No sabía que el «Mandarin» era el restaurante del casino de Madrid. Así que al llegar a nuestra mesa en la galería con vistas a la roulette, el panorama me parecía muy del estilo«James Bond», muy divertido. La música de fondo eran la rueda, la bola y las fichas, el murmullo de los groupiers y los gemidos de los jugadores. También en la decoración habían demostrado imaginación aunque he de admitir que el retro-moderno cargado no es lo mío. Pero bueno, para una cena con amigos era un sitio más que adecuado. El servicio era muy amable y atento y la selección de platos interesante. Lo que pasa a veces en los locales orientales es que el orden de los platos es un poco diferente de lo esperado, pero si vas compartiendo a nadie le toca esperar. A la hora de pagar he de decir que la relación calidad/precio me parece mejorable.
Avelino C.
Tu valoración: 4 Madrid
En el restaurante del Casino de Colón, donde antes estaba Columbus de los hermanos Sandoval, recientemente se ha instalado un restaurante oriental perteneciente al grupo Zen, empresa con varios locales en Madrid. Distribuido en dos plantas, en la baja sirven recetas japonesas, mientras la primera planta está dedicada a la cocina china. Nosotros reservamos en la parte«china», aprovechando el 40% de descuento por reservar a través de la Web del Tridente. Decoración ostentosa, moqueta, dorados, etc., y es que no se puede olvidar que estamos en un casino. Especial mención a los futuristas cuartos de baño, que parecían sacados del palacio de la princesa Leia de «Star Wars». Desde la mesa para dos en la que nos colocaron se veían desde arriba las mesas del juego de ruleta, todo un espectáculo. Carta muy amplia de cocina china con especialidades cantonesas. Pedimos varios platos, todo a compartir. Tras un cuenquito de edamame de aperitivo de la casa, nos pusieron: Selección de dim-sum, vienen ocho, de carne, de marisco, de verduras. Hechos al vapor, se dejaron comer, aunque los preferimos con un toque de plancha. Cazuela de berenjenas chinas con vieiras. La verdura tersa y suave, salteada con carne de vieira y una salsa ligeramente picante. Muy buenas. Solomillo de buey a la pimienta. Muy tierno, cortado en taquitos, acompañado de jalapeños, y servido con una salsa de soja y pimienta negra riquísima. Arroz frito con marisco. Muy normalito, aunque vino bien para acompañar el resto de platos. De postre un suflé de mandarina, más bien un semifrío, sorprendentemente bueno, que vino muy bien como broche dulce. Carta de vinos amplia con referencias interesantes, aunque bastante subida de precio. Nos decantamos por un blanco de xarel-lo«L’equilibrista», un vino que ya conocíamos y que es un valor seguro para acompañar este tipo de comida. Servicio amabilisimo, atentos al cambio de platos, no dejan la botella en la mesa pero están pendientes de rellenar. Vimos por allí al Sr. Roger Chen, el dueño del«cotarro», controlando el servicio y dando instrucciones(el ojo del amo engorda el ganado). Sábado noche y el restaurante prácticamente lleno de todo tipo de fauna: clientes del casino, grupos de amiguetes, parejitas y varias mesas de chinos(buena señal imagino). Con el descuento, salió la cosa por 60 euretes, muy buen precio, sin descuento nos hubiéramos ido a los 90 lereles, y ya hubiera resultado caro. En resumen, nos gusto bastante, cocina cantonesa bien ejecutada, buen servicio y ambiente agradable. Si mantienen el descuento repetimos seguro.