Boadas

I had already read about this place in Unilocal.But ran into it by coincidence since it was like 50 meters from our hotel. Going to Boadas is like going to a movie bar. Its vintage… classic ambiance, bartenders in their tuxedos and old pictures on the walls. The service was outstanding. The bartenders really know how to mix and give great conversation. My wife said her cosmopolitan was the best she had ever had. I went back the next night. Would definitely go back when visiting Barcelona.

Coctelería clásica de Bcn, mucha historia en un solo lugar, la atención un poco áspera…

First off, my perception of expensive is not what I was charged here. A bar that starts with high quality ingredients and know how is worth it! It took me bit to find this little gem but I am so glad I persevered. Trendy bars have gotten so loud and complex that they have forgotten about the basics, just make a good drink and give me time to drink it! I was not rushed. I had a Negroni made to reflection, with no mincing on the alcohol. Traditional bar tenders, full of locals. Will be back!

This place is what everyone else here has already stated. Everything steeped in tradition and worth stopping in for a proper cocktail (and the bartenders techniques are like watching a show).

What a legit bar. Apparently, Boadas is the oldest bar in Barcelona and I can see why. The décor is classic… a big wooden bar with carvings the back bar area… dark wood… bar stools… limited seating (but enough). This place was shockingly not completely slammed at around 8 pm despite being right off the congested Rambla. The drinks are made in a way I’ve never seen before… they pour everything into a container with ice and then pour it from the ice container to an empty container a few times… my description isn’t doing the coolness of this technique any justice. Anyway, the husband had a manhattan… very good. I had a couple of drinks… a champagne cocktail that was just slightly sweet and tasty and one of their cocktails on special which was essentially a manhattan with a slight difference. They gave us an assortment of nuts to munch on while we drank. The prices were average (8 euro ish per drink… also a pleasant surprise). I would highly recommend checking this place out.

Superb, career bartenders. They know their stuff and the drinks are impeccable. They will ask what you are in the mood for and serve you exactly what you need, even if you don’t know what that is. They do. Drinks are not cheap, but neither are they weak. One is enough to get your evening started.

«Bar Boadas» ist, obwohl überaus geschichtsträchtig, eine unserer Neuentdeckungen in Barcelona und steht seither als Pflichttermin bei jedem Besuch auf «der Agenda».
Ein Besuch in der very very old school Bar ist wie ein Abtauchen in die Zeit der schwarz-​weiß-​Filme und entführt einen bei Betreten umgehend heraus aus dem Trubel von Kataloniens Metropole, und das, obwohl nur wenige Schritte von der Placa Catalunya entfernt.
Die Bar ist klein und schummrig, große Sepia-​Fotografien bedecken die Wände. Es gibt keine Tische hier, sondern lediglich Barhocker entlang des Holzregals an der Wand und natürlich an der Bar. Bar Boadas gilt als älteste Cocktailbar Barcelonas, gegründet bereits in den 30er Jahren des vorigen Jahrhunderts und benannt nach dem Gründer.
Manchmal ist die Chefin anwesend, aber auch wenn nicht, ist die Show hinter der Bar großes Kino.
Zunächst einmal gibt es keine Karte. Für uns immer gewöhnungsbedürftig, weil sich so natürlich das Preisniveau nicht erschließt. Aber manchmal trauen wir uns, ohne Karte zu bestellen und hier kann man das bedenkenlos tun.
Der Barmann fragt, was wir gerne hätten. Woher sollen wir das wissen, wenn wir das Angebot nicht kennen? In welche Richtung soll’s denn gehen? Mhmh, vielleicht in Richtung fruchtig-​frisch. Ok, er hätte schon eine Idee. Gebannt verfolgen wir das Geschehen hinter’m Tresen, sind wir doch selbst nicht gänzlich unbedarft, was das Thema Cocktails angeht.
Inzwischen kümmern sich zwei Barkeeper um uns, ein eingespieltes Team. Herrlich, wie die Jungs im Barkeeper-​Frack (in Hamburg zuletzt bei Achim Eberhardt in der Old Fashion Bar gesehen!) sich die Bälle, pardon: die Flaschen und Zutaten zuspielen.
Inzwischen wird unser Cocktail in ein Glas abgeseiht; Cheers!
Mhmhmh, lecker! Der Preis ist uns inzwischen fast gleichgültig und weil’s so extrem gut schmeckt, entscheiden wir uns, einen zweiten Cocktail zu ordern. Als wir anheben, die Bestellung aufzugeben, holen die beiden Barkeeper in synchronen Bewegungen jeder einen Cocktailshaker hinter’m Tresen hervor uns füllen unsere Gläser erneut auf. Cool!
Unser Münchner Lieblingsbarkeeper hätte dieses Prozedere sicher als «no go» geoutet, gehört doch in jeden Drink zwingend frisches Eis, aber so hatten wir wenigstens was für’s Geld.
Achja — für jeden von uns wurden 9 Euro fällig!
P. S. Die besten Martinis ever! Gerne mit Zusatzinfos vom Profi!

