Si resulta que acabas de asistir a Lisístrata y estás borracha, por una casualidad de éstas de la vida, ustedes ya comprenden, y te metes en un local llamado Ágora, la noche sólo puede ir a mejor.Y ahí estábamos, las de siempre. Chisposas y alegres, entrando entre columnas. Obviamente no nos lo podíamos creer…