Támara

Habíamos escuchado que era un buen restaurante por otras calificaciones que habíamos visto. Fue el cumpleaños de una gran amiga y decidimos ir. Desde el inicio no tenían bien nuestra reserva, las patatas estaban rancias y el pan con tomate era hecho dos horas antes. La ensalada tenía detalles como lechugas en mal estado y las raciones de segundos no eran lo que esperábamos. Lo bueno era el pastel de chocolate, pero eran raciones muy pequeñas para compartir. Estamos bastante decepcionados del lugar, no lo recomendamos y pues mañana tendremos que ir a otro lugar para celebrar como se debe a la amiga que se lo merece! PD el vino malo y no suelo ser tan exigente

Celebramos una cena de despedida y no pudo quedar mejor. La comida fue excelente y en grandes proporciones. El trato del personal no pudo ser mejor. Pero lo que marco la diferencia fue el cantante que estuvo en el restaurante, con la opción de hacer karaōke.
Es un sitio perfecto para celebrar una cena de grupo en buen ambiente, manteniendo un aire de informalidad que permite pasar un buen tiempo.

Fuimos este sábado pasado a comer por gentileza de Qype, el menú de Smartbox Chic.
Solo puedo más que felicitar a todo el equipo del restaurante Tamara por su gentileza, profesionalidad y por la comida que estaba deliciosa.
Gracias de nuevo y nos vemos muy pronto.
Att: JAZZ PELU TEAM

Cocina tradicional, de mercado y catalana. Tiene dos grandes salones y una bodega con los mejores vinos. Los salones, el uno es para parejas y el otro para celebraciones. Salones que están dotados de varias intensidades de luz y música diferencial y un servicio de grán profesionalidad.
Entre sus especialidades nos podemos encontrar con una espalda de cordero al horno, una hamburguesa de solomillo a la brasa y el que recomiendo personalmente es el risotto al grana padano que lo cocinan frente al cliente.
Como postre podemos destacar un tiramisú con chocolate blanco ó un coulant de chocolate. Su precio medio está entre los 25 — 40 €.

A partir de ahora voy a seguir la misma metodología para evaluar un lugar donde mis papilas gustativas se tengan que poner en marcha, o sea, restaurantes y bares. Primero el lugar y el entorno, luego el servicio y para acabar lo disfrutado.
Pues bueno.
Fui al Támara para celebrar el cumpleaños de un amigo, o sea, menú cerrado que luego explicaré.
El local tiene 2 zonas bastante identificadas y diferenciadas. La cercana a la puerta con mesas pequeñas de 2, 4 y 6 comensales con una luz tenue pero correcta, sin molestar pero sin faltar. Decoración difícil de clasificar en la que predominan los marrones y los ocres. Pasada esta zona pasas por un pasillo en el que encuentras la cocina a la izquierda en la que ves los fogones y los cocineros trabajando (típica cocina de cerámica blanca y aparatos de acero inoxidable) y al fondo te encuentras un salón en el que a ojo calculé que pueden caber, sentados, unas 50 personas. Tienen un proyector y una pequeña barra para ese espacio con lo que no se si pueden convertir esa zona en una pequeña pista de baile.
El servicio correcto. Algún error, algún olvido que fue subsanado sin problema.
Y ahora la comida.
Como ya dije comimos un menú cerrado que consistía en entretenimientos fijos, primeros, segundos y postre a escoger entre tres opciones. Bebidas y cafés incluidos. Entretenimientos que incluyen platillo de arroz con grana padano acabado de hacer (lo hacen a tu lado y lo sirven al momento), pan de coca con tomate, surtido de panes y tiras de yuca fritas.
Yo comí de primero unos tallarines con salsa de esparragos. La verdad, no me los acabé. No estaban mal pero me parecía comer dos platos diferentes cuando comía solo tallarines o cuando mojaba los tallarines con la salsa. Pasta y salsa no estaban para nada conjuntados.
De segundo entrecot, como siempre, pidiendo que casi ande todavía. No me meto con el nivel de cocción que para era demasiado pero he comido entrecots con mas ‘gracia’. Entrecot a la plancha y ale.
Postre un sorbete de gin-​tonic. Me pareció un sorbete de limón con aroma de gin-​tonic. Digo aroma porque no noté nada el gin-​tonic.
Cafés sin secreto.
Conclusión: Repetiría si tengo que hacer una reunión con gente pero creo que no iré a cenar de ‘normal’.

El Támara se autopresentaba como «Gourmets del Mundo» con mucha ambición y mucho me temo hubiese sido mejor ser algo más prudentes. El restaurante ajusta los precios (tanto en menú como en carta) pero no siempre responde a las expectativas de los nombres y presentaciones que eligen para sus platos. Personalmente prefiero que en la carta me sean honestos: si el precio es el factor determinante para ir a comer allí, sé que no encontraré caviar iraní, ni lo pretendo. Eso sí, es un lugar interesante para cenas de grupos, porque es realmente amplio, con salas interiores y es fácil encontrar un menú sin muchas pretensiones que contente al personal.