Sancho Panza

Se supone que son unas de las mejores bravas de Madrid pero a mí no me convencieron del todo. No estaban tan picantes como las de Mario, pero no estaban especialmente ricas tampoco. Desde luego, lejos de ser «unas de las mejores».
Sin embargo, más que las bravas, la puntuación viene por el aspecto general del bar, bastante dejado a mi parecer. De esos sitios en los que entras y te parece que todo está demasiado destartalado y descuidado como para seguir abiertos, y que no le vendrían mal ni una mano de pintura ni una reforma.
Tras la barra, bastante estrés y una cocina minúscula, en la que se hacen algunos de los platos. Trato bastante mejorable, sobre todo entre los dos camareros, que no parecían llevarse especialmente bien (o sí, no me quedó realmente claro). En general, no me gustó.

Con antojo de comida basura a la española, nos plantamos en este lugar dispuestos a diafrutar de un buen festin hipercalorico.
Comanda: croquetas, huevos rotos con morcilla, y una movida toledana.
Las croquetas de jamon, bien de sabor, no de Findus, pero casi.
Los huevos rotos, con un huevo frito metido al microondas, por lo que la yema, desaparecida, y la morcilla, era arroz blanco con tinta de calamar, porque saber a morcilla, no se intuía.
La movida toledana de cerdo, era cinta de lomo, con salsa de albondigas, y con el toque de la casa, el recalenton en el microondas, con sus salpicaduras en los bordes del plato, como en toda casa de vecino (espero que pusiesen la tapita, que si no, ese micro debe ser puro Pollock)
No nos han traido la cuenta, pero creo que nos va a doler.
Amigas, huid y ya. Entiendo que un mal dia lo tiene cualquiera, pero esto es de traca.

Dando una vuelta por la zona de Ópera en Madrid, decidimos sentarnos en la terraza de este bar al que ya habíamos acudido meses antes. Era primera hora de la tarde, teníamos hambre y decidimos probar sus patatas bravas. Pudieron pasar unos 15 minutos hasta ser servidos; cuando al fin nos sirvieron, el encargado nos explicó que le gusta prepararlas en el momento, con mimo. El resultado fue el siguiente: pudimos comer unas 10, no hubo forma de seguir. Dejando de lado que las patatas estuvieran cortadas en diminutos dados (primer error, unas bravas en condiciones jamás pueden cortarse así, aunque ese no fue el principal inconveniente), el problema de estas bravas INCOMIBLES es la excesiva cantidad de tabasco que llevaba la salsa. Tras comer unas pocas, perdías literalmente el sentido del gusto. Pedimos la cuenta y le comentamos este incidente al encargado, quien, tras disculparse, nos invitó a no pagar los 4,50 euros que cuesta la ración. Sin embargo, otra sorpresa llegó al pagar el resto de la cuenta: es impresentable que un bar, por muy céntrico que sea y por muy turística que sea la zona en la que se ubique, cobre 2,50 EUROS POR UNA CAÑA y 2,80 EUROS POR UN REFRESCO de 20cl. No nos volverán a ver por allí.

this was definitely a divey, hole-​in-​the-​wall type place in madrid. i was famished, and ravagingly hungry after touring the plaza d’espana, plaza de oriente, jardins de sabatini, and palacio real, so i wanted to go someplace closeby to these historical landmarks. fortunately, hubby and i didn’t have to walk far before we saw this café and the photos of their lunch offerings outside. since it was our last full day in madrid, and spain, we wanted to have one last meal with paella and some sangria.
after several attempts at flagging down a waitress, or at least, figuring out who could take our orders, we ordered the paella de arroz negro (paella made with black rice), and a mixed green salad to munch on while our paella was being made. note that paella typically takes about 20 – 30 minutes to make, sometimes more, depending on the restaurant and how busy they are. hubby ordered the tinto de verano, which is a popular drink in spain made with fanta orange and red wine (and highly recommended by a friend who had visited spain a few years back).
the tinto de verano was good, it was sweet, and i could taste the orange from the fanta, and mixed berries from the sangria. the mixed green salad was just ok, nothing special or fancy about it, just some iceberg topped with tomatoes, olives, and some other raw veggies. the paella, was of course, the star of our meal, and i chewed very slowly thru my black rice, seafood, and veggies b/​c i wanted to savor every last bite of my last plate of paella in spain. this paella was not the best that i’d had in spain (i had paella a few times during my 2 week vacation here), but it was still very good, and savory, and still one of those things that i can’t make myself or easily get back home.
the lady who waited on us was so patient and friendly, and i appreciated very much that she spoke english. she waited on several other tables at the same time, and i don’t think she wrote anything down which was even more impressive… great memory to get all the orders right!

Simplemente, me encanta.
Mis razones son estas:
— Céntrica, a más no poder, en una perpendicular a la calle Mayor a la altura del mercado de San Miguel, en la calle de los Milaneses.
— Lógica, porque el precio es razonable, y no son los sablazos del mercado de San Miguel.
— Agradable, porque el ambiente es tranquilo y no está lleno de guiris, aunque la terracita exterior sea pequeña.
— Rica, porque las tapas (el chorizo y las croquetas) están cojonudas.
Para mí, está dentro del top –10 de las tabernas del centro-​centro.