A cool little spot with some history and great drinks. The bartender made me a pretty good Old Fashioned, and my husband ordered a Manhattan. The bartenders are surly here, so just be expecting that. All in all, a good place to stop for a drink– nearby La Ramba, but still tucked away from the scene there.

Más tradicional para drinks no hay. No hay carta, los barmen, muy tradicionales, lo saben todo.

Me llevo un amigo al salir de cenar del Teresa Carles, ya que queda cerca y no hace falta coger coche, en la calle tallers justo tocando las ramblas se encuentra el Boadas, el local más carismático de la las Ramblas y de los primeros en servir Gintonics de Barcelona, así lo cuenta su dueña hija del fundador Miguel Boadas que me explicó que el bar ha pasado por dos generaciones, y sus empleados son los de toda la vida.
El local desde su inauguración no han echo ninguna gran reforma, es decir que cuando entras te llevas la impresión de haber retrocedido en el tiempo. Toda la decoración es de la época y todo muy bien cuidado.
A la hora de pedir no os cortéis en experimentar o dejaros aconsejar ya que los camareros son excelentes cockteleros y saben las mil y una combinaciones posibles del alcohol.
Mi recomendación Gin Mare con pomelo, si os gustan los Gintonics un poco más dulces!!! :)

Vaya por delante que este es un comentario no actualizado. Hace años dejé de ir a este entrañable sitio por el exceso de gente, ruido y humo de tabaco. Recuerdo que la última vez la sensación me resultó insoportable. Esto no quita mi recuerdo de los excelentes cócteles que sirven –entre ellos el Manhattan y Mojito– y el punto íntimo que tenía el local hace, mucho, tiempo. Espero que hora, sin tabaco, haya mejorado el ambiente. Tenré que comprobarlo…

La Boadas es como la Sagrada Familia, un must de Barcelona para los turistas. Es lo malo que tiene esta coctelería el exceso de turismo que llena el local enseguida. Es un local pequeño, muy pequeño, como incrustado al pie de las Ramblas. Eso sí, la fama que tiene es más que merecida, no probaréis un mojito mejor en la ciudad. Imposible. Y ese es un coctáil normal para ellos, si probáis las especialidades probablemente toquéis el cielo con el paladar. Pero está un poco destartalado para mi gusto, han querido mantener la estética del sitio en su año de fundación pero creo que deberían esforzarse en restaurarlo un poco porque con el trajín de gente que lleva, tememos que se desgaste antes de acabar esta década.

La que es quizá la coctelería más famosa de la ciudad es, a su vez y sin que eso sirva de precedente, la más auténtica. Ni estar a 80 centímetros de Las Ramblas ni salir en el 99% de las guías turísticas ha restado un ápice de integridad a este establecimiento. Donde otros locales del sector apestan a nuevo rico, a trepas, a neocons con tendencia al esnobismo, a arribistas, a divorciados sesentones con camisa tejana y Sebago, Boadas sigue con sus camareros sencillos, discretos, pero formalísimos con su chaleco satinado y su maestría desprovista de efectismos con el agitador y las gotitas de angostura.

