Laredo

Sencillamente espectacular. Si quereis quedar bien, este es el sitio. Obligatorio reservar si quereis comer en una mesa pero también se puede picar en la barra. El servicio es impecable y todo está de llorar.

Tampoco es que pueda decir demasiado de este sitio, ya que íbamos a otro que resultó estar cerrado (el barrio Salamanca en domingo o festivo es muy parecido a un cementerio) y nos lo encontramos porque estaba cerca.
El sitio está decorado en negros y grises, bastante moderno, pero con esa modernez que ya estamos viendo en tantos sitios que huele un poquitín. Su punto fuerte parece ser la oferta de comidas y cenas, ya que tienen un salón separado para ello y fuimos testigos de varias personas que venían a reservar mesa. Pero nosotros buscábamos algo más post-​comida y, tras ver que había un grupo tomándose unos copazos, nos animamos a copiarles. Aparentemente tienen una buena selección de las bebidas de moda, pero carecen de otras que se venden menos (maldita oferta y demanda) como puede ser un buen amaretto. En cuanto a los precios, un poco elevados para no ser un lugar muy de moda, pero supongo que esto lo da el barrio y el aparente ambiente.
Un probable tuerto en el país de los ciegos, pero siempre defenderé que mi exbarrio es un rollo.

Un restaurante excelente. Platos muy elaborados, y una carta tan variada como original. El local es perfecto para los amantes del vino: la carta de vinos es infinita. Es recomendable reservar. Si te quedas sin mesa, siempre puedes picar algo en la barra. No es un restaurante económico. Ahora bien, el precio responde a la calidad. Lo considero perfecto para ocasiones especiales.

While the locals seem to have nothing but Spanish love for Taberna Laredo (many recommendation have been sung for this joint), I really didn’t find myself all that impressed.
Perhaps had I just been sauntering in on a Wednesday night, casual as could be, looking for some tapas and wine with a friend then I wouldn’t have been as disappointed. However, those were not my circumstances. We set out to Taberna late on a Saturday night, with four smashing Americana ladies, in dresses that could set the surface of the sun on fire. Clearly we were looking for something a little more, well, sexy.
Whoops.
Imagine who had egg on their face as they entered the brightly lit, poorly décored, dressed down confines of Laredo’s dining room. Yup. I’m pretty sure we actually sat next to an old Captain’s Wheel and a framed map of the Pacific. Oy. This does not a happening Saturday night make.
We hoped things were looking up as we scanned the expansive — and expensive — menu of sharing plates. Heck, tapas running approximately € 18 – 30 each are certain to be pretty damn good, right?
Whoops. Again.
Declaring ‘just bring us what’s fresh’ might have been the biggest mistake we’d made yet as our giggling waitresses just started bringing us plates and plates of Taberna’s small plates and none of which appear to be fresh items. Flavorless gazpacho, a boring menagerie of fried items, mayo-​laden tuna salad. Totally mediocre fare. Meh! It was at this point we pulled the plug, paid the unnecessarily high bill and scooting our stilettos off to find some pizza and declare this Saturday night a FAIL.
Funny part is, as we walked out through the dead dining room and back through the bar, we found a lively, jovial, energetic atmosphere full of people eating, laughing, drinking, cavorting. While we obviously missed the boat on this one, the captain’s wheel was already in our review mirror.
Whoops.