Barbería de Iván

Soy un gran asiduo de Iván desde que mi barba empezó a crecer y a crecer. Como yo le digo, casi vengo a la barbería más a relajarme que a afeitarme, porque la verdad es que es super atento, majo y un gran profesional. ¡Solo por cómo es él ya merece la pena!
Maneja las técnicas de barbería clásica y moderna (algún día me afeitaré a navaja…), buenos productos (American Crew, lo más de lo más) y los sillones merecen la visita.
Es necesario llamar con antelación.

No me gustan las peluquerías. Quizás es por los recuerdos de cuando era niño, pero mi cabeza asocia instantáneamente «cortarse el pelo» con aburrimiento, esperas interminable, acabar lleno de pelos que pican, calor, peluqueras que te preguntan por qué aún no tienes novia…
Hasta que descubrí la Barbería de Iván. Las barberías, como concepto, son esos cuchitriles roñosos donde un abuelito corta el pelo a los señores del barrio y leen el Marca. Pero la Barbería de Iván es otra cosa.
Un espacio cuidado, con sillas antiguas de barbero y paredes de ladrillo visto, pero sin renunciar la la modernidad. Cortes a navaja, maquinilla y tijeras, afeitados y limpiezas faciales, productos de primera calidad (American Crew) y asesoramiento sincero y personalizado. Y además tienen la revista Esquire. Entrar en la Barbería es sentirte feliz de ser hombre y disfrutar de un espacio exclusivo pensado por y para tí.