadillo… pero a mi es que solo el ambiente ya me pone, yo voy y casi nunca compro nada, a veces calcetines y otras, pues pico algo de ropa que en dos lavados será un ecosistema de pelotillas acrílicas-ecológicas, pero mola. La cosa es que el domingo cambia de forma radical. Aparcas(yo siempre lo hago en estadio y atravieso andando por debajo del puentecito donde hacen tantas raves) y de repente: ¡welcome to Rumania! si, el domingo esto es territorio rumano. Allí te encuentras bicicletas(alguna puede que sea de algún amigo/vecino/tuya mismamente…) pues para que nos vamos a engañar, aunque hay de todo, mucho es material adquirido de aquella manera fea que se la arrebata al ciudadano de a pie que como tu aparca su bici en cualquier árbol y se vuelve a casa en autobús y cara de acelga. Además de bicis te encuentras absolutamente de todo, yo tengo los inalámbricos de mi casa rumanos, portavelas rumanos, un pequeño pony rumano, de todo. Tienes zapatos, ropa con vida propia que aun lavandola a 90º pillas una enfermedad de transmisión sexual… la verdad es que buscas y ves cosas bien apañás, que yo soy habitual y tengo tesoros que me han costado 1 € o nada, porque cuando terminan su jornal, muchos de ellos no recogen su puesto, se van sin más, claro que antes se encargan de romper todo lo que pueden para que nadie lo robe, que trabajito les ha costado reunir tanto género. De todo modos no todo es así. Hay puestos de cosas nuevas, sin usar, que no han tenido dueño antes y que en apariencia son higiénicas. Hay un puesto de antigüedades que me encanta, discos de vinilo, un chico vende ropa y complementos para mascotas… Yo si soy buena y no trasnocho voy, luego una cervecita y que a gusto se queda una…
Clara M.
Tu valoración: 5 Sevilla
Efectivamente, el Charco la Pava reúné todo tipo de puestos de venta ambulante. Fruta, verdura, chucherías, churros, barquillos, pan, ropa nueva, ropa usada, pseudo-antigüedades, antigüedades enteras, cedés piratas, especies protegidas… Pero lo más interesante, para mí, del ‘mercaíllo’, es su ambientazo y su multiculturalidad. Todas las razas, muchísimas naciones. Y eso, aunque en este contexto está también presente una gran problemática social y mucha exclusión, sólo puede crear riqueza. Pero yo venía aquí a advertir de una cosa, o a pedir por favor por favor. Por favor. Por favor. No compréis bicis en el Charco la Pava. Por favor. Las bicis vendidas allí son, en su mayoría robadas. Y si hay demanda, hay oferta. Y si hay oferta, hay robo. No querría perder a mi maravilloso corcel Bolero Rosa, ni vosotros vuestras BH. Así que por favor, por favor. No compréis bicis en el Charco la Pava. Si queréis una bici antigua que os recuerde a la de vuestra madre, os sugiero mejor la tienda-taller Nostalgía, en la calle Jesús del Gran Poder, de la que os hablaré otro día.