Bar Resolis

Llevo años viniendo al Resolis! Nunca falla. Lo tiene todo, terracita, personal majete, tapas ricas y elaboradas, buenas cañas y buena zona.
Bar informal modernete donde se come de muerte y a precios asequibles, recomiendo los langostinos en tempura de calamar y la entraña con cebolletas, es lo mas… Yo siempre suelo venir en veranito a la terraza pero dentro para el invierno es muy acogedor. Solemos venir en grupillo pero tmb es ideal para venir en pareja.
100% recomendable por la zona del raval!

No suelo pasear por el Raval pero a veces sin esperarlo te llevas sorpresas que te alegran la noche! por casualidad me tropecé con el Resolís (debo confesar que estaba un poco perdido) y entre a hacer una cañita rápida… bueno… terminé toda la noche allí dentro!
Las tapas están muy buenas y originales, una fusión de comida tradicional española con inspiración oriental, quizás un poco gourmet! buenos vinos y la música era bastante buena… nunca te esperas algo así de un bar que por fuera parece un poco cutre-​bohemio (totalmente raval style)… muy recomendable si estás de ruta por el raval…

Muy buen ambiente. Las tapas estan buenas, especialmente las croquetas. El precio es medio/​alto pero merece la pena. La terraza es de lo mejor, calle tranquila y sin tráfico, ideal para empezar la noche en el raval.

My husband and I decided to check out this bar since it was recommended in the Barcelona Rough Guide and it was OK. It wasn’t great but it wasn’t awful. The service was fine, it is like your typical bar. The tapas was not that great either, we ordered the chicken croquetas and the octopus salad. Chicken croquestas were stuffed with ground chicken and a lot of corn while the octopus salad was very salty with extra vinegar that made it sour and salty at the same time. We had an Amstel beer with a glass of cava. Decent but not awesome place. Also, not in the safest area, watch out for the hoodlums that bump into you and try to pick your pockets.

Cool place good vibe. Service was cool and I had a drink here just to check it out. Nothing to different than the other bars.

Me encanta este bar que me recuerda a los bares parisinos.
Voy muchisimo con una amiga podríamos decir que es casi nuestro bar preferido del barrio.
La comida es un poco cara pero está muy buena.
El ambiente es rollo modernito bohemio y lo que más me gusta es su letrero y estar fuera cuando hace buen tiempo.

Para mí es imposible Ravalejar y no hacer parada en el Resolís, ni que sea para hacer una caña (siempre que haya sitio, claro). Una silla en su terraza en el medio de la Riera Baixa — la calle más intensamente pequeña del barrio– en pleno verano se valora más que te toque el euromilones.
Aunque lo ideal es comer o cenar allá. Su look cutre-​bohemio y ese rollo de bar de barrio pasadísimo de vueltas y dejado de la mano de Dios no hace más que acrecentar el encanto infinito que tiene con sus mesitas de mármol, sus sillas destartaladas y todas cojas, los ventiladores del año de la Quica en verano -¿aire acondicionado? ¿eso qué es? — los rincones y los huecos de madera vieja… auténtico como él solo, el Resolís se resiste a la modas y a modernizarse, aguanta firme en su rollo de bar de barrio y aboga por noquear a la gente por la calidad de su cocina y no por su aspecto.
Las veces que he ido ha sido imposible resistir a llenar el buche allá: empiezas con las bravas — con allioli verde y tomate naturall– y acabas con los montaditos de cerdo, los chorizos, las empanadas argentinas y las quesadillas: a tope.
Miman la materia prima, la presentación y al cliente en general. En un restaurante guachi fashion te soplarían lo que les diera la gana por una cena así, pero el Resolís aguanta como puede la filosofía de barrio y encima tiene unos precios ajustadísimos. FAN.

Acabo de presentarme con Resolís. Estamos haciendo buenas migas porque es un bar que merece la pena ir aunque solo se por echarle un vistazo.
Me llevó una amiga que es del barrio del Raval de toda la vida, y me dijo que Resolís es un clásico.
Es un loca pequeño y bonito, acogedora con un ambiente modernillo y donde se puede disfrutar de un vinito y tapilla.
Estoy deseando pillar la terracita ahora que ya esta apareciendo el buen tiempo. El precio es muy barato y sigue sumando puntos!!!

Siempre que me cito en este clásico para tomar una copa de vino, algo no podrá evitarse: pasarlo bomba!
Se encuentra en una de las calles más retros de la ciudad, y es que Riera Baixa alberga la mayoría de tiendas vintage, pues nuestro compañero se encuentra rodeado de segunda mano y gente guapa. Todo un honor.
Este añejo local puede presumir de estar sólo ante el mundo (es el único bar de la callecita) y superarlo con estilo y personalidad.
Empezarás con una copa y una tímida tapita, acabarás con 2 botellas, extasiado con sus manjares y embelesado con las camareras que se desenvuelven de la barra hacia la cocina como sirenas en el mar.

Una tortilla de patata de altura (consistente, sin ñoñerías) da la bienvenida al comienzo de la barra. Y aunque sea sábado tarde y las intenciones vayan en estado líquido, cierto es que uno se queda con ganas de probarla (o de llevarse el recipiente con el alimento dentro y bendecir a la cocinera a eso de las 7 de la mañana).
Las sillas de madera, los ventiladores, las mesas de mármol y los grandes espejos en las paredes le dan un aspecto de tasca antigua que sigue muy de cerca la tendencia de la zona de Riera Baixa y su ramalazo vintage. El staff atiende agradable y sirve en la mesa. La lluvia de fuera ayuda a que la sensación de sentirse a gusto dentro sea mayor. 2,60 euros por dos cañas y un olor a moderneo que va en aumento a medida que el bar se va llenando.
El clima findesemanero se nota en el ambiente (o puede que sea algo habitual). Dos mujeres bailan sutilmente cerca de la barra, pegadas a sus botellines de cerveza y a ritmo de Amy Winehouse. El maravilloso Back to Black no podía llegar de otra manera: vinilo.
«We oooonly said good-​byeee with words» –entonan alegres las dos mujeres. Y a los que nos damos cita allí se nos escapa una sonrisa divertida que no es más que una ovación por el golpe a esa compostura que los demás aún mantenemos.

Es muy propio del Raval regalarte de vez en cuando estampas de otro tiempo en fachadas y letreros. Lugares que tienen ese imán de lo resistente al paso de décadas. Basta una tipografía determinada de letrero o la geometría de un luminoso para apetecerte lo que sea que ofrecen. Incluso con lo más simple te arreglas para recluirte en tus pensamientos: barra, mesas de mármol, tocadiscos en marcha. A veces, pocas, te entran dudas de si te han visto entrar, pero hasta eso ayuda a la hora de tomarte un respiro en esta vida de prisas.