La calidad no es cara, dicen ciertos anuncios.
Yo soy mas partidario de pensar que sí, es cara, pero que a veces, vale la pena.
Esta es una de esas veces. Esta coctelería destila autenticidad por todos sus poros.
La elegancia es la norma (y no es broma, hay un código de vestimenta para entrar) y ya tan solo por eso valdríà la pena echar un vistazo. Pero aquí no puedes solo echar una ojeada. Debes sentarte en la barra, esperamos que acompañado, e iniciar el fastuoso baile de la conversación veloz, quizá del coqueteo, el uso de la afilada arma que es nuestra lengua, limada por los exquisitos líquidos que se nos ofrece injerir.
En el Boadas estas místicamente alejado de todo lo que rodea el local, que una vez dentro nadie, jamás, identificaría con la esquina de la calle Tallers.
Sin duda, forma parte de un universo paralelo donde todo es mejor.

Abre la calle Tallers, a mano izquierda desde las Ramblas, un lugar que de tan referenciado y tan popular tuvo que acabar pidiendo a sus clientes que no entraran con bañador y sandalias playeras. La coctelería barcelonesa por excelencia sigue recibiendo a los señores de siempre, los que después de la velada en el Ateneu van a tomarse un Dry Martini, y se mezclan con elegancia burguesa con los absortos recién llegados.
La mayoría de camareros del lugar, como no podría ser de otra manera, llevan trabajando allí toda su vida, al servicio de la anciana propietaria, hija del fundador. Conocen todas las combinaciones de alcohol imaginables y por esta precisa razón se hace absurda una carta. El que sepa que pida y el que no, como un servidor, que se encomiende a las manos expertas. Gracias a esta fe en el barman, descubrí una cosa muy rica: un aperitivo exactamente igual al Bloody Mary, pero con jerez en vez de vodka. Entra como el agua, ya verán.
Un habitual del lugar y viejo conocido de los dueños me confesó un día que cerca del Boadas hay otra coctelería de la misma propiedad, mucho más recoleta y escondida del zarpazo de las masas. Bajo amenaza de muerte me pidió que no divulgara el secreto. Y aunque les de mucha rabia, la verdad, señores, es que ya he olvidado dónde está.

Vale hace unos años era el sitio más posh para la alta alcurnia barcelonesa. Pero ahora, cualquiera puede disfrutar de unos de sus cocktails. La verdad es que nunca he venido a hacer el clásico aperitivo pero algún que otro gin tonic me han servido los chicos de smoking de la barra en noches de fin de semana. Yo no soy de bloody marys pero mis amigos los entendidos dicen que están buenísimos aquí como también los Vodka Collins, y todo lo nuevo que prueban. El lugar lo fundó Miguel Boadas, un catalán nacido en Cuba, que después de trabajar en el Floridita de La Habana, se trajo todo el conocimiento de combinar licores a este pequeño rincón de Las Ramblas.
Siempre está lleno, muchas veces mayoritariamente de guiris, porque aparece en todas las guías habidas y por haber. Los cockteleros muchas veces prefieren ir al Dry Martini, que es más selecto, o pasarse por el nuevo rincón del gin tonic, el Xix, de la calle Rocafort. Por eso de evitar las oladas de guiris… Abre de lunes a sábado desde las 12 hasta las 02.00h de la madrugada. Un amigo mío me ha dicho que la actual dueña, la hija de Miguel Boadas, Maria Dolors, sigue atendiendo a la clientela del lugar.

Qué decir del Boadas. Nuestros abuelos ya iban allí a tomar un cóctel cuándo eran jóvenes. Abrió en 1933, cuando el barrio era un barrio donde desembarcaban los marineros para buscar solaz con ciertas señoritas y ciertos señoritos que fumaban. Bordeando «el xino», entre lo canalla y lo pijo, el Boadas siempre ha estado allí: silencioso, discreto, a media luz. Sus bebidas se disputan el primer lugar del mapa barcelonés y su solera lo avala. Desde sus taburetes, tengo la impresión que Jean Genet está a punto de entrar por la puerta. Hoy, sale en las guías turísticas de la ciudad y, ojo a la paradoja, sigue siendo igual de silencioso, discreto y con la misma media luz. Nadie diría que está en plenas Ramblas.

