No me gustan las peluquerías. Quizás es por los recuerdos de cuando era niño, pero mi cabeza asocia instantáneamente «cortarse el pelo» con aburrimiento, esperas interminable, acabar lleno de pelos que pican, calor, peluqueras que te preguntan por qué aún no tienes novia…Hasta que descubrí la Barbería de Iván…