Ambigú

Vale voy a comentar una de esas cosas inconfesables, esa cosa que debería estar en mi perfil como no se lo digas a nadie pero… Adoro las gominolas, me encantan, son mi vicio personal y una de las razones por las que intento no entrar nunca en el supermercado LIDL, ya que se que si entro va a caer como mínimo una bolsa de botellitas de coca cola que están de vicio.
Así que os podéis imaginar lo que pasa con todo cuenco lleno de gominolas que se planta delante mía en el Ambigú, pues que desaparece misteriosamente.
Así es normal que yo por mucho que beba en este local nunca llegue a coger ni media papa, pues mi organismo esta repleto de gominolas gratis que absorben todo el alcohol que pudiese contener sus excelentes kahipiriñas.

Llámennos ignorantes (o jóvenes), pero a nosotros nunca nos habían puesto la botella del licor escogido para que chorreáramos dentro de nuestro vaso en las cantidades que quisiéramos. Eso nos ocurrió en Ambigú 16 a la salida de un cine de esos en los que, afortunadamente, hay que leer. Ni que decir tiene que nos pasamos con la dosis alcohólica mientras disfrutábamos del acogedor salón interior que ofrece este lugar, ya un clásico de los debates postpelícula en la calle Martín de los Heros.
Habiendo demostrado nuestra incapacidad para la mesura, y ya que el ron parece ser la base de los cocktails de la casa, nos decidimos por las caipirinhas y resultaron de las mejores que hemos probado. Fuertes y ricas, dulces pero contundentes. Los precios los habituales, las copas alrededor de los 7 euros. Además ponen gominolas en un cuenco.