Schließe mich meinem Vorgänger an. Weltklasse ist genau das richtige Wort. Der Weltklasse– Stil zieht sich durch die Gesamte Bar — von den Drinks über die Bartender bis zur Einrichtung. Unsere Lieblingsbar in BCN. Man fühlt sich in frühere Zeiten zurückversetzt. Die Bartender sehr seriös mit Frack und Fliege. Egal ob Touris mit Flip Flops oder Business people — alle werden gleich behandelt. Die Drinks sind pur und ehrlich. Die Longdrinks werden in schmalen kleinen Gläsern serviert, nicht in den Riesengläsern die wir aus DE kennen. Dafür ist auch mehr Geschmack drinnen. Selbst probiert haben wir: Mojito, Rusty Nail, Gimlet und den Cava. Für uns eine Institution.

Connaissez-​vous des bars qui refusent d’être intégré à des guides touristiques?
Et ben maintenant Oui!!!
Ce bar à cocktails a refusé dans un petit guide français qui je suis certain fait marcher beaucoup d’entre vous…
Les serveurs sont en habit, d’une correction irréprochable et qui en plus de faire de très bons cocktails sont aussi là pour faire la conversation avec les clients.
Une ambiance sympa avec des prix corrects entre 6 et 10EUR le cocktail. Le seul défaut de ce bar est d’être situé en plein Barcelone touristique…

A cozy little bar with great drinks and friendly bartenders. Great for a relaxed night out. Definitely worth a visit!

buenos cócteles y buen ambiente a sólo 50 metros de las Ramblas

Stopped in for a quick drink before going to dinner. Looked like a historic bar, with lots of atmosphere and history. Classic décor.

Es ideal para comer algo o para charlar con los amigos y tomarse un café. ambiente tranquilo y suelen poner los partidos importantes los domingos

Wirklich ein Pflichtbesuch bei einem Aufenthalt in Barcelona.
Das Lokal und dessen Ambiente erzählen Bargeschichte. Die Drinks sind einfach sensationell!

Eine Institution in Barcelona seit 1933!
Unbedingt hingehen

Der Klassiker in Barca! Hier treffen sich auch viele Einheimische nach der Arbeit. Die Kellner erinnern ein wenig an Cocktail — ein erfahrener Theken-​Seelsorger und ein attraktiver Jungspund-​Mixer. Kann den Caipi und den White Russian empfehlen!

Weltklasse-​Bar! Tip: Den Klassiker bestellen: Dry-​Martini

Sympa
Ce bar est tout simplement génial, une ambiance trop cool, tout va ensemble… Je le conseille à tout le monde !!!

Un bar un vrai !
Un bar unique en son genre, avec de vrai barmen de métiers, spécialisés dans les coktails, le mojito y est excellent. La déco colle parfaitement dans l’ambiance qui n’a pas bougé depuis plus de 50 ans. Les prix sont tout à fait abordables pour un bar á cocktails. Bön début de soirée garanti. A deux pas de place Catalunya l’établissement et facile d’accés.

Moijto comme au Floridita à La Havane…
Lieu où le temps semble s’être arrêté… Cocktails préparés par des serveurs en smoking qui semblent être là depuis le début de l’établissement il y a 70 ans… Ambiance «cosy» et sympathique, cocktails des plus réussis (le moijto que l’on m’a préparé était aussi bon que celui dégusté peu avant là où il est né, au Floridita de La Havane…), prix très corrects. Patronne attentive au coin d’un magnifique bar… Seul petit bémol: les toilettes (une seule et commune aux hommes et aux femmes) semble dater de la même époque que l’établissement… Une adresse à né certainement pas rater lorsque l’on est à Barcelone.

La capital del cocktail
Un lugar famoso en el mundo entero por sus cócteles, un lugar histórico, de tradición familiar, que se ha ido ganando su fama y ésta lleva desde la época de los años 30. Bebidas exquisitas y caras.