Alfakeke

Y pensar que nunca había venido aquí. Este bar regentado por Pierre es un local pequeño pero con encanto.
En su carta podrás encontrar algunas especialidades francesas como crepes (solo los viernes), quiche o croque monsieur, además de quesos. También bebidas típicas de allí como vinos o cervezas. La picón biere es cerveza con un chorrito de picón, un licor de naranja, lo que le da un sabor bastante peculiar. El precio está muy bien y lo que he probado estaba muy rico.
Puedes encontrar prensa internacional y a veces creo que hacen conciertos y ponen películas. La verdad es que ha sido un gran descubrimiento. Volveré.

Una de esas joyitas que esconde Sevilla. Buscaba un sitio tranquilo y comer sano. Lo encontré! Exquisita quiché y tabule.

El antiguo chez Sylvie, hogar de las crêpes, los croque-​monsieur y las ensaladas con nombre de actriz, pequeño local abarrotado, de manteles de cuadros, velas y siempre algún parroquiano alimentando la conversación y el estómago.
Cuando Sylvie decidió abandonar la aventura de mantener un restaurante absolutamente francés en medio de la sevillanía, el local pasó a manos de Pierre, su camarero. Tras una reforma que le dio amplitud al bar, Pierre rebautizó el Chez Sylvie como Alfakeke y panachés con cañas y crêpes con montaditos.
Conserva aún la atmósfera familiar que creó Sylvie y se organizan de cuando en cuando recitales de poesía de la mano de Borja de Diego, poeta sevillano jovencísimo y más humilde aún que prefiere dar siempre voz a los grandes. De Bukowski a Verlaine en el Alfakeke abriéndonos la noche, que siempre se hace larga cuando se empieza aquí.

El Alfakeke es uno de estos bares que pasan desapercibidos no se sabe muy bien porqué, hasta que un día entras y te preguntas cómo no llegaste a descubrirlo antes, pues siempre estuvo ahí, en la misma esquina por la que pasaste. Maribel y Manolo vivieron durante un tiempo en la calle Abad Gordillo, a una calle literalmente de distancia entre su casa y el bar. En este tiempo, pasaba gran parte de mis tardes, y algunas noches y mañanas en su piso, por lo que pasaba a diario por la puerta del Alfakeke. Siempre sin pararme por una razón o por otra, unas porque iba en coche, otras porque no tenía tiempo, algunas porque sencillamente me olvidaba de que había un bar allí, o simplemente porque tirábamos más hacia otra zona del centro. La cuestión es que aquel bar seguía viéndolo un día tras otro, y yo seguía sin pisarlo un día tras otro.
Hace unas semanas estando en el bar Dos de Mayo de la plaza de la Gavidia me encontré con un amigo francés, con el que había estado haciendo hacía un par de años un intercambio lingüístico unidireccional, de estos que consisten en que yo no paro de hablar en español y la otra persona nunca habla el idioma de turno. El tenía un español perfecto, todo lo contrario a mi francés. Hacía tiempo que no nos veíamos y decidimos ponernos al día, en español, claro está, y le dije que estaba en sus manos.
Así, serpenteamos un par de calles y recalamos en el Alfakeke. Tras días, y noches, y tardes, de años, de paseos y pasadas frente al Alfakeke, iba a entrar, al fín. El bar era pequeñito, y podía respirarse una cierta esencia francesa. Quizás lo de la esencia francesa lo acentuaba el que fuera acompañada con Jean. Me asomé a ese rinconcito de Sevilla como quien se asoma a un pequeño bar que acaba de descubrir en París, y donde todo parece especialmente especial. Cenamos a base de quesos y vinos. Queríamos rematar la faena en francés y que mejor que el queso y el vino para acompañar nuestra conversación en español. Ya que no se podía ni estar en París, ni hablar de vous et moi, optamos por zambullirnos a través de las viandas y las bebendas.

Great little neighborhood bar a couple of blocks from our hotel. Mix of locals & ex-​pats who were all super friendly and welcoming.
Small menu (Note the «Hell Style Sausage» at the bottom
) which we didn’t partake in except for the cheese & sausage plate and some